La historia del vandalismo se repite

Los aficionados aragoneses no olvidar¨¢n f¨¢cilmente su excursi¨®n a Ginebra y no s¨®lo por la derrota. Antes del partido, el caos se apoder¨® del exterior del patinoire debido a los actos vand¨¢licos de algunos seguidores griegos. Hubo agresiones, robos de entradas a punta de navaja y desconcierto general ante la ausencia de control por parte de la polic¨ªa suiza. en esos momentos casi inexistente.Dentro del pabell¨®n, la situaci¨®n no era mejor. Dos hinchas aragoneses que salieron al campo portando una peque?a pancarta fueron sacados a golpes por los enfervorizados forofos griegos. El palco fue invadido completamente, teniendo que ser la polic¨ªa reci¨¦n llegada al campo la que tuviese que desalojarles para que las autoridades, entre ellas, el presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, pudiesen ocupar el sitio destinado. Les cost¨® casi tres cuartos de hora, pero finalmente fue restablecida la calma.

Durante el partido, el comportamiento de la zona griega fue tan ruidoso como correcto. El embiente era de tensi¨®n, pero no se produjo ning¨²n incidente en la primera parte. Los acontecimientos se desbordaron despu¨¦s de que los ¨¢rbitros se?alaron la quinta falta personal a Fasoulas y casi seguildamente una t¨¦cnica a Papahronis. En cuesti¨®n de segundos, la lluvia de monedas y objetos fue tal que los ¨¢rbitros aconsejaron a los jugadores del CAI que se dirigiesen al vestuario junto con ellos.

A pie de pista, el presidente de la FIBA, Boris Stankovic asisti¨® a la explosi¨®n de violencia de una hinchada cada vez m¨¢s temida, Los aficionados griegos han protagonizado innumerables situaciones de este calibre. Hace escasas semanas, el partido entre el Aris y el Barcelona termin¨® a puerta cerrada, despu¨¦s de que el recinto sufriera un apag¨®n y los hinchas lanzaran una gran cantidad de objetos contra los azulgranas. Pese a todo, la FIBA se muestra permisiva con unas demostraciones de violencia que amenazan con emparentar al baloncesto con el f¨²tbol. Despu¨¦s de casi 10 minutos y, repetidos llamamientos al orden por la megafon¨ªa del pabell¨®n, jugadores y, ¨¢rbitros volvieron al campo, no produci¨¦ndose m¨¢s incidencias, probablemente evitadas por la victoria del Paok. Manel Comas, entrenador del CAI, se quejaba al t¨¦rmino del encuentro de la influencia negativa que habla tenido el suceso, puesto que su equipo hab¨ªa tenido que ponerles las pilas tres veces, al principio de cada tiempo y, despu¨¦s del par¨®n provocado por los aficionados griegos. En cualquier caso, no parece de recibo que una final europea se juegue en estas condiciones de violencia y tensi¨®n.