"Nada nuevo""
PILAR BONET"Nada nuevo; en la tribuna estaba la misma gente". Con estas palabras, dichas en cierto tono despectivo, el presentador del telediario nocturno, Vremia, despach¨® en un par de minutos el mitin que desafi¨® a Mija¨ªl Gorbachov y la prohibici¨®n de celebrar actos p¨²blicos en las calles de Mosc¨² desde el 26 de marzo hasta el 15 de abril.
El mitin fue un ¨¦xito para los partidarios de Bor¨ªs Yeltsin y el movimiento de oposici¨®n Rusia Democr¨¢tica. A la calle salieron unas 100.000 personas, que con su calma conjuraron una vez m¨¢s el fantasma de la violencia de las masas utilizado por el Kremlin para tratar de asustar a los ciudadanos desde la gran manifestaci¨®n de febrero de 1990.
Vremia dedic¨® 20 minutos a informar sobre la tensi¨®n y las supuestas amenazas que se cern¨ªan. S¨®lo tras una larga retah¨ªla de consideraciones morales, el programa pas¨® unas cortas secuencias del mitin en uno de los dos puntos donde se concentr¨®: la plaza de Mayakovski. En la tribuna se ve¨ªa al alcalde Gavriil Popov y al historiador Yuri Afan¨¢siev, mientras el locutor exclamaba: "La misma gente".
El principal noticiario de la televisi¨®n, contemplado por decenas de millones de personas en todo el pa¨ªs, ha dejado de ser un programa informativo desde que Leonid Kravchenko, el director de la radiotelevisi¨®n, puso orden entre los periodistas d¨ªscolos de la casa. Para los analistas, sin embargo, se ha convertido en algo mucho m¨¢s interesante: un bar¨®metro de los temas sensibles para el Kremlin.
Y el m¨ªtin del jueves lo era. Pese a su prohibici¨®n, Anatoli Luki¨¢nov, presidente del S¨®viet Supremo de la URSS, tuvo que ceder y admitir que el mitin se celebrara en los puntos de concentraci¨®n de la multitud. Los llamamientos para derrocar el sistema suenan cada vez m¨¢s a menudo, coment¨® el presentador de Vremia, y la c¨¢mara enfoc¨® una pancarta donde pod¨ªa leerse: "Gorbachov, dimite".
"Entrar¨¢n en el Kremlin"
El sentimiento de los conservadores qued¨® plasmado en las palabras del diputado y coronel del Ej¨¦rcito Victor Alksnis, quien declaraba en el S¨®viet Supremo de la URSS que si el mitin de los partidarios de Yeltsin se permit¨ªa, "ma?ana los manifestantes entrar¨¢n en el Kremlin y dentro de una semana aparecer¨¢n en esta sala".
El clima en el Congreso era de gran exaltaci¨®n. Algunos diputados pidieron trasladar la sesi¨®n a Leningrado y no faltaron comparaciones con los sucesos que siguieron a la Revoluci¨®n de 1917. "Los comunistas impiden nuestro trabajo", fue el grito de guerra de la diputada Marina Sall¨¦ al recordar la Asamblea Constituyente de 1918.
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