Norman Schwarzkopf
El Oso del Desierto levanta en Alemania una agria pol¨¦mica
La figura del victorioso general Norman Schwarzkopf est¨¢ sirviendo en Alemania como catalizador de los sentimientos dolorosamente contrapuestos que ha levantado la guerra del Golfo en este pa¨ªs. Los antepasados del hombre cuyo apellido significa cabeza negra en la lengua de Goethe, proceden de una zona en la Selva Negra, en el Estado de Baden-Wurtemberg, situada en el valle del r¨ªo Neckar. Los intentos de apropiarse de su figura o de invitarlo a visitar la tierra de sus ancestros han generado duras pol¨¦micas.El bisabuelo del general se llamaba Johann Michael Schwarzkopf y naci¨® en el peque?o pueblo de Sulz am Neckar a principios del siglo pasado. Cervecero de profesi¨®n, era propietario de una taberna de nombre La Rosa. Pero los negocios no debieron de irle muy bien, ya que, seg¨²n ha descubierto la prensa alemana, vendi¨® la cervecer¨ªa y se traslad¨® a la cercana localidad de Pfedelbach, donde compr¨® un molino y se convirti¨® en molinero.
A su hijo, Christian Schwarzkopf -el abuelo de Stormin'Norman-, no le gust¨® el oficio paterno, y, cuando contaba 20 a?os, en 1855, emigr¨® a Estados Unidos, al igual que hicieron millones de alemanes en aquella ¨¦poca; se instal¨® en la localidad de Newark, en el Estado de Nueva Jersey, y se cas¨® con otra emigrante alemana. Su primer v¨¢stago, padre del general victorioso, el tambi¨¦n general Herbert Schwarzkopf, antes de ingresar en el Ej¨¦rcito fue capit¨¢n de polic¨ªa y uno de los que dirigieron la b¨²squeda de los secuestradores del hijo del aviador Lindberg.
Aclarado su ¨¢rbol geneal¨®gico, a J¨¹rgen Weeker, el alcalde de Pfedelbach, localidad que se dispone a cumplir su 7500 aniversario, no se le ocurri¨® otra cosa que declarar a Bild Zeitung que hab¨ªa invitado al general y a su familia a las fiestas conmemorativas que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo mes de julio para que descubriera sus ra¨ªces. "Haremos todo lo posible para que pueda venir", a?adi¨®.
La tormenta hab¨ªa estallado. Las cartas y llamadas telef¨®nicas empezaron a llegar al Ayuntamiento de Pfedelbach y a los peri¨®dicos locales de la Selva Negra. "Genocida", dec¨ªan unos; "asesino de multitudes", a?ad¨ªan otros. "No queremos entre nosotros a un hombre que es parte de un oc¨¦ano de sangre y sufrimiento", sentenciaban los pacifistas en una nota hecha p¨²blica por S¨¹dwest Presse.
Wecker dio marcha atr¨¢s explicando que no se hab¨ªa interpretado bien su invitaci¨®n. Pero, al mismo tiempo, los admiradores del Oso Schwarzkopf contraatacaban. "El nuevo zorro del desierto" lo llamaba Bild Zeitung. El tabloide de Hamburgo recordaba a sus lectores que tanto el general norteamericano como el general Erwin Rommel proceden de Suabia; que, durante el conflicto, el libro de cabecera de Schwarzkopf no era otro que la obra de Rommel, de quien es un admirador, Ataca la infanter¨ªa, y que, por supuesto, habla alem¨¢n, adem¨¢s de otros idiomas.
Nadie sabe si Schwarzkopf acudir¨¢ a Pfedelbach, y si lo hace, si ser¨¢ recibido como un h¨¦roe o como un villano. El general norteamericano no ha dicho ni una palabra. Lo ¨²nico cierto es que, una vez m¨¢s, una figura guerrera, un elemento b¨¦lico, ha servido para poner en evidencia las contradictorias y dolorosas relaciones que los alemanes tienen con su pasado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.