El sistema y la realidad
Considera el articulista que cuando parec¨ªa que Andaluc¨ªa se encaminaba hacia cotas de bienestar, y cuando el campo andaluz aparentaba tranquilidad, surgen una serie de acontecimientos que ponen de relieve los problemas irresueltos.
"El fraude del PER", "las peon¨¢s falsas", "la corrupci¨®n de algunos que explican ciertos silencios", "el voto cautivo"... son, entre otras, frases que se oyen a un lado y otro de Despe?aperros. All¨ª, adem¨¢s, con el a?adido de vagancia, picaresca y otras cosas que, tambi¨¦n una vez m¨¢s, establecen generalizaciones y algunas apreciaciones err¨®neas.Hay que empezar distinguiendo el subsidio agrario del Plan de Empleo Rural (PER); El primero es una ayuda econ¨®mica a los parados de un colectivo, y es una medida equivalente a otros sectores. Esto es, se trata de 1.480 pesetas al d¨ªa por un tiempo m¨¢ximo de nueve meses cuando se acrediten 60 jornadas de trabajo en el campo. Por tanto, es un derecho de los trabajadores y su instauraci¨®n supuso la no discriminaci¨®n de los jornaleros respecto a otros asalariados.
Ante la situaci¨®n de paro, que exige esas subvenciones para malvivir, la soluci¨®n, evidente aunque no f¨¢cil, es la creaci¨®n de empleo estable. Y aqu¨ª hay que recordar que Andaluc¨ªa en general, y su campo en particular, padecen situaciones cr¨®nicas que no generan puestos de trabajo y que originan p¨¦rdidas de beneficios. Parece que no est¨¢ de moda hablar de la dependencia, pero ah¨ª radica una parte del mal; la mayor¨ªa de los recursos (inclu¨ªdos los agrarios) se elaboran fuera, y las redes de comercializaci¨®n no est¨¢n en manos de andaluces, con lo que perdemos dos importantes ramas de generaci¨®n de empleo. La otra, la producci¨®n, est¨¢ dentro (no puede ser de otra forma), pero la desigual distribuci¨®n de la propiedad no reparte adecuadamente los beneficios.
Es indudable que el disponer de autonom¨ªa ha beneficiado algo la situaci¨®n econ¨®mica, aunque no se est¨¢ obteniendo todo lo que podr¨ªa dar de s¨ª nuestro estatuto, pero es necesario tomar medidas que creen puestos de trabajo. Mientras tanto, es menester mantener el subsidio agrario, pero podando algunas deficiencias y corrupciones.
En primer lugar, si se demuestra que en determinadas comarcas no es posible conseguir (porque el campo no las proporcione) un cierto n¨²mero de peonadas para obtener el subsidio, antes de ser c¨®mplices de fraudes obligados para los que necesitan esa ayuda mejor ser¨¢ adaptar el sistema a la realidad.
Peores convenios
En segundo lugar, habr¨ªa que evitar que el sistema repercutiese en un mayor poder de la patronal, porque, al depender de ella el jornalero para las firmas, prescinde a veces de derechos. En este contexto pueden insertarse las huelgas de olivareros, ya que, ligados a la supeditaci¨®n mencionada, los convenios del campo son ¨²ltimamente peores en el sector agrario que en otros, lo que, unido a la progresiva mecanizaci¨®n de las faenas olivareras, explican los ¨²ltimos acontecimientos.
En tercer lugar, y siguiendo con lo del subsidio, hacer lo necesario para que no puedan darse las firmas mutuas entre, propietarios, que subsidien a personas que nunca hayan trabajado en el campo (no parece real que en los ¨²ltimos 12 a?os haya habido un aumento de unos 150.000 jornaleros en Andaluc¨ªa).
La creaci¨®n de agroindustrias y el control de los canales de comercializaci¨®n podr¨ªan dar empleo a esas y otras personas y permitir¨ªa que algunos trabajadores procedentes de otros sectores y refugiados (casi siempre por necesidad) en el desempleo agrario encontrasen trabajo. En todo caso, con salarios muy superiores a las 1.000 pesetas diarias, a veces fruto de la indignidad. Y en conjunto, el aumento de la renta en nuestra comunidad repercutir¨ªa en todos los sectores.
Y ahora dediquemos la atenci¨®n al PER, o Plan de Empleo Rural. Se trata de unas inversiones, realizadas fundamentalmente por los Ayuntamientos, que persiguen, en principio, mejorar el mundo rural, especialmente en las infraestructuras, y posibilitar el empleo. Dos cosas que precisan comentarios.
