Lucha contra los elementos
La terna de prometedores novilleros que hicieron el pase¨ªllo ayer en Las Ventas seguro que recordaron la famosa e hist¨®rica frase que utiliz¨® Felipe II para justificar la derrota de la Armada Invencible. Ellos se enfrentaron a los peores elementos climatol¨®gicos y t¨¢uricos que pod¨ªan darse. Viento, lluvia y granizo por una parte. Por otra, ¨¢speros y peligroso novillos descastad¨ªsimos, a los que s¨®lo les faltaba el gangarro para semejar bueyes.
Pero la ganuza de gloria y contratos de estos coletudos inasequibles al desaliento les llev¨® a mantener la jaez y superar m¨¢s que dignamente la prueba. Fue a costa de tragarse tremebundas coladas, ser volteados repetidas veces y recibir m¨²ltiples golpes y erosiones, en su af¨¢n de aguantar los trallazos que las embestidas zigzagueantes y las testas derrotonas de los bichos. Bejarano tendr¨¢ adem¨¢s el recuerdo del puntazo en la boca que recibi¨® al despenar al cuarto y que le oblig¨® a ir a la enfermer¨ªa. El manto plomizo que encapotaba el cielo descarg¨® con m¨¢s sa?a en las dos labores del debutante El Tato. En plan heroico, aguant¨® el viento que le dejaba a merced de sus enemigos, el agua y la granizada con pedruscos de a kilo, por una parte. Por otra, las torvas intenciones de los mendaces moruchos. A ambos se los llev¨® al platillo e intent¨® con bizarr¨ªa ense?arles a embestir, marcando mucho el viaje, aunque sin resultado porque ble. En vista de lo cual, se olvid¨® de la t¨¦cnica y se la jug¨® a base de pasarse los pitones a mil¨ªmetros de los alamares.
Domecq / Bejarano, Tato, Mart¨ªn
Novillos de Santiago Domecq, bien presentados, mansos y flojos. Vicente Bejarano: silencio en los dos. El Tato: ovaci¨®n; aviso y vuelta con algunas protestas. Miguel Mart¨ªn: ovaci¨®n; aviso y palmas. Bejarano pas¨® a la enfermer¨ªa a la muerte de su segundo novillo con una herida en el ment¨®n y contusiones y de pron¨®stico reservado.Plaza de Las Ventas, 17 de marzo. Un cuarto de entrada.
Series de redondos
Con relajado sosiego y algunos desacoples l¨®gicos en tan dif¨ªciles circunstancias, extrajo buenas series de templados redondos al casta?o segundo y largos naturales al galafate quinto, con el que se adorn¨® con remates por bajo mientras sonaba un aviso antes de enterrar el acero hasta los gavilanes. Las tibias protestas que surgieron cuando dio la vuelta al ruedo debieron ser porque la gente tambi¨¦n soportaba los elementos climatol¨®gicos y ten¨ªa prisa por marcharse a tomarse los cafelitos y copazos de rigor.Mart¨ªn ech¨® toda la garra de que dispone, que es mucha, con percal y muleta, y lo mejor fueron sus pares de banderillas jugueteando en la testuz del burel. Bejarano pech¨® con el lote m¨¢s parado y a la defensiva sin arredrarse en ning¨²n momento.
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