El pulso Yeltsin-Gorbachov
DOS HECHOS han fortalecido en los ¨²ltimos d¨ªas la posici¨®n de Bor¨ªs Yeltsin, presidente del S¨®viet Supremo de Rusia, en la pugna que: sostiene desde hace a?os con Mijail Gorbachov. En primer lugar, la gran mayor¨ªa que obtuvo en el reciente refer¨¦ndum la propuesta sometida a los electores rusos sobre la elecci¨®n directa del presidente de su rep¨²blica. Fue iniciativa de Yeltsin, y la idea de que ¨¦ste se presentar¨¢ a esa elecci¨®n si llega el caso subyac¨ªa en el voto de los electores. La ciudadan¨ªa rusa desea una aut¨¦ntica democracia y poder elegir directamente a sus dirigentes. Yeltsin ha sabido encarnar -y capitalizar- ese sentirmento. En cambio, Gorbachov est¨¢ a la defensiva en este terreno: teme que la elecci¨®n, alg¨²n d¨ªa, de un presidente ruso por sufragio universal debilite su propio poder y complique a¨²n m¨¢s las relaciones entre el Gobierno ruso y el poder central de la URSS.El segundo tanto importante que se ha marcado Yeltsin ha sido la impresionante manifestaci¨®n del jueves pasado en Mosc¨², convocada por Rusia Democr¨¢tica. No se trata s¨®lo del n¨²mero de manifestantes, cifrado en unos 150.000. Lo significativo es que Gorbachov prohibi¨® la manifestaci¨®n de la manera m¨¢s oficial y solemne, y inoviliz¨® a un impresionante n¨²mero de polic¨ªas para impedir su acceso a las cercan¨ªas del Kremlln. Recurri¨® incluso a medidas que muchos juzgan inconstitucionales, como someter al mando directo del Ministerio sovi¨¦tico del Interior a la polic¨ªa municipal de Mosc¨².
Estos hechos han ejercido una fuerte influencia sobre la primera fase de los debates en el Congreso de Diputados de Rusia, convocado en sesi¨®n extraordinaria. Esta sesi¨®n hab¨ªa sido pedida con la intenci¨®n de exigir a Yeltsin un balance de su gesti¨®n y de someterle a un voto de censura, lo que podr¨ªa haber acarreado incluso su eliminaci¨®n como presidente de Rusia. No hay que olvidar que la mayor¨ªa de Yeltsin en ese Congreso es muy estrecha: su elecci¨®n como presidente se decidi¨® con s¨®lo cuatro votos de ventaja. Por otro lado, su labor de gobierno merece serias cr¨ªticas, incluso por parte de diputados que votaron a su fivor. Muchos piensan que su obsesi¨®n por combatir a Gorbachov es excesiva. En todo caso, el clima creado por la manifestaci¨®n y por las medidas represivas (le Gorbachov ha favorecido a Yeltsin, al menos inicialmente. El Congreso suspendi¨® su reuni¨®n el jueves, lo que supon¨ªa apoyar la manifestaci¨®n convocada por Rusia Democr¨¢tica. Pero en la cuesti¨®n principal las espadas siguen en alto. La discusi¨®n de la reforma constitucional que permita la elecci¨®n directa del presidente -como pidieron los electores en el refer¨¦ndum-, ha quedado aplazada quiz¨¢s para despu¨¦s de una nueva convocatoria de los ciudadanos rusos a las urnas.
En esta coyuntura, el informe presentado por Yeltsin ante el Congreso ruso al rendir cuentas de su gesti¨®n contiene un llamamiento a todas las fuerzas democr¨¢ticas, incluidos los sectores progresistas del PCUS, para constituir una amplia coalici¨®n que saque a la URSS del caos en el que se est¨¢ hundiendo. Esta idea no se aleja mucho del "centrismo" pedido por Gorbachov en sus recientes discursos en Bielorrusia. Cada vez resulta m¨¢s obvio que el enfrentamiento entre el Gobierno ruso y el sovi¨¦tico desemboca en una ingobernabilidad total, en un verdadero suicidio. Por ello se levantan voces, como la de Shevardnadze, que, a despecho del actual apasionamiento, piden que la negociaci¨®n y el di¨¢logo sustituyan al choque y al pulso entre Gorbachov y Yeltsin.
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