Bombas contra la negociaci¨®n
La pol¨ªtica colombiana frente al narcotr¨¢fico, estancada tras los ¨²ltimos atentados
La explosi¨®n de 150 kilos de dinamita junto a una plaza de toros en Medell¨ªn y el crimen de Fortunato Gaviria han afectado una vez m¨¢s a la pol¨ªtica del Gobierno colombiano frente al narcotr¨¢fico, pese a que ni el atentado, en el que murieron 23 personas, ni el crimen del primo hermano del presidente son obra de los narcotraficantes. A pesar de las cr¨ªticas, el Gobierno ya tiene resultados valiosos: tres de los grandes del cartel de Medell¨ªn, los hermanos Fabio, Jorge Luis y Juan David Ochoa, son hoy reclusos voluntarios de la c¨¢rcel de Itag¨¹¨ª.
La ¨²ltima corrida de la feria de la Candelaria, en la plaza de toros de la Macarena de Medell¨ªn fue un ¨¦xito. A la salida de la plaza el p¨²blico se qued¨® en las inmediaciones para celebrarlo. Pero la explosi¨®n de 150 kilos de dinamita cort¨® de tajo la alegr¨ªa. En medio de los escombros quedaban los cad¨¢veres de 23 personas. Una vez m¨¢s Medell¨ªn repet¨ªa las escenas de desgarro y dolor que durante los ¨²ltimos a?os, como consecuencia de la m¨¢s feroz ofensiva de la narcoviolencia, han atormentado a la ciudad.Al d¨ªa siguiente, los informativos de domingo mostraron al pa¨ªs la imagen tan repetida de los sepelios colectivos, el testimonio de los heridos, que esta vez pasaron de 130, y la incertidumbre de quienes quedaron inv¨¢lidos.
No fue la ¨²nica noticia triste de ese d¨ªa. La pantalla mostr¨® en primer plano el rostro acongojado del presidente de la Rep¨²blica, C¨¦sar Gaviria, esforz¨¢ndose por impedir que las l¨¢grimas rodaran por sus mejillas durante el sepelio de su primo hermano Fortunato Gaviria.
El s¨¢bado por la ma?ana, d¨ªa 16 de febrero, el cuerpo sin vida de este hombre de 38 a?os, padre de tres hijos, fue encontrado sepultado en una finca de su propiedad. En ese mismo lugar hab¨ªa sido secuestrado pocos d¨ªas antes.
Delincuentes comunes
En lo primero que pensaron muchos al conocer estos dos hechos de barbarie fue en el narcoterrorismo. En el caso del primo del presidente f¨¢cilmente se hubiera podido creer que era uno m¨¢s de la ya larga lista de personalidades secuestradas por los extraditables. Poco tiempo despu¨¦s se supo que los asesinos eran delincuentes comunes.La bomba de Medell¨ªn cre¨® a¨²n m¨¢s confusi¨®n. Parec¨ªa una fiel copia del casi medio centenar de atentados con dinamita sufridos ya por esta ciudad a causa de la narcoviolencia. Pero los extraditables, s¨®lo dos d¨ªas antes, en un comunicado en el que aseguraron no tener en su poder al primo del presidente, reafirmaban su decisi¨®n de mantener la tregua."Fueron sicarios, de los que trabajan para el cartel de la droga, que en esta oportunidad no cumpl¨ªan ¨®rdenes de sus jefes", afirmaron las autoridades tras las primeras investigaciones. Otros dicen que puede tratarse de una venganza contra la polic¨ªa (en el atentado murieron nueve agentes) por las m¨¢s de 10 matanzas que se han realizado este a?o en las comunas populares de Medell¨ªn, en las que han sido asesinados 56 j¨®venes entre los 15 y los 22 a?os.
A pesar de que la mano de Pablo Escobar, jefe del cartel de Medell¨ªn, seg¨²n las mismas investigaciones oficiales, parece estar lejos de estos hechos, la bomba y el crimen de Fortunato Gavirla fueron utilizados para reforzar los argumentos de quienes acusan al presidente de haber concedido demasiado a los narcoterroristas. El Gobierno ofrece la garant¨ªa de la no extradici¨®n y la rebaja de penas a quienes se entreguen voluntariamente.
