Agentes secretos en el golpe del Estado

La participaci¨®n en el 23-F de un grupo operativo del Centro Superior de Informaci¨®n de la Defensa (Cesid) fue camuflada con una fantasmag¨®rica Operaci¨®n M¨ªster, pretendidamente destinada a neutralizar unas escuchas de la CIA a la Zarzuela. Diez a?os despu¨¦s puede afirmarse que una parte del Cesid colabor¨® en la intentona del 23-F, frente a otra parte que se mantuvo leal a la democracia, pero sin medios o sin organizaci¨®n suficiente como para hacer frente, con eficacia, a las tramas que convergieron en el 23-F. En el centro de los dos grupos, una misma persona: el comandante -hoy coronel- Jos¨¦ Luis Cortina Prieto, quien era el jefe de la Agrupaci¨®n de Operaciones y Misiones Especiales (AOME).

A Jos¨¦ Luis Cortina, procesado por el 23-F, no lograron arrancarle ni una contradicci¨®n en el juicio. Como dej¨® escrito Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Prieto en las p¨¢ginas de este peri¨®dico: "Interrogar, aun mediando tortura, al comandante Cortina. tiene que se un sufrimiento superior a las limitadas capacidades humanas de resistencia". Algunos oficiales del Cesid le describen como "el prototipo del oficial de inteligencia, capaz de situarse en dos terrenos al mismo tiempo". Seg¨²n la intoxicaci¨®n difundida en su d¨ªa -que tuvo cierto ¨¦xito, porque fue publicada en alg¨²n medio-, agentes del comandante Cortina estaban dedicados, el 23-F, a averiguar si el Rey se encontraba sometido a vi gilancia electr¨®nica. Para ello dec¨ªan haber usado ese d¨ªa el mate rial de la escuela deI Cesid, cuyas frecuencias no eran normalmente utilizadas en misiones operativas. Ese material de transmisiones era m¨¢s antiguo y de caracter¨ªsticas inferiores al de los n¨²cleos operativos: su alcance se limitaba a "un kil¨®metro para los radiotel¨¦fonos instalados en ve h¨ªculos autom¨®viles" y "200 me tros para los port¨¢tiles de tipo medio", seg¨²n la explicaci¨®n dada por el Cesid al juez instructor de la causa del 23-F y corro borada por los responsables de dicha unidad-escuela.

Naturalmente, no se estaba protegiendo el palacio de La Zarzuela desde la escuela del Cesid. Lo que hicieron tres equipos de la AOME, con los medios de la unidad-escuela, fue coordinar las columnas de guardias civiles que asaltaron el Congreso de los Diputados en la tarde del 23 de febrero de 1981. Para ello recibieron coches dotados con placas de matr¨ªcula falsas, que fue ron destruidas al d¨ªa siguiente de la intentona.

Las ¨®rdenes fueron impartidas, presuntamente, por el capit¨¢n Francisco Garc¨ªa Almenta, jefe de plana mayor de la AOME, la unidad del Cesid dedicada al trabajo de calle: seguimientos, escuchas y red de confidentes. El responsable de la mis ma era el entonces comandante Jos¨¦ Luis Cortina.

El teniente coronel Antonio Tejero necesitaba disponer de un m¨ªnimo sistema de comunicaciones que le permitiera sincronizar la llegada al Congreso de las diversas columnas de guardias civiles. Tejero reclut¨® la mayor parte de sus fuerzas en la Agrupaci¨®n de Tr¨¢fico de la Guardia Civil, pero no pod¨ªa usar sus sistemas de comunicaci¨®n, si no quer¨ªa arriesgarse a ser detectado. Tejero precisaba tambi¨¦n coches con radiotel¨¦fonos para vigilar las rutas de acceso y las inmediaciones del Congreso.

