El esp¨ªritu, contra la materia
La ralentizaci¨®n de la vida cotidiana que, a ojos del visitante extranjero, invade las sociedades de Oriente Pr¨®ximo durante el Ramad¨¢n no parece traducirse en una cat¨¢strofe econ¨®mica. Menos a¨²n este a?o, en que el inicio de la fiesta religiosa ha coincidido con el fin de la crisis extendida en la regi¨®n por la guerra del Golfo.Durante un mes, mil millones de musulmanes en todo el mundo observan un ayuno total (comida y bebida) desde la salida hasta la puesta del sol. Parad¨®jicamente, ¨¦ste es, al mismo tiempo, el mes de los grandes banquetes, hasta el punto de que los practicantes dan la impresi¨®n de vivir para comer. El ansia contenida durante todo el d¨ªa estalla al caer la noche y tras las comilonas (iftar), la fiesta se prolonga hasta la madrugada, el momento de una ¨²ltima comida (suhur) antes del amanecer.
Tal desbarajuste biol¨®gico tiene repercusiones Inevitables a nivel nacional. Empleados que llegan tarde al trabajo o se duermen en ¨¦l a causa del trasnochar, personas que se marean ante las altas temperaturas por no beber, apat¨ªa generalizada y descenso del rendimiento, que obligan a concluir la jornada laboral un par de horas antes. De alguna forma, este estado let¨¢rgico tiene que influir en la productividad.
"Esos datos o no constan o son inasequibles", explica a EL PA?S un analista pol¨ªtico de un pa¨ªs ¨¢rabe. Su respuesta es v¨¢lida para el resto. El enfoque racionalista que supone cuantificar las p¨¦rdidas por baja de productividad en este periodo, es tachado de "irreverente" tanto en medios religiosos como oficiales.
"Se trata de un tema espiritual y por lo tanto, no se puede abordar desde una perspectiva material", explica un ciudadano occidental con varios a?os de residencia en Arabia Saud¨ª, tal vez uno de los pa¨ªses m¨¢s estrictos en el cumplimiento del precepto. All¨ª la sola idea de "descenso" -de la productividad, del trabajo, etc¨¦tera- "no es mencionable", a?ade la misma fuente. "Se parte de la idea de ascenso espiritual".
Arabia Saud¨ª, junto con el resto de los pa¨ªses ¨¢rabes del Golfo, es sin duda una excepci¨®n de bienestar, donde estos asuntos pueden resultar marginales. El engranaje tecnol¨®gico y social funciona de forma casi autom¨¢tica y se dispone de una muy importante mano de obra extranjera, de la que aproximadamente la mitad no comparte la fe musulmana y por lo tanto, trabaja a pleno rendimiento. En cualquier caso, el incremento de la actividad comercial va a notarse este a?o,, tras la recesi¨®n provocada por la reciente guerra.
Algo similar se percibe en los Territorios Ocupados, donde tal vez se vea una peque?a recuperaci¨®n econ¨®mica por la llegada de ayuda europea y el levantamiento de las restricciones. "La productividad de ese sector no interesa en Israel, asegura un experto europeo, "si acaso la de los ¨¢rabesisrael¨ªes, pero ¨¦stos se comportan de acuerdo con par