Las tareas del Gobierno
CONSTITUIDO EL nuevo Gabinete Gonz¨¢lez, se han disipado en buena parte los ecos de las conspiraciones de sal¨®n de las distintas corrientes y grupos de presi¨®n del partido en el Gobierno en torno a la crisis. Es hora de enfocar el futuro inmediato de la. acci¨®n del Ejecutivo estrictamente desde el punto de vista de los intereses de los ciudadanos, y es de esperar que el pr¨®ximo debate sobre el estado de la naci¨®n responda a esta exigencia. Estos intereses apuntan una doble aspiraci¨®n. La primera es instrumental: el encaje r¨¢pido de las personas con nuevas responsabilidades ministeriales, para que los mecanismos de los departamentos y su coordinaci¨®n entren en funcionamiento ya, sin m¨¢s p¨¦rdida de tiempo. La segunda se relaciona con los objetivos: tras un a?o largo de desconcierto queda apenas media legislatura para que el Gobierno haga frente a los compromisos contra¨ªdos frente al electorado y a los nuevos requerimientos surgidos en estos meses de situaci¨®n cambiante en todos los ¨¢mbitos de la vida p¨²blica.Desde el primer punto de vista, es l¨®gica la expectaci¨®n existente ante los primeros pasos del nuevo vicepresidente, Narc¨ªs Serra, aut¨¦ntico hombre fuerte -despu¨¦s de Gonz¨¢lez- del Gabinete y ganador de una crisis protagonizada por otros. Algunos aventuran para el nuevo titular de la vicepresidencia un mero papel de maquinista tecnocr¨¢tico en la locomotora del poder, te¨®ricamente asediado por las reticencias de un partido distanciado y por los recelos de otros ministros aspirantes a la misma posici¨®n que Serra.
No hay que ignorar esas limitaciones del campo de juego. Pero es ingenua una versi¨®n tan lineal, olvidando la disciplina de que han hecho gala los socialistas en otras ocasiones y los propios activos con que Serra cuenta para su tarea: el apoyo f¨¦rreo del presidente de Gobierno; una opini¨®n p¨²blica m¨¢s favorable que la de su antecesor; una experiencia de gesti¨®n administrativa tanto en la Generalitat de Josep Tarradellas como en el poderoso Ayuntamiento de Barcelona y, sobre todo, al frente de la dif¨ªcil cartera de Defensa durante ocho a?os; una proyecci¨®n internacional y una reconocida habilidad -propia de los representantes de las terceras v¨ªas- para afrontar problemas agudos o, al menos, para sortear los de imposible soluci¨®n inmediata. ?Ser¨¢ ello suficiente, si se tienen en cuenta al mismo tiempo los renglones del debe de Serra? A saber: el casi nulo conocimiento P¨²blico de sus posiciones pol¨ªticas generales; su escasa base en el partido del Gobierno si se except¨²a al socialismo catal¨¢n, poderoso pero perif¨¦rico respecto del n¨²cleo vertebral del PSOE, y su d¨¦ficit de transparencia informativa practicada como ministro de Defensa.
En cuanto a los contenidos pol¨ªticos del resto de la legislatura, la portavoz del Gobierno ha avarizado a los agentes econ¨®micos y sociales, y a las fuerzas pol¨ªticas, una propuesta de consenso, imprescindible si se tiene en cuenta que su objetivo constituye el mayor ret o de cualquier Gobierno despu¨¦s de que se consiguiese restaurar la democracia en Espa?a: adecuar nuestro pa¨ªs a las exigencias del Acta ?nica europea y convertirlo, en consecuencia, en uno m¨¢s entre los Doce. Hay por lo menos media docena de grandes asuntos que no admiten dilaci¨®n, desde la perspectiva de la opini¨®n p¨²blica. En s¨ªntesis son:
-Un calendario concreto y unas prioridades para la superaci¨®n de las distancias que separan a Espa?a de la CE en cuanto a infraestructuras y servicios, desde el transporte a¨¦reo y ferroviario al colapso financiero de la Sanidad; la atenci¨®n al cuarto mundo de marginales existentes, sobre todo en las grandes ciudades y en las c¨¢rceles, y la modernizaci¨®n de la justicia (el siempre aplazado jurado, la normativa sobre protecci¨®n de datos, etc¨¦tera).
-El desaf¨ªo del mercado interior comunitario de 1993 y la adaptaci¨®n competitiva de la econom¨ªa espa?ola al mismo: acompanamientos para compensar la soledad de la pol¨ªtica monetaria; rumbo de la pol¨ªtica energ¨¦tica y redacci¨®n del Plan Energ¨¦tico Nacional; nueva definici¨®n pr¨¢ctica sobre pol¨ªtica industrial y sobre el papel de la empresa p¨²blica, y coordinaci¨®n de las actuaciones macro y microecon¨®micas de las distintas administraciones, entre otras.
-El despliegue de la pol¨ªtica exterior en el contexto de la uni¨®n pol¨ªtica europea y de la posguerra del golfo P¨¦rsico. Tambi¨¦n, la clarificaci¨®n sobre el sentido, estrategias e instrumentos de la pol¨ªtica respecto a Latinoam¨¦rica y al Magreb.
-Bases para el perfeccionamiento del modelo de Estado, como la discusi¨®n del esquema definitivo de financiaci¨®n auton¨®mica y municipal, la siempre relegada reforma de la Administraci¨®n o la flexibilizaci¨®n de la representaci¨®n democr¨¢tica mediante listas abiertas y otros mecanismos.
-La reforma del servicio militar, con la deseable profesionalizaci¨®n de las Fuerzas Armadas a un ritmo m¨¢s veloz que el previsto y la reducci¨®n del Ej¨¦rcito de Tierra.
-La prosecuci¨®n de la reforma fiscal, la homologaci¨®n hacend¨ªstica con los otros pa¨ªses comunitarios y el restablecimiento de la confianza en el sistema fiscal espa?ol.
Algunas de estas cuestiones est¨¢n comprometidas en el contrato electoral que el PSOE firm¨® con la ciudadan¨ªa, y siguen pendientes, aplazadas. La necesidad de otras ha surgido con fuerza en los ¨²ltimos meses de par¨¢lisis pol¨ªtico-administrativa. Queda para afrontarlas muy poco tiempo. Lo que es seguro es que el sesgo de la siguiente depender¨¢ en buena medida de c¨®mo se hayan abordado en ¨¦sta. Por sus resultados se les juzgar¨¢.
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