Noches sin d¨ªa en Kuwait
El incendio de los pozos petrol¨ªferos envuelve al emirato en una nube de holl¨ªn y gases t¨®xicos
Los 580 pozos de petr¨®leo que arden desde hace semanas en Kuwait y quemar¨¢n antes de su extinci¨®n el 10% de las reservas de crudo del emirato, calculadas en 90.000 millones de barriles, alimentan sin interrupci¨®n una atm¨®sfera negra y venenosa que avanza hacia los pa¨ªses del golfo P¨¦rsico y amenaza su vida y su ecosistema. Aviones norteamericanos Galaxy aterrizan desde la semana pasada en la Ciudad de Kuwait con los expertos y equipos necesarios para luchar contra los chorros de fuego a presi¨®n que encendieron los iraqu¨ªes en su derrota.
"?ste es el desastre de mayor envergadura en el mundo", piensa Larry Flack, ingeniero de la compa?¨ªa Oge Drilling de Houston (Tejas) y jefe de uno de los grupos contratados por el Gobierno de Kuwait, para atajar la cat¨¢strofe. Un embajador occidental dec¨ªa el pasado s¨¢bado que "tal como est¨¢n las cosas tendremos que ir pensando en salir m¨¢s frecuentemente de Kuwait y oxigenar los pulmones".La Administraci¨®n norteamericana considera zona contaminada el emirato, las costas de Dahran, Arabia Saud¨ª y Bahrein. Hay d¨ªas que parecen noches en el emirato y noches que adquieren formas espectrales, y hasta bellas cuando la luna y el rojo del sol poniente se emparentan en el cielo con el holl¨ªn en suspensi¨®n y una oscuridad sucia y densa. "Las proporciones del desastre se me escapan", agrega Larry Flack.
Las llamas, que consumen cada d¨ªa 120 millones de d¨®lares y crepitan salvajemente cuando te acercas a alguna en la carretera que conduce a Irak, contin¨²an despilfarrando los dep¨®sitos del emirato desde que la mayor parte de sus pozos entraron en combusti¨®n al estallar las cargas de dinamita colocadas en las bocas de los surtidores por los artificieros de Sadam Husein.
M¨¢s del 50% de los pozos
Al parecer, ninguna de ellas ha sido apagada hasta ahora y el Gobierno de Kuwait conf¨ªa en el trabajo de los bomberos de las ocho empresas que han llegado al pa¨ªs, entre ellas la Red Adair, Bowden Wild, Well Control and Boots and Coots Incorporated, todas ellas estadounidenses, y la Safety Boss de Canad¨¢.
Esta semana han anunciado su llegada seis m¨¢s. Una empresa espa?ola del sector qu¨ªmico se interes¨® por la multitudinaria operaci¨®n (entre 10.000 y 20.000 millones de d¨®lares), pero sus equipos no est¨¢n preparados para combatir fuegos como los que contaminan el golfo P¨¦rsico. Portavoces oficiales dicen que arden 580 de los 1.000 pozos existentes, aunque otras fuentes del Ministerio del Petr¨®leo aseguran que son el 85% de un total de 700. El titular de esa cartera, Rashid Salim al Almeiri, inform¨® que la intensidad de las llamas no permite contar con exactitud el n¨²mero de yacimientos prendidos, pero advirti¨® que el 50% despide un fuego con tal intensidad que llevar¨¢ tiempo sofocarlo. "No podremos intentar apagar todos de una vez, por lo que ser¨¢ un proceso largo".
La continuada combusti¨®n de los pozos ha desgastado paredes y fondos y desde hace d¨ªas las antorchas que recuerdan la derrota y el rencor de Sadam Husein queman crudo y agua subterr¨¢nea liberados de sus barreras de contenci¨®n.
Son varias las opciones barajadas para apagar los incendios: desde el lanzamiento de bombas de 227 kilos que aspiran el ox¨ªgeno que necesitan las hogueras al tapiado herm¨¦tico y blindado de los hornos y la apertura de tubos de drenaje por los que cortar las fuentes de alimentaci¨®n de las bocas de fuego.
La escasez de agua, la fuerte presi¨®n y elevadas temperaturas de los surtidores y la destrucci¨®n de archivos y planos dificultar¨¢n unos trabajos que pueden prolongarse hasta dos a?os. Para mantener los equipos apagafuegos a la temperatura adecuada se utilizar¨¢ un oleoducto de 50 kil¨®metros que enlazar¨¢ los campos petrol¨ªferos de Burgar con el golfo P¨¦rsico, pero que en lugar de canalizar crudo transportar¨¢ agua salada para enfriar los conductos y los motores de las instalaciones, que son atendidas por cerca de 300 t¨¦cnicos y han comenzado a levantarse en el ¨¢rea afectada. Reymond Henry, vicepresidente de la compa?¨ªa Reed Adair, reconoce que nunca imagin¨® una desgracia de esta magnitud. "Nunca esper¨¢bamos afrontar unos incendios como ¨¦stos, y debo reconocer que nos falta preparaci¨®n".
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