"Detesto la devoci¨®n""

Ezio Frigerio (Erba, Italia, 1930) insiste en que el del escen¨®grafo es un trabajo "solitario, silencioso". No se considera de ning¨²n modo popular y, sin embargo, si alguien hay dentro de su profesi¨®n que en estos momentos acapara atenciones p¨²blicas, ¨¦se es ¨¦l: sus decorados para el Cyrano de Bergerac, de Jean-Paul Rappenau, han obtenido uno de los 10 Cesar del cine franc¨¦s y una de las cinco candidaturas a los Oscar de Hollywood. "No soy popular", afirma. "El ¨¦xito que ahora tengo lo he arrancado con los dientes".

Sus relaciones con el medio cinematogr¨¢fico datan de antiguo y no son precisamente pac¨ªficas. Inici¨® su carrera en 1954, bajo la tutela de Renato Castellani, con quien m¨¢s tarde colabor¨® en la direcci¨®n art¨ªstica de la serie televisiva Leonardo da Vinci. Ha realizado decorados para Vittorio de Sica, Liliana Cavani y Bernardo Bertolucci. Para este ¨²ltimo director realiz¨® la escenograf¨ªa de Novecento. "Con esta pel¨ªcula decid¨ª retirarme del cine. Estuve trabajando para ella durante a?o y medio y consider¨¦ que los resultados eran muy limitados, no se correspond¨ªan con el esfuerzo que yo hab¨ªa volcado. Por eso rechac¨¦ la propuesta de trabajar en El ¨²ltimo emperador, pese a la insistencia y a las muchas afinidades que mantengo con Bernardo Bertolucci".Ahora reconoce: "Cyrano me ha cambiado la vida. Primero me resist¨ª, pero ahora tengo que reconocer que el esfuerzo ha sido ¨²til". El hecho de que fuera una obra de teatro, junto a la insistencia de Rappenau, inclin¨® la balanza a favor de una vuelta al medio cinematogr¨¢fico. Para la pel¨ªcula, Frigerio ejecut¨® 10 grandes cuadros y sobre todo realiz¨® uno de sus grandes sue?os: construir un teatro del siglo XVII para una de las escenas m¨¢s brillantes de la pel¨ªcula. "Para alguien como yo que ha intervenido en tantos montajes de Racine y Moli¨¨re, esta experiencia ha resultado emocionante". En voz baja confiesa que por la noche, apagados los focos y las trepidaciones del rodaje, acostumbraba a pasearse solo por ese espacio m¨ªtico. Pudoroso, guarda para s¨ª los pensamientos de esos instantes.

Frigerio tiene nuevos proyectos cinematogr¨¢ficos en cartera, concretamente La infancia de Luis XIV, de Roger Planchon, con Carmen Maura en el papel de Ana de Austria. "Con respecto al teatro, el cine precisa de una mayor sabidur¨ªa pr¨¢ctica, pero impone limitaciones claras: por ejemplo, el escen¨®grafo no puede decidir el cuadro, mientras que s¨ª lo hace sobre un escenario".

Relaciones profesionales

En Barcelona, el escen¨®grafo ha impartido un curso de escenograf¨ªa en el Instituto del Teatro, en cuatro sesiones de cinco horas cada una. "La verdad es que con ning¨²n director de escena he hablado jam¨¢s 20 horas seguidas. Querr¨ªa desmitificar esa supuesta sublime relaci¨®n que se da entre el escen¨®grafo y el director. Una vez acordadas las premisas cr¨ªticas -es decir, si se quiere un montaje ambientado en esta o,en aquella ¨¦poca-, luego se trata de unas relaciones menos elevadas de lo que suele creerse, basadas en recuerdos personales, en an¨¦cdotas cotidianas. No existe una forma institucionalizada de ejercer esta profesi¨®n". Para ejemplificar dicha relaci¨®n cita a Picasso: "Cuando le preguntaban si ante una tela en blanco ten¨ªa ya las ideas claras de lo que iba a hacer sol¨ªa contestar: 'S¨ª, pero no demasiado'. Lo mismo nos ocurre a nosotros: rara vez tenemos a priori las ideas claras". Preguntado si nunca ha sentido la tentaci¨®n de dirigir ¨¦l los montajes, contesta horrorizado: "No, por favor. Soy demasiado perezoso y a la vez demasiado intelectual. Yo veo una escalera y soy incapaz de decir si el actor debe subirla o bajarla. Me gusta todo lo previo, la preparaci¨®n del montaje. Pero cuando llegan los actores, me pondr¨ªa a correr, soy el antidirector. ?C¨®mo se puede decir a alguien qu¨¦ cara tiene que poner en uno u otro momento de la obra?".