La cultura de lo original, lo original de la cultura
El acceso de las sociedades desarrolladas a los medios de comunicaci¨®n de masas nos ha llevado a descubrir comportamientos, costumbres y secretos de la naturaleza conocidos hace tan s¨®lo unas pocas decenas de a?os por los elegidos o arriesgados, que no se conformaban con el horizonte de la tierra que les vio nacer. Las gestas de Alejandro Magno o Marco Polo permit¨ªan recrear en nuestro pensamiento un universo imaginado a trav¨¦s de la subjetiva visi¨®n de los historiadores. "Los h¨¦roes nacen para que los glosadores relaten sus gestas".Hoy, con el paso de los espacios imaginados a los espacios conocidos, hemos recuperado un gran tesoro de culturas antiguas y culturas actuales lejanas. La aldea universal ha transformado el conocimiento en patrimonio colectivo.
Medir la ignorancia
Cuando se trata de hacer una definici¨®n corta y no constre?ida a patrones bajo la f¨®rmula: "Es cultura todo aquello que no es naturaleza", una acierta a ver, bastante bien, el significado cultural de las pinturas rupestres de trazo sencillo, en un medio y mundo donde casi todo estaba por descubrir. El desconocimiento, el mito, eran una fuente inagotable para esa experiencia humana e incre¨ªble de imaginar y crear. Aunque, como dec¨ªa Mara?¨®n:"Basta medir la superstici¨®n de un pueblo para tener, por una sustracci¨®n sencilla, la medida de su ignorancia".
La ciencia, la investigaci¨®n, la t¨¦cnica, en definitiva la civilizaci¨®n, han ido derrumbando espacios, tiempos y mitos, situ¨¢ndolos al alcance de una realidad m¨¢s reflexiva que imaginativa. Los brujos, magos, alquimistas de otra ¨¦poca, hoy son los m¨¦dicos, qu¨ªmicos, f¨ªsicos e ingenieros. Cuando reflexionamos a la sombra del acueducto de Segovia o las pir¨¢mides de Egipto y damos un salto al ¨²ltimo piso de las Torres Gemelas de Nueva York es un salto de veinte siglos, y una se pregunta si aquello era lo original de la cultura y ¨¦sta la cultura de lo original, con la duda siempre de si todos los tiempos tuvieron una cultura de lo original que es el origen de la cultura, de todas las culturas de todos los tiempos.
Se daba a conocer el a?o pasado un ambicioso proyecto internacional, la reconstrucci¨®n de la biblioteca de Alejandr¨ªa, un proyecto costos¨ªsimo que trataba de revivir esplendores pasados y siempre cabe la duda de si la aplicaci¨®n m¨¢s creativa y m¨¢s acorde con la cultura de nuestro tiempo.
Permanentemente, como ciudadana y a la vez gestora de unos fondos p¨²blicos, en un pa¨ªs tan rico en lo cultural e hist¨®rico, me ha acechado una serie de preguntas: ?d¨®nde radica lo original de la cultura y d¨®nde la cultura de lo original? Con unos fondos limitados, ?c¨®mo se priorizan las necesidades objetivas y las demandas ciudadanas? ?Debe un ayuntamiento reducir los presupuestos de sus fiestas tradicionales para atender la conservaci¨®n y restauraci¨®n de su patrimonio hist¨®rico o, por el contrario, debe potenciar nuevas f¨®rmulas creativas?Pasado y presente
Hay que ser muy reflexivo y compatibilizar el poso que cada pueblo ha ido acumulando a lo largo de su historia con la riqueza cultural y la creaci¨®n que nos brinda el presente a trav¨¦s de las nuevas tendencias. Cada administraci¨®n, en sus respectivos ¨¢mbitos: local, provincial, auton¨®mico y nacional, debe establecer sus paradigmas y antinomias de elecci¨®n.
Si definimos lo original de la cultura como todo acto creativo que surge de un individuo o de un grupo, y cultura de lo original, aquellas manifestaciones que buscan descubrir lo nuevo, lo innovador, lo nunca visto, ,pueden tener ambas l¨ªneas un punto de encuentro?
Lo original de la cultura aflora de un conjunto de trabajos individuales que en las distintas ramas del que hacer humano conforman un paisaje de civilizaci¨®n en cada ¨¦poca. La cultura de lo original satisface otra dimensi¨®n del individuo, la b¨²squeda permanente de nuevas formas de expresi¨®n, de nuevas experiencias creativas, busca un protagonismo en cada tiempo. Lo original de la cultura no se preocupa del momento, camina con la creencia de la eternidad, sea o no reconocida por sus coet¨¢neos.
La cultura de lo original busca el reconocimiento inmediato, el ¨®bolo, el ¨¦xito; reclama un sitio en la actualidad.
Lo original de la cultura es la creaci¨®n, y la cultura de lo original es la innovaci¨®n. Creaci¨®n e innovaci¨®n, ambas como necesidades de los individuos de una sociedad, son demandas que se presentan a cada responsable cultural en el d¨ªa a d¨ªa de sus decisiones. Dec¨ªa Francisco de Goya que "el sue?o de la raz¨®n engendra monstruos", y por ello debemos permanecer despiertos para atender con tino a lo uno y lo otro, apostando por la creaci¨®n aut¨¦ntica cualquiera que sea su tiempo y procedencia.
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