Palestinos bajo sospecha
Kuwait desconf¨ªa de unos inmigrantes que le merec¨ªan un trato preferente
ENVIADO ESPECIAL, Abu Abi, un m¨¦dico palestino con 36 a?os de residencia en Kuwait, no se siente c¨®modo cuando habla sobre la complicidad entre Yasir Arafat y Sadam Husein y cuando se le pregunta en la capital del emirato por el comportamiento de la comunidad palestina durante la ocupaci¨®n iraqu¨ª. Estamos en un corrillo callejero del barrio Salmiya, con 50 narices egipcias, kuwait¨ªes y palestinas, y los admiradores del presidente iraqu¨ª han desaparecido o est¨¢n encarcelados.
Nadie recuerda las reclamaciones de una patria palestina libre y todos dicen detestar la imagen de Sadam. El l¨ªder de la OLP, Arafat, tampoco despierta muchas lealtades.Los palestinos entrevistados en una barriada de vecinos ociosos y tristes culpan a sus compatriotas llegados de Irak y alistados entre las tropas invasoras de muchas de las barbaridades cometidas en estos seis meses. No pod¨ªa ser de otra forma; hace a?os que organizaron su vida en Kuwait y ¨¦sta ha sido para ellos una tierra de promisi¨®n. Aseguran tambi¨¦n que quienes han vivido durante muchos a?os en el emirato se opusieron a la anexi¨®n, no participaron en las salvajadas denunciadas ni delataron a los kuwait¨ªes perseguidos por los comisarlos de Bagdad. Tampoco sorprenden esas verdades a medias.
Cuando termino una encuesta de conclusiones habidas, un egipcio llamado Kamal Aldin Huseen ataja indignado en un aparte: "Son todos unos mentirosos. Todos colaboraron con los iraqu¨ªes, ellos les mostraron el camino del saqueo".
Antes de la invasi¨®n del 2 de agosto de 1990, Kuwait contaba con una poblaci¨®n de aproximadamente 1.700.000 personas, de las que m¨¢s de 300.000 eran palestinos, todos ellos con claros privilegios sobre el resto de los emigrantes sirios, egipcios, filipinos o tailandeses. Con la derrota iraqu¨ª, muchos de ellos abandonaron el pa¨ªs temerosos de represalias que luego resultaron reales.
"Cuando llegaron los iraqu¨ªes, les saludaban con los pa?uelos y despu¨¦s tomaron parte en el reparto del bot¨ªn. Muchos de ellos llevaban el retrato de Abu Nidal, brazaletes y gafas oscuras a lo Rambo. Iban armados y eran quienes m¨¢s mortificaban en los controles". Abdul Atif, un arquitecto kuwait¨ª asignado estos d¨ªas al Ministerio de Informaci¨®n, dice que "los terroristas palestinos se entrenaron durante meses en nuestro pa¨ªs. No creo que encuentre usted a nadie con suficiente coraje para defender lo que defendieron durante la invasi¨®n".
En la lista negra
Jamal Fayed, jefe de departamento del hospital Mubarak y con 25 a?os de residencia en el emirato, lamenta la desconfianza que su comunidad suscita actualmente entre los kuwait¨ªes. "No todos los palestinos debemos estar en la lista negra y el Gobierno deber¨ªa publicar un bando para calmar los ¨¢nimos y crear un ambiente de seguridad que haga posible la superaci¨®n del problema". Fayed dice que resisti¨® la invasi¨®n en la medida de sus posibilidades y afirma que ayud¨® secretamente a sus conciudadanos en desgracia. "Sufr¨ª como ellos".El t¨¦cnico palestino justific¨® con este ejemplo el apoyo que muchos de sus compatriotas prestaron a la invasi¨®n del emirato: "A veces, nuestra causa se asemeja a la situaci¨®n de aquel n¨¢ufrago que nada y nada en el mar hasta que desfallece y ve que est¨¢ a punto de morir ahogado. De repente, alguien le larga un cabo y sin pensarlo dos veces se agarrada a ¨¦l desesperado".
Distante, Abu Abi no se atreve a descalificar totalmente a Yasir Arafat, pero niega que sea el ¨²nico l¨ªder palestino. "Nadie me consult¨® en su elecci¨®n y hay otros dirigentes en Siria que tambi¨¦n representan nuestra causa. De todas formas, no puedo responsabilizarle de todo lo que ha pasado porque quiz¨¢s quer¨ªa nuestro bien. Desconozco qu¨¦ pensaba en realidad".
Registros cotidianos
Quienes no se andan con estas sutilezas son los pelotones de kuwait¨ªes, civiles armados, que no han esperado el resultado de los procesos incoados a cientos de palestinos y han dictado sentencia.Amparados por la conclusi¨®n existente en una ciudad sin luz, tomada por los militares, sin un mando unificado y responsable y dominada por el rencor, j¨®venes kuwait¨ªes han asaltado casas de palestinos y los han apaleado gravemente. "Despu¨¦s les han aconsejado que no digan nada", revela alguien que dijo haber conocido muchos casos de cabezas quebradas, brazos rotos y cardenales en las costillas.
Diariamente, en los controles militares de la capital los palestinos y jordanos abren pacientemente el portamaletas, ense?an la documentaci¨®n y explican las razones de su salida. Siempre sospechosos.
Al Nemel Al Awdi, un kuwait¨ª que interviene en el debate callejero sobre las responsabilidades palestinas, atribuye los principales desmanes a los palestinos que participaron en la toma de Kuwait con el Ej¨¦rcito de Sadam Husein y precisa que el grado de arraigo en el emirato determin¨® la colaboraci¨®n o la resistencia de los palestinos que resid¨ªan en Kuwait. "Hab¨ªa miles que nunca se sintieron c¨®modos entre nosotros, no les gustaba nuestra forma de vida. Ellos dieron la bienvenida a los iraqu¨ªes".
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