Entrega del material

La soluci¨®n se la dio Vicente G¨®mez Iglesias, capit¨¢n de la Guardia Civil destinado en el Cesid, quien hab¨ªa coincidido con Tejero en el Pa¨ªs Vasco. Este oficial pidi¨® la colaboraci¨®n de su jefe, Jos¨¦ Luis Cortina, al menos tres d¨ªas antes de la intentona, tal y como Tejero y el citado oficial de la Guardia Civil declararon ante el tribunal que les juzg¨®.

La entrega del material se inici¨® a primeras horas del 23 de febrero de 198 1. Los cabos Jos¨¦ Luis Monge y Jos¨¦ Moya recibieron instrucciones, en presencia del sargento Miguel Sales, para recoger un veh¨ªculo dotado de emisor-receptor en la unidad-escuela. Esta unidad recibi¨® una orden, procedente del comandante Cortina, para que entregara hasta tres- veh¨ªculos con radiotel¨¦fonos y otros tantos radiotel¨¦fonos port¨¢tiles de tipo medio.

La escuela del Cesid, mandada por el capit¨¢n Jos¨¦ Ram¨®n Tost¨®n de la Calle, dispon¨ªa de un sistema de transmisiones Independiente, que emit¨ªa en una frecuencia distinta a la de la central del Cesid. Otro oficial del servicio, el capit¨¢n de aviaci¨®n Rafael Rubio Luengo, precisa que los tres veh¨ªculos solicitados, "dos Seat 124 y un Seat 12T', fueron entregados al sargento Miguel Sales, al cabo Monge y al guardia Antonio Logoa.

Horas m¨¢s tarde de efectuadas estas operaciones, el jefe de la AOME, Jos¨¦ Luis Cortina, almorz¨® con los mandos de la unidad-escuela. En el momento de producirse el asalto se encontraba precisamente all¨ª, participando en un curso de formaci¨®n. Mientras tanto, el cabo Monge se encargaba de enlazar con el autob¨²s de los guardias civiles procedentes de Valdemoro, al mando del capit¨¢n Mu?ecas, que deb¨ªan dirigirse al Congreso de los Diputados.

La deficiente calidad del material utilizado y la precipitaci¨®n general de la operaci¨®n provocaron fallos en la m¨ªnima coordinaci¨®n pretendida por Tejero, quien hubo de entrar en el Parlamento con las fuerzas de Tr¨¢fico del capit¨¢n Jos¨¦ Luis Abad, en vez de utilizar las del capit¨¢n Jes¨²s Mu?ecas que, procedentes del sur de Madrid, se retrasaron unos minutos. Esos fallos no pusieron en peligro la acci¨®n de Tejero, quien logr¨® capturar al Gobierno y a los diputados sin oposici¨®n alguna.

Cumplida su peque?a parte en la misi¨®n, Monge volvi¨® a la unidad-escuela y all¨ª explic¨® su intervenci¨®n en los sucesos que acababan de producirse, ante la perplejidad de otros agentes, como Juan Rando Parra.

A lo largo de la tarde del 23 de febrero, Jos¨¦ Luis Cortina mantuvo un comportamiento aparentemente ejemplar. Recibi¨® la orden de desplegar a su unidad para informar de lo que estaba sucediendo y la cumpli¨®, enviando agentes al Congreso y a los puntos claves de la estructura militar en Madrid.

El contragolpe

Algunos de ellos resultaron esenciales: se situaron en los acuartelamientos de la Divisi¨®n Acorazada Brunete e informaron de los preparativos que se llevaban a cabo para la ocupaci¨®n de Madrid, lo cual facilit¨® datos concretos para que el Jefe de Estado Mayor del Ej¨¦rcito, Jos¨¦ Gabeiras, y el capit¨¢n general de la Regi¨®n, Guillermo Quintana, frenaran la salida de fuerzas.

El citado capit¨¢n Rafael Rubio Luengo se qued¨® intranquilo. Tras el 23-F comunic¨® al comandante Cortina la sensaci¨®n en su unidad de- que algunos miembros de la misma hab¨ªan tomado parte en los hechos. Cortina contest¨® que hab¨ªa sido un hecho casual, que les coincidi¨® durante otra misi¨®n y que no vieran fantasmas.