Madrid, continuismo o renovaci¨®n
Analiza el autor lo que considera "la falta de culminaci¨®n del proceso auton¨®mico madrile?o", carencia que impide "la deseable eficacia en la gesti¨®n, en ¨¢reas tan importantes como son la sanidad, la educaci¨®n y las relaciones laborales".
Toda insistencia sobre la singular importancia de las elecciones del pr¨®ximo 26 de mayo en la Comunidad de Madrid resulta obvia. El car¨¢cter emblem¨¢tico de nuestra regi¨®n aporta a los comicios madrile?os una significaci¨®n especial, y de las urnas de mayo habr¨¢ de salir el dise?o que tendr¨¢ nuestra autonom¨ªa en los cuatro a?os siguientes, y, en definitiva, una apuesta por la continuidad o por el cambio.?Qu¨¦ es la Comunidad de Madrid? Esta pregunta a¨²n no ha sido respondida rigurosa y satisfactoriamente por muchos de nuestros conciudadanos, y no por falta de informaci¨®n suficiente las m¨¢s de las veces, sino porque su gesti¨®n, sus servicios, aquello que supondr¨ªa su raz¨®n de ser, no ha llegado cumplida y eficazmente al centro de sus problemas. La Comunidad de Madrid, en sus ocho a?os de andadura, ha conseguido recorrer un cierto camino, y no menor, pero no al ritmo conveniente ni en la direcci¨®n correcta.
Nuestra autonom¨ªa no tiene tradici¨®n como tal, ni ese tir¨®n sentimental que se da en otras regiones y que com¨²nmente se enraiza en las costumbres o en la lengua. La autonom¨ªa de Madrid, dentro del Estado dise?ado por la Constituci¨®n de 1978, encuentra su justificaci¨®n de existencia en su servicio al ciudadano, en la cercan¨ªa de administrado y administrador, en la eficacia de su gesti¨®n. En la medida en que este servicio, esta cercan¨ªa y esta gesti¨®n sean juzgados positivamente por los madrile?os, nuestra Comunidad encontrar¨¢ su carta de naturaleza, su virtualidad.
Autonom¨ªa inclonclusa
En una reflexi¨®n, por somera que sea, sobre la realidad de Madrid, lo primero que aparecer¨¢ ante el observador habr¨¢ de ser la falta de culminaci¨®n del proceso auton¨®mico madrile?o, y esta carencia imposibilita de plano la prestaci¨®n de ese servicio, la concreci¨®n de esa cercan¨ªa al administrado, y la consecuci¨®n de la deseable eficacia en la gesti¨®n, en ¨¢reas tan importantes como son la sanidad, la educaci¨®n y las relaciones laborales. Desde la primera legislatura, la Asamblea de Madrid mostr¨® su decidida voluntad de que la Comunidad consiguiese las competencias en estas materias. Parad¨®jicamente, hasta el voto socialista ha sido favorable a esta asunci¨®n de competencias, y sin embargo nada se ha conseguido. El Consejo de Gobierno auton¨®mico no ha sido capaz de cumplir la expresada voluntad de la Asamblea de Madrid, representacI¨®n de los madrile?os, y, el Gobierno central tampoco ha dado respuesta alguna a esta demanda. La autonom¨ªa de Madrid permanece inconclusa.Esta realidad, sin duda preocupante, enlaza con una segunda evidencia, inseparable de cualquier reflexi¨®n sobre el aqu¨ª y ahora de nuestra, Comunidad: el sucursalismo del Consejo de Gobierno socialista respecto al Gobierno de la naci¨®n.
Desde la Puerta del Sol no se ha sabido, o no se ha querido, alzar y mantener el protagonisino de Madrid; no se han defendido las demandas de los madrile?os; no se ha mantenido una relaci¨®n de firmeza con el palacio de la Moncloa, sino de sumisi¨®n. As¨ª en los grandes temas, como la culminaci¨®n del proceso auton¨®mico. Y no resulta menor sumisi¨®n la complacencia ante los recortes del mal llamado Plan Felipe o ante una ley de beneficios fiscales para el Madrid Cultural 92, que supone un agravio comparativo respecto a las concesiones recibidas por Barcelona o Sevilla.
