Los ¨¢ngeles de la droga

Se encontr¨® en la celda a un ejecutivo muy guapo y vestido de Adolfo Dom¨ªnguez. Estaba acusado de transportar coca¨ªna y de llevar una pistola en la guantera del autom¨®vil. Berta le iba a contar lo de siempre, "que si necesitas tratamiento antidroga, que somos un equipo de...", pero el ejecutivo ten¨ªa bastante claro lo que hac¨ªa. La dosis que le fue incautada era de consumo propio y no sufri¨® condena. El resto de los asesorados suelen ser delincuentes comunes reincidentes adictos a la hero¨ªna. Unos aceptan el tratamiento y otros no. El a?o pasado fueron 498 los detenidos que dijeron s¨ª.

Berta forma parte de un equipo de psic¨®logas, asistentes sociales y auxiliares administrativas que bajan todos los d¨ªas incluidos domingos y festivos, a los calabozos de los juzgados de la plaza de Castilla para ofrecerles tratamiento a los detenidos. Conocen de vista a la mayor¨ªa de los delincuente comunes que trabajan en la capital. Saben, por ejemplo, que, el a?o pasado, un hombre y una mujer alcanzaron r¨¦cords de visitas a las celdas de los juzgados. Entre los dos hab¨ªan pi sado el suelo de las celdas en 28 ocasiones, 14 cada uno. Hubo otro que lo hizo 19 veces, pero la mayor¨ªa de los delincuentes que se acogen al tratamiento s¨®lo fueron detenidos dos o tres veces.Nada m¨¢s entrar por el juzgado de guardia, en la primera puerta del pasillo de la izquier da, se encuentra el cuartelillo del Plan Municipal contra la Drogodependencia. All¨ª reciben las 12 mujeres que integran el equipo a los pacientes, oyen a las madres gemir y ven c¨®mo empapan pa?uelos mientras desgranan las desdichas de sus hijos.

En esa habitaci¨®n tambi¨¦n almacenan todas las fichas de sus clientes, con sus delitos condenas, las fechas en que fueron juzgados y las salas y juzgados en los que tendr¨¢n que comparecer.

Vericuetos y pasillos

Clientes y familiares agradecen los paseos ahorrados entre los vericuetos y pasillos de los juzgados. "Aqu¨ª les decimos enseguida cu¨¢ndo y d¨®nde tienen que presentarse", afirma Alicia Ga?¨¢n, coordinadora del equipo.A trav¨¦s de la ventana les llegan los gritos que los familiares dan a trav¨¦s de las rendijas de los calabozos -"Antonio, Antonio, ?est¨¢s ah¨ª?, ?Antoniooo, que si quieres que se lo diga a tu madreee!"- para localizar el calabozo donde est¨¢n los detenidos.

Ellas elevan informes a los jueces sobre las condiciones fisicas y ps¨ªquicas del toxic¨®mano y sobre su trayectoria, y cada vez encuentran mayor receptividad entre los magistrados, "aunque es una tarea muy lenta y de largo plazo"; pero, con las toxic¨®manas, la receptividad es casi. nula. "?Me vais a dar algo, me vais a quitar el mono? No, ?verdad?, pues entonces no quiero ning¨²n plan vuestro". Esa es la postura de la mayor¨ªa de las mujeres yonquis (toxic¨®manas) con que tratan.

Sin embargo, las cifras son favorables al equipo: de los 1.947 detenidos en el municipio de Madrid el a?o pasado, 498 pasaron por las manos de los especialistas en drogodependencia del Ayuntamiento.