Primero, gran parte de esas inversiones ha cumplido su cometido y muchos pueblos andaluces han mejorado notablemente (pavimentaci¨®n de calles, alcantarillados, aguas potables, instalaciones deportivas...), pero se hace necesario, adem¨¢s de controlar lo que puede desembocar en desv¨ªo de dinero, emplear ahora ya en otras obras que generen puestos de trabajo directa e indirectamente. Es decir, repoblaciones y actuaciones forestales, infraestructuras industriales, admisi¨®n de proyectos de colectivos o cooperativas que desarrollen peque?as y medianas empresas, etc¨¦tera. Y, sobre todo, liberar a los alcaldes de la funci¨®n de patronos para evitar la confusi¨®n entre lo que es un sistema con un partido o una persona.
A este respecto, no se puede dudar de que el partido mayoritario se ve beneficiado electoralmente, pues, junto a otros estudios existentes, puedo aportar hoy lo siguiente: en 1982, el porcentaje de voto al PSOE era mayor en los municipios de m¨¢s de 20.000 habitantes, mientras que en 1990, justamente al rev¨¦s, con una ganancia de nueve puntos.
La segunda cara del PER es que sus jornadas sirven para completar las el n¨²mero necesario de peon¨¢s a fin de obtener el subsidio. Entonces puede plantearse qu¨¦ ocurre si hay discordancia entre los presupuestos del PER y la demanda. Descontadas las situaciones de los que figuren como trabajadores rurales sin serlo, y mientras no se, cree trabajo estable, qu¨¦ es preferible, ?dejar abandonados a, los realmente necesitados o colaborar para que cobren el subsidio?
Aumentar las inversiones
Lo mejor ser¨ªa aumentar las inversiones de empleo rural, pero enlaz¨¢ndolo con la creaci¨®n de trabajo estable de la forma apuntada antes, a fin de conseguir la soluci¨®n al plazo corto y medio. Para ello, ser¨ªa imprescindible que la gesti¨®n del PER se transfiriese a la comunidad aut¨®noma para que hubiese una adecuaci¨®n entre los planes de desarrollo y otras medidas (agrarias, forestales, etc¨¦tera) y esa nueva orientaci¨®n del Plan de Empleo Rural.
Con estas propuestas quiz¨¢s se consiga: 1. Un mejor uso de las inversiones p¨²blicas. 2. El desarrollo del campo andaluz. 3. Evitar lo que pudiera desembocar en el conformismo, pues, aunque haya familias que reciban m¨¢s de un subsidio, la mayor¨ªa s¨®lo se corresponde con el cabeza y, en cualquier caso, multipl¨ªquese 2, 3, o hasta 4 si se quiere, por unas 30.000 pesetas durante un m¨¢ximo de nueve meses y obtenemos en el mejor de los casos unas entradas inferiores a 100.000 pesetas mensuales. Otra cosa ser¨ªa el c¨¢lculo de asignaciones a quienes tienen sustanciosos ingresos. 4. Superar las tentaciones de corrupci¨®n y de malvivir subsidiados con el mantenimiento (o recuperaci¨®n en algunos casos) de la dignidad. 5. De igual forma, de la identidad, porque ?qu¨¦ es un trabajador sin trabajo?
Y para terminar, transcribo un texto escrito como resumen de un art¨ªculo m¨ªo en marzo de 1982, cuando iba a cambiarse el sistema del Empleo Comunitario por el actual, porque revela hasta qu¨¦ punto estamos en el mismo sitio: "En estos momentos en que se trata la sustituci¨®n del Empleo Comunitario por algo que parece mantener la misma filosof¨ªa, es necesario reflexionar sobre algunos temas. Andaluc¨ªa tiene unas estructuras socioecon¨®micas indicadoras de subdesarrollo y dependencia... El paro en general, y el agrario en particular, son una manifestaci¨®n, y muy grave, de esta situaci¨®n cr¨®nica y en gran parte estructural. Medidas de tipo coyuntural son necesarias, pero sin perder de vista cu¨¢les son las verdaderas causas y, por tanto, qu¨¦ soluciones a medio y largo plazo conviene arbitrar.
Habr¨ªa que situar, por tanto, el an¨¢lisis en otros aspectos: uno, soluciones a los problemas de fondo; dos, medidas inmediatas que aseguren la supervivencia, y tres, que estas ¨²ltimas se contemplen en las primeras. Esto es, las medidas inmediatas no tienen por qu¨¦ ser algo separado de las soluciones de fondo, sino que deben ser avances y partes de aqu¨¦llas. Hasta ahora no ha sido as¨ª por la sencilla raz¨®n de la inexistencia de las primeras y por eso las segundas (el Empleo Comunitario y probablemente cualquier sustituci¨®n que no considere el fondo del asunto) no conducen a nada. O, mejor dicho, a tres funestas consecuencias: econ¨®micas, sociales y ¨¦ticas".
es dirigente de la Asociaci¨®n Ecologista Pacifista Gaditana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.