No han sido los anteriores los ¨²nicos estancamientos que en el ¨²ltimo mes ha sufrido esta pol¨ªtica. El 24 de enero, en confusos hechos que son investigados por la fiscal¨ªa, muri¨® la directora de la revista Hoy por Hoy, Diana Turbay, hija del ex presidente Julio C¨¦sar Turbay. Ella formaba parte de un grupo de periodistas retenidos por los extraditables desde agosto del a?o pasado. La polic¨ªa insiste en su versi¨®n: iban tras Pablo Escobar, y los secuestradores, al verse acorralados, asesinaron a Diana. Sin embargo, el operativo, seg¨²n las investigaciones, estuvo plagado de irregularidades.
Cuatro d¨ªas despu¨¦s se conoci¨® el asesinato, por parte de los extraditables, de otra de sus secuestradas: Marina Montoya, de 63 a?os, hermana del secretario de la presidencia del Gobierno de Virgillo Barco. El brazo armado del cartel de Medell¨ªn reivindic¨® el crimen. Afirmaron que hab¨ªan ordenado la ejecuci¨®n como respuesta a la violaci¨®n de sus derechos. A los dos d¨ªas del sepelio de esta abuela que se dedicaba a administrar un restaurante en Bogot¨¢, el Gobierno decret¨® nuevas concesiones a los narcos: los beneficios de no extradici¨®n y la rebaja de penas se ampliar¨¢n para los delitos cometidos hasta el mismo d¨ªa en que el narcotraficante decida entregarse. El Ejecutivo tambi¨¦n reiter¨® la aplicaci¨®n de la mano dura: "Continuar¨¢n los operaciones para capturar a quienes no se sometan a la ley".Los enemigos de la pol¨ªtica del presidente Gaviria, frente al narcotr¨¢fico no s¨®lo est¨¢n en Colombia, sino en Estados Unidos, el mayor consumidor de coca¨ªna del mundo. Hace pocos d¨ªas, el editorial del Aliami Herald pidi¨® al presidente colombiano mayor firmeza contra los traficantes y calific¨® su estrategia de confusa y vacilante.
Pero a pesar de losataques, el Gobierno ya tiene resultados valiosos que mostrar: tres de los grandes del cartel de Medellin, los hermanos Fabio, Jorge Luis y Juan David Ochoa son hoy reclusos voluntarios de la c¨¢rcel de Itag¨¹¨ª.
El indulto
Y han sido tan fuertes los rumores sobre la entrega del temido Pablo Escobar, que m¨¢s de una vez periodistas de las cadenas americanas han llegado con sus c¨¢maras con lentes infrarrojos de largo alcance para caritar el momento de la entrega del narcotraficante m¨¢s poderoso del mundo.Sin embargo, la semana pasada un informe period¨ªstico basado en fuentes de intetIgencia del Estado aseguraba que el jefe de la mafia no est¨¢ dispuesto por ahora a entregarse. Dicen que Pablo Escobar est¨¢ esperando que la Asamblea Nacional Constituyente abra el camino al indulto para los narcotraficantes.
Al d¨ªa siguiente de esta propuesta estallaron dos petardos en el techo del recinto de la Asamblea Constituyente. Como ocurre con frecuencia, no se supo ni qui¨¦nes ni por qu¨¦ los pusieron. Y como en este pa¨ªs muchos imponen su pensamiento a trav¨¦s de la violencia, no ser¨ªa descabellado pensar que, de la misma manera como los narcotraficantes han intentado impedir la aplicaci¨®n del tratado de extradici¨®n, los amigos de este castigo tambi¨¦n podr¨ªan estar intentando imponer su verdad a trav¨¦s de la violencia.
Enderezar a Colombia no parece tarea f¨¢cil. Es m¨¢s; ni aun en el caso de llegar a concretar la paz con los jefes de los focos mayores de violencia, el narcotr¨¢fico y la guerrilla, se acabar¨¢ el derramamiento de sangre. Existen tantos cabos sueltos, muchos de ellos que act¨²an ¨²nicamente por el deseo de venganza, que pasar¨¢n generaciones antes de dominarlos.
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