El CAI pag¨® su amplio cat¨¢logo de errores ante el Paok en la final de la Recopa
ENVIADO ESPECIALEn el baloncesto, como casi en todos los deportes, no seguir el consejo resumido en el dicho popular de no dejar para ma?ana lo que puedes hacer hoy, es mal asunto. El CAI perdon¨® la vida varias veces al Paok a lo largo de los 40 minutos, y Finalmente, esa falta de punch le cost¨® la Recopa. Pens¨®, si es que la tensi¨®n existente en todos sus hombres les permit¨ªa pensar, que su aparente superioridad exhibida en la mayor parte del encuentro, acabar¨ªa d¨¢ndoles la victoria y no supo aprovechar las muchas oportunidades que tuvo para decidir el partido. En el pecado llevan la penitencia.
Porque ser¨¢ dif¨ªcil que vuelvan a contar con una ocasi¨®n parecida. Enfrente ten¨ªan un equipo de andar por casa, que fue mutilado por las faltas personales hasta el punto de tener que desafiar durante casi todo el segundo tiempo el concepto del baloncesto que le cataloga como un juego de equipo.
Porque no se puede perdonar que Fasoulas se fuese al banquillo con cinco faltas personales en el minuto 5 de la reanudaci¨®n (41-41), lo que ven¨ªa a significar que el Paok se quedaba sin su hombre m¨¢s carism¨¢tico y mejor basti¨®n defensivo. Y Barlow se coloc¨® con cuatro, casi al mismo tiempo que el internacional griego conclu¨ªa su participaci¨®n en el encuentro. En aquellos instantes la ruidosa hinchada griega permaneci¨® callada despu¨¦s de provocar un par¨®n de casi 10 minutos, debido a la lluvia de objetos, lanzados m¨¢s por la desesperaci¨®n de ver c¨®mo la Recopa se les escapaba que por otra cosa. En esas circunstancias, el Paok quedaba a merced de lo que pudiese hacer Prevelic. Poca cosa parec¨ªa, pero el yugoslavo con peque?as ayudas de Barlow se bast¨® y sobr¨® para acabar con el CAI.
Primero, fue Jos¨¦ Arcega, luego su sustituto, Ruiz Lorente, y finalmente Mark Davis, como recurso ante la imposibilidad de parar al yugoslavo. Todo fue in¨²til. Prevelic anot¨® durante todo el partido, y lo que es m¨¢s importante, lo hizo cuando su equipo parec¨ªa bajar la guardia a mediados del segundo tiempo. 31 puntos, de todos los colores, incluyendo una canasta de cuatro pintos -triple m¨¢s tiro libre- fueron la losa definitiva que dio Y ida al Paok.
Voluntad
Lo curioso del caso es que el conjunto zaragozano puso voluntad, concentraci¨®n, e incluso acierto en algunos momentos, pero no supo jugar con las debilidades de su rival. Permiti¨® que Fasoulas se mantuviese en el campo con tres faltas durante casi 15 minutos, no supo jugar con Magee -o Magee no supo hacer que jugasen con ¨¦l- cuando durante todo el segunto tiempo estuvo defendido por un Barlow una personal de la eliminaci¨®n, y no pudieron parar a Prevelic en todo el partido.
Lo mismo que el Paok lo tuvo en Prevelic al CAI le falt¨® un l¨ªder en los intantes decisivos, habitual condici¨®n de un equipo campe¨®n, por lo que el supuesto Magee merece cap¨ªtulo aparte. El hasta ahora abanderado de la causa ma?a tuvo una desafortunada actuaci¨®n y fue decisivo en la derrota Je su equipo. Despu¨¦s de una primera parte aceptable. desapareci¨® cuando m¨¢s se necesitaba, en el segundo tiempo. Barlow le gan¨® la partida en ambas canastas, hasta el punto de que en las ¨²ltimas jugadas fue Murcia el que tuvo que encargarse del norteamericano ante la inoperancia defensiva mostrada por Magee en su marcaje. En esos momentos en donde un hipot¨¦tico l¨ªder tiene que mandar, templar y resolver, Kevin Magee no pudo.
Hubiera sido mucho pedir que ausente f¨ªsicamente Davis, y espiritualmente Magee, la Copa la hubiese ganado jugadores a los que no se les encoienda habitualmente esta misi¨®n. Por eso no es de extra?ar que en los ¨²ltimos ocho minutos el CAI no pudiese anotar nada m¨¢s que mueve puntos, mientras el Paok hacia 17. Cuando se dice Paok, se dice Prelevic.
Cuenta la sabidur¨ªa popular que a Fernando VII le colocaban las bolas de billar para que hiciese carambolas f¨¢ciles. Al CAI se lo pusieron tan f¨¢cil como a aqu¨¦l y s¨®lo a sus errores se les puede achacar la derrota. En un d¨ªa tan triste, no les queda ni el consuelo de poder decir que para ganar final hay que perder alguna antes. El Paok era debutante y supo vencer.
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