Detener la guerra
EN LA ma?ana de ayer, Sadam Husein orden¨® a su Ej¨¦rcito que se retirara del Kuwait ocupado. Su decisi¨®n pone sobre el tapete la cuesti¨®n de cu¨¢les son las verdaderas actitudes con las que cada uno de los bandos est¨¢ jugando: la coalici¨®n internacional que le ha derrotado, ?pretende el desalojo de Kuwait como expresan las resoluciones de la ONU, o, m¨¢s extensamente, la rendici¨®n incondicional, la capitulaci¨®n y el fin del r¨¦gimen de Sadam Husein? ?ste, ?est¨¢ retir¨¢ndose definitivamente de Kuwait y poniendo conclusi¨®n a su aventura expansionista -como indica la URSS- o iniciando simplemente un movimiento de repliegue t¨¢ctico, como afirma el presidente Bush? Las preguntas surgen en cadena: ?se detendr¨¢ la coalici¨®n en la frontera irako-kuwalt¨ª, perseguir¨¢ a las fuerzas de Sadam hasta Bagdad o las encerrar¨¢ en una gran bolsa en torno a Basora para desarmarlas y terminar con su fortaleza?Dicho con otras palabras, las preguntas giran en tomo a si la voluntad de quienes han actuado bajo los auspicios de la ONU es ahora liberar. Kuwait o han dado un paso adelante y han decidido tambi¨¦n acabar con la dictadura de Sadam. ?sta es la disyuntiva de fondo que late durante los ¨²ltimos d¨ªas bajo el conflicto. Su contestaci¨®n necesita de las explicaciones de los Gobiernos coligados a sus respectivas opiniones p¨²blicas, puesto que no es misi¨®n de la ONU -nunca lo ha sido- interferirse en asuntos internos de las naciones, por m¨¢s condenables que sean las dictaduras.
La coalici¨®n liderada por Estados Unidos ha dado una respuesta escueta al envite lanzado por Irak. A la orden de retirada de Sadam Husein (completada por una arenga en la que el l¨ªder iraqu¨ª afirmaba su victoria moral y aseguraba que se iba, pero que volver¨ªa triunfador) contest¨® el presidente Bush asegurando que la guerra contin¨²a. Esta declaraci¨®n aclaraba inicialmente las dudas sobre las intenciones de EE UU: no pensaba limitar el objetivo de la acci¨®n terrestre a la liberaci¨®n de Kuwait; las fuerzas contrarias a Sadam, por el contrario, consideran necesario acabar con la fuerza militar de Bagdad, a la que califican como principal amenaza contra la paz, presente o futura.
La actuaci¨®n de Sadam. Husein refuerza los problemas pendientes despu¨¦s de haberse conseguido el primer objetivo (la evacuaci¨®n de Kuwait): destrucci¨®n de la capital del emirato, incendio de pozos petrol¨ªferos, cr¨ªmenes de guerra, violencia iraqu¨ª indiscriminada, promesa de regresar a la primera oportunidad. Y los agrava sobre todo su claro prop¨®sito de recuperar sin m¨¢s su poder militar para as¨ª poderlo usar en mejor ocasi¨®n. Una mayor flexibilidad del dictador iraqu¨ª hubiera ahorrado a su pueblo muchos sufrimientos. Estremece la crueldad de quien prefiere ordenar una retirada de sus soldados sin previo alto el fuego, es decir, bajo el fuego contrario, antes que sacrificar parte de su falsa aureola de resistente que "no obedece los ultimatos".
Pero la coalici¨®n aliada, por defender valores democr¨¢ticos y un orden jur¨ªdico internacional, no debe olvidar su propia legitimidad. Desde esa ¨®ptica hay que considerar el cumplimiento de lo que la resoluci¨®n 678 de la ONU llama "aplicar la resoluci¨®n 660 del Consejo de Seguridad y todas las resoluciones pertinentes posteriores". Ello implica el an¨¢lisis de en qu¨¦ momento y con qu¨¦ objeto fue tomada cada una de ellas. Unas son completamente actuales: garant¨ªas para la seguridad en la zona y renuncia de Irak al uso de la fuerza en sus reivindicaciones hist¨®ricas. Otras agotan su vigencia al comp¨¢s de su aplicaci¨®n: la liberaci¨®n de los prisioneros, la salvaci¨®n del registro civil kuwait¨ª o la propia evacuaci¨®n de Kuwait en cuanto est¨¦ culminada. Finalmente est¨¢n las que se refieren a reparaciones y sanciones, el embargo y el bloqueo, que habr¨¢n de ser consideradas a la luz de los valores inspiradores del derecho en las democracias -no causar un mal superior al que se quiere evitar- y de la coyuntura pol¨ªtica del debilitado r¨¦gimen pol¨ªtico de Sadam. Husein.
?Debe la coalici¨®n desbordar su propio marco y derrocar directamente al dictador iraqui, con los costes humanos que ello podr¨ªa comportar? M¨¢s bien conviene, desde el punto de vista de la estabilidad del Oriente Pr¨®ximo a medio plazo, dejar esta honorable tarea para su pueblo, bajo la presi¨®n de sus vecinos. Es preciso que en este ejercicio de retirada que tanto se parece a uno de rendici¨®n incondicional, la coalici¨®n haga gala del sentido humanitario y de la mesura que debe distinguirla.
Poco a poco, la ONU intenta retomar el liderazgo que no debi¨® perder. El Consejo de Seguridad debe ser llamado a administrar el fin de la guerra. La paz, cuanto antes.
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