De la reforma de la ense?anza

No puedo comprenderlo. Siempre que en el mundo hablan los que de esto m¨¢s saben, declaran lo esencial de nuestras lenguas cl¨¢sicas para la formaci¨®n de los cerebros j¨®venes y la necesidad de que aumente su estudio. ?D¨®nde est¨¢ el respeto que se debe a los sabios? Vamos a comenzar una reforma que, en su etapa obligatoria, pr¨¢cticamente decide eliminarlas.?Y ese h¨ªbrido espectro del profesor de ¨¢rea? (,Qui¨¦n es el responsable de propagar la idea de que sencillo y b¨¢sico son casi equivalentes9 La explicaci¨®n, por ejemplo, del concepto de fuerza oculta tantas trampas que hasta alg¨²n profesor (?brit¨¢nico!) de universidad cae en errores que producen espanto. Me considero incapaz de en unos pocos meses, saber bastante biolog¨ªa para que mi ense?anza no cause da?o a los alumnos.

Cuando un joven, en clase, se cree con derecho a criticarte porque lo que est¨¢s explicando no le resulta divertido, est¨¢ siendo un reflejo de la maldita idea de que el camino para llegar a disfrutar de muchas de las cosas que intelectualmente merecen la pena no entra?a un largo, duro y dificil esfuerzo. ?Qu¨¦ ignorante desprecio de lo que a nuestra especie le ha costado ir creando nuestro conocimiento!

Tengo la inquietante sensaci¨®n de que el premio de la aventura que vamos a iniciar ser¨¢ una oscuridad tan negra que, despu¨¦s de estos a?os de ilusionado af¨¢n, me viene a la cabeza, sin poder evitarlo, el gran R¨¦quiem de Mozart: "Tantus labor non sit cassus".-

. Profesor de F¨ªsica y Qu¨ªmica.