El Consejo de Gobierno presidido por Joaqu¨ªn Leguina ha atendido m¨¢s a las conveniencias de partido que a las necesidades de los madrile?os. Los avatares de un mantenido enfrentarmento en el seno del socialismo en Madrid han repercutido en las posiciones del Ejecutivo aut¨®nomo, haciendo v¨ªctimas a los ciudadanos de una nacci¨®n continuada.
Los grandes asuntos que preocupan a los madrile?os y que, figuran en las primeras cotas de inquietud en todos los sondeos: la droga, el desempleo, los transportes y accesos a las ciudades, la seguridad ciudadana, el medio ambiente, la educaci¨®n, la sanidad, la cultura... no han mejorado en la medida de sus expectativas, y algunos de ellos est¨¢n en recesi¨®n o, sencillamente, han empeorado. El desequilibrio regional, la dualidad social, son graves puntos negros en la realidad de nuestra autonom¨ªa. La zona sur, el Corredor del Henares, la llamada sierra pobre, han recibido promesas y buenas palabras, pero a¨²n esperan hechos, decisiones, respuestas. Todo problema aparcado es una soluci¨®n pendiente, y la realidad de Madrid es pr¨®diga en demandas que se han ido dejando sin resolver, quedando para mejor ocasi¨®n.
A menudo, el Consejo de Gobierno de la Comunidad ha optado por almibarar los problemas presentando su cara amable. Pero eso nunca equivale a resolverlos. Ha funcionado el aparato de propaganda, con m¨¢s de 1.000 millones destinados a ese fin en 1990, pero no es siempre cierto el pirandelliano as¨ª es si as¨ª os parece, sobre todo cuando afecta a la calidad de vida y al bienestar de las personas.
Realismo e inversiones
Madrid todav¨ªa es una comunidad en buena medida por hacer. Cada d¨ªa Madrid amanece con m¨¢s de 1.000 millones del presupuesto comunitario para resolver sus demandas -los presupuestos generales de la Comunidad est¨¢n cercanos a los 400.000 millones de pesetas-, y la forma de administrar esa importante cantidad, el destino de esos 1.000 millones diarios, es lo que, de una manera u otra, decidir¨¢n los madrile?os en las urnas del pr¨®ximo 26 de mayo. El destino de ese presupuesto y su gesti¨®n desde la transparencia, la austeridad y la eficacia. Disminuyendo la burocracia y multiplicando los servicios y distribuyendo mejor los recursos. Fomentando la inversi¨®n, que es una v¨ªa para la creaci¨®n de empleo y de riqueza. En definitiva, convocando a la sociedad en esta ilusionante empresa que es la Comunidad de Madrid.Y todo ello desde el realismo. Los cuentos de hadas quedan para las promesas electorales que no se cumplen. Escribi¨® C¨¢novas que "en pol¨ªtica lo que es no posible es falso". Hay que querer un Madrid posible, hecho por todos los ciudadanos de la regi¨®n, sin exclusiones, desde el protagonismo de la sociedad. Porque Madrid merece la pena, y en las urnas del 26 de mayo los madrile?os nos jugamos mucho. La continuidad supondr¨ªa seguir igual. El cambio, apostar por una f¨®rmula nueva, por una forma distinta de gobernar, de administrar. Porque en 1991 la renovaci¨®n somos nosotros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Gobierno auton¨®mico
- Comunidades aut¨®nomas
- Pol¨ªtica educativa
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Elecciones auton¨®micas
- Pol¨ªtica sanitaria
- Gobierno
- Elecciones
- Comunidad de Madrid
- Administraci¨®n Estado
- Espa?a
- Sanidad
- Pol¨ªtica laboral
- Salud
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Educaci¨®n
- Trabajo
- Sociedad