Reconstrucci¨®n y reactivaci¨®n econ¨®mica
Con 300 de los 950 pozos de petr¨®leo kuwalt¨ªes ardiendo, las instalaciones de refino, de producci¨®n de gas, de almacenamiento y terminales marinas fuertemente da?adas, y con la capital pr¨¢cticamente devastada y saqueada, el Gobierno de Kuwait tendr¨¢ que invertir cerca de 100.000 millones de d¨®lares, a lo largo de los pr¨®ximos dos o tres a?os, en reconstruir, y probablemente mejorar, todo lo que ha sido destruido y saqueado. Se trata de una cantidad colosal, pues como recordaba recientemente el Herald Tribune, el Plan Marshall, que ayud¨® tan eficazmente a la reconstrucci¨®n de la Europa de la posguerra entre 1948 y 1952, tuvo un coste en d¨®lares de 1990 de 70.000 millones, cifra inferior a lo que ahora se contempla s¨®lo para Kuwait, y que adem¨¢s ser¨¢ realizada en un periodo de tiempo m¨¢s corto.Y el problema de Irak es todav¨ªa mucho mayor. Declaraciones oficiales valoraban hace unos d¨ªas en 200.000 millones de d¨®lares los da?os producidos por la aviaci¨®n aliada: campos de petr¨®leo, refiner¨ªas, instalaciones industriales, puertos, carreteras, aeropuertos, depuradoras, centrales el¨¦ctricas, sistemas de comunicaciones, redes de suministro de agua y un largo n¨²mero de etc¨¦teras, todo pr¨¢cticamente arrasado, hacen que la cifra mencionada parezca baja.
Frente a este programa de destrucci¨®n y devastaci¨®n existe un hecho econ¨®mico esencial, y es que ambos pa¨ªses, Kuwait e Irak, son suficientemente ricos para afrontar la reconstrucci¨®n. En el caso de Kuwait, con los fondos disponibles en el exterior y su producci¨®n petrol¨ªfera como garant¨ªa, la financiaci¨®n de tan colosal esfuerzo inversor no supondr¨¢ un gran problema, y en todo caso los kuwalt¨ªes pueden manejarlo perfectamente solos, recurriendo a los mercados financieros internacionales en la medida que lo consideren necesario, pero poco m¨¢s.
El caso de Irak se presenta mucho m¨¢s complicado. El pa¨ªs est¨¢ en bancarrota, con una deuda externa que antes del pasado 2 de agosto ascend¨ªa a 70.000 u 80.000 millones de d¨®lares, y con una carencia, despu¨¦s de m¨¢s de siete meses de embargo, de casi todo. Frente a esta situaci¨®n ca¨®tica, Irak es un pa¨ªs con unas riquezas enormes (posee las segundas reservas de petr¨®leo del mundo, ¨²nicamente superadas por Arabia Saud¨ª, una agricultura pr¨®spera y s¨®lo 17 millones de habitantes) y una poblaci¨®n capaz y trabajadora. El que esta riqueza y capacidad humana hayan sido empleadas en los ¨²ltimos 15 a?os en dotarlo de una maquinaria b¨¦lica tan formidable como in¨²til en vez de emplearse a fondo en el desarrollo del pa¨ªs es algo que no debe hacernos perder de vista el enorme potencial econ¨®mico y humano de este pa¨ªs.
En un cierto sentido, y salvando las distancias, la situaci¨®n del Irak de la posguerra se parece en algunas cuestiones esenciales a la de Alemania o Jap¨®n al final de la II Guerra Mundial: destrucci¨®n masiva de su infraestructura civil e industrial, ruina econ¨®mica, fuerte deuda exterior, pero con un potencial enorme para superar el caos actual. Irak necesitar¨¢ b¨¢sicamente tres cosas para poner en marcha su reconstrucci¨®n y salir adelante con ¨¦xito: un Gobierno internacionalmente aceptado y con garant¨ªas de seriedad y estabilidad, olvidarse de reconstruir un aparato b¨¦lico en los pr¨®ximos 50 a?os y una ayuda masiva del exterior para poner en marcha el proceso. Con ello, las enormes riquezas intr¨ªnsecas del pa¨ªs pondr¨ªan en marcha un proceso de crecimiento que deber¨ªa convertir a Irak en menos de 10 a?os en uno de los pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros de todo Oriente Pr¨®ximo
Un error que ser¨ªa grav¨ªsimo y que esperemos r¨ªo se cometa ser¨ªa obligar a Irak a pagar reparaciones de guerra. Estar¨ªamos entonces en una situaci¨®n similar a la produc¨ªda al final de la I Guerra Mundial, cuando las reparaciones exigidas a Alemania fueron desastrosas tatitoecon¨®mica como pol¨ªticamente, como ya Keynes se?alar¨ªa sin resultados durante las negociaciones de paz de Versalles. Irak puede salir adelante, pero necesita ayuda m¨¢xima, como la necesitaron Alemania y Jap¨®n a finales de los cuarenta; si no la recibe no s¨®lo no se recuperar¨¢ sino que el resentimiento que ello generar¨¢ har¨¢ mucho m¨¢s dificil a¨²n la ya dificil¨ªsima tarea de estabilizar esta regi¨®n.
