Pol¨¦mica en Per¨² por el acuerdo para la lucha antidroga negociado con EE UU
![Gustavo Gorriti](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F99bdc3d5-d236-4c07-9e81-b07648fd0d63.png?auth=7d041ee55c800334d9abb7422797010af90a40df63b2c1b7bc32c1f8ee17aa05&width=100&height=100&smart=true)
Las negociaciones previas a la firma de un convenio global de lucha antidroga entre Per¨² y Estados Unidos se llevan a cabo en Lima sobre un tel¨®n de fondo pol¨¦mico y de mal disimuladas pugnas entre los grupos de influencias que rodean al presidente, Alberto Fujimori. La oficina presidencial emiti¨® el pasado s¨¢bado un comunicado en el que se afirma que ese pacto no prev¨¦ una intervenci¨®n de fuerzas militares extranjeras en Per¨².
El forcejeo palaciego en Per¨² ha producido algunos cambios sorpresivos en el predicamento e importancia de estos grupos, lo que puede tener repercusiones significativas sobre el alcance y la forma del convenio. A su vez, desde fuera del Gobierno, una gama diversa de partidos, agrupaciones y personas interviene en el debate.Lo ¨²nico hasta ahora un¨¢nime es el consenso sobre la importancia del convenio para el pa¨ªs. Aunque, salvo limitadas excepciones, casi todas las instituciones peruanas expresan, bas¨¢ndose en consideraciones morales, un tajante rechazo al narcotr¨¢fico, el hecho es que la exportaci¨®n ilegal de coca¨ªna semielaborada, cuyo valor en puerto de embarque se estima entre 1.500 y 2.000 millones de d¨®lares anuales (200.000 millones de pesetas), se ha convertido desde algunos a?os en el principal producto de exportaci¨®n de Per¨².
Y ello mientras la econom¨ªa legal sufr¨ªa una involuci¨®n brutal, que ha hecho descender a la poblaci¨®n a los niveles de 1973, y el ingreso per c¨¢pita al de 1957. Esto acentu¨® la creciente dependencia nacional de la econom¨ªa del narcotr¨¢fico hasta el punto de que hoy -pese a la violencia que impera en la mayor¨ªa de las zonas cocaleras, especialmente en el Alto Huallaga- hay alrededor de un mill¨®n de personas directamente vinculadas a esa actividad.
Por otro lado, las relaciones bilaterales de Per¨² con Estados Unidos -como sucede tambi¨¦n con las de Colombia y las de Bolivia- giran fundamentalmente, y en forma cada vez m¨¢s marcada, alrededor del tema de la lucha contra el narcotr¨¢fico; y ello no porque estos pa¨ªses lo deseen, sino porque EE UU as¨ª lo impone.
Este a?o, luego de insistentes rumores sobre la posibilidad de que Per¨² recibiera una evaluaci¨®n negativa de la Administraci¨®n de George Bush, la certificaci¨®n -hecha p¨²blica a comienzos de marzo- result¨® fr¨ªamente favorable. Pero el Congreso de EE UU puede desaprobarla dentro de los siguientes 45 d¨ªas, es decir, antes del 15 de abril. De ah¨ª el car¨¢cter febril de las negociaciones para lograr la firma del convenio antes de esa fecha.
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