?D¨®nde est¨¢ la solidaridad ¨¢rabe?
Una vez que la fase decisiva de la guerra del Golfo ha comenzado, ?d¨®nde est¨¢n los ¨¢rabes?, ?d¨®nde est¨¢ la solidaridad que los gobernantes iraqu¨ªes tantas veces han pedido y algunos dirigentes ¨¢rabes tantas veces han ofrecido desde el comienzo del conflicto? Estas preguntas buscan hoy respuesta en una Jordania dominada por un sentimiento de impotencia.
Jordania ha reclutado decenas de miles de hombres en un ej¨¦rcito popular, que incluso ha recibido entrenamiento militar para defender el pa¨ªs y, eventualmente, para acudir en ayuda del amigo atacado. Pero, a la hora de la verdad, ninguna medida efectiva ha sido tomada por ning¨²n Gobierno ¨¢rabe en auxilio de Irak.
"El rey Hussein no permitir¨¢ bajo ninguna circunstancia abrir su frontera para que tropas voluntarias acudan a pelear junto a los iraqu¨ªes", opina un diplom¨¢tico occidental con varios a?os de experiencia en Oriente Pr¨®ximo.
Incluso las manifestaciones -de aqu¨ª, de los Estados del Magreb y de otros pa¨ªses ¨¢rabes- han perdido el entusiasmo inicial, moralmente debilitadas por las noticias sobre el avance de las tropas de la coalici¨®n antiiraqu¨ª. Cuando el traductor palestino de este diario, veterano de la guerra de L¨ªbano, escuchaba ayer una declaraci¨®n del l¨ªder libio, Muammar el Gadafi, denunciando en t¨¦rminos l¨ªricamente rotundos la ofensiva terrestre, apag¨® la televisi¨®n y aleg¨® un sencillo: "?Vete a la mierda!".
Los ¨¢rabes que escupen violencia sobre las c¨¢maras de los reporteros se refugian en la religi¨®n para argumentar que "la victoria estar¨¢ del lado de quienes defienden la raz¨®n". Los palestinos, cuyos dirigentes negaron ayuda a Sadam Husein "porque no la necesitaba,", empiezan hoy a pensar en cu¨¢ntas posibilidades habr¨¢ de convocar una conferencia intei-nacional sobre Oriente Pr¨®ximo tras la guerra.
Los m¨¢s radicales, dirigentes de grupos isl¨¢micos, anuncian que la venganza "contra el infiel" llegar¨¢ en alg¨²n momento. Pero, aunque el escepticismo es un concepto extra?o a estas tierras, muchos ¨¢rabes se confiesan hoy en Amm¨¢n maestros de un solo arte: el de la lamentaci¨®n.
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