Kuwait, que no tiene este tipo de l¨ªmitaciones, ha dado ya los primeros pasos y son numerosos los contratos que est¨¢ realizando o a punto de realizar. El primero ha sido con el Cuerpo de Ingenieros del Ej¨¦rcito norteamericano, por un total de 45 millones de d¨®lares, para los primeros 90 d¨ªas de operaciones de limpieza de escombros, retiradas de minas, etc¨¦tera. Raytheon, la empresa fabricante de los famosos misiles antimisiles Patriot (algo que todos los pa¨ªses van a querer tener en muy breve plazo), ha recibido el en
cargo de poner en servicio el aeropuerto internacional de Kuwait (balizas, comunicaciones, sistema de aproximaci¨®n, control de tierra, etc¨¦tera).
Apagar los pozos petrol¨ªferos incendiados ser¨¢ una labor prioritaria. Este es un trabajo complejo y altamente especializado, y en el supuesto de que todo el sistema de v¨¢lvulas de corte del flujo haya sido destruido, eso es algo en lo que se tardar¨¢ entre seis meses y dos a?os. S¨®lo unas pocas empresas son capaces de realizar este trabajo (Schlumberger Ltd., Parker Drilling Co., Dresser y pocas m¨¢s), y la t¨¢rea es tan enorme que parece l¨®gico que todas sean contratadas, en una actividad que va a costar varios miles de millones de d¨®lares.
Las grandes empresas contratistas de ingenier¨ªa civil y petrolera como Bechtel, Kellog y otras muchas, entre ellas varias espa?olas, como Agrom¨¢n Dragados, Huarte, etc¨¦tera, que han trabajado en el pasado en estos pa¨ªses, tendr¨¢n sin duda mucho que decir. Es evidente, en todo caso, que los norteamericanos se van a llevar la parte del le¨®n en la reconstrucci¨®n de Kuwait, pero no tendr¨ªan que llevarse todo (un primer enfrentamiento serio se ha producido ya entre contratistas brit¨¢nicos y el Cuerpo de Ingenieros del Ej¨¦rcito de EE UU). En el caso de Irak, la situaci¨®n puede ser, sin embargo, diferente.
En todo caso, lo que s¨ª parece obvio es que el fulgurante ¨¦xito con el que se ha desarrollado la guerra va a dar pie a una ola de optimismo que afectar¨¢ tanto al consumo como a la inversi¨®n, del que ya las bolsas de valores se hab¨ªan hecho eco desde el primer d¨ªa de la guerra, donde a pesar de los graves problemas econ¨®micos subyacentes las bolsas han cre¨ª do mucho m¨¢s en una recuperaci¨®n econ¨®mica posb¨¦lica que en la realidad del d¨ªa a d¨ªa. El propio Alan Greenspan, presidente del Federal Reserve Board y persona extremadamente prudente y comedida, se?alaba la pasada semana, despu¨¦s de enumerar todas las posibles causas que pod¨ªan hacer la recesi¨®n m¨¢s larga y m¨¢s profunda, que hoy las perspectivas de una r¨¢pida recuperaci¨®n son "realmente buenas". De hecho ligaba la recuperaci¨®n a una r¨¢pida conclusi¨®n de la guerra, cosa que parece confirmarse en los t¨¦rminos m¨¢s optimistas.
En definitiva existen a mi juicio tres factores claves, que deben facilitar la recuperaci¨®n de las econom¨ªas: el pr¨ªmere es psicol¨®gico, pero esencial. El optimismo, cuando no euforia, que ha desatado el desarrollo de la guerra en el ciudadano medio de los grandes pa¨ªses industrializados se va a traducir en una reactivaci¨®n de la demanda primero y de la inversi¨®n despu¨¦s. El segundo son las necesidades objetivas de reconstrucci¨®n. Una cifra cuatro veces el Plan Marshall es algo muy serio para la econom¨ªa mundial y para el mundo industrializado en particular, y un motor gigantesco de la reactivaci¨®n; finalmente, un petr¨®leo a 15 d¨®lares el barril o menos, que es el precio en el que deber¨ªa situarse despu¨¦s de la guerra si la oferta no se manipula, es un acicate enorme al crecimiento. En este nuevo contexto de cambio dr¨¢stico de expectativas, los responsables econ¨®micos del mundo m¨¢s desarrollado no deber¨ªan encontrar demasiadas dificultades para encaminar a sus pa¨ªses por la senda de la reactivaci¨®n y el crecimiento durante los pr¨®ximos dos o tres a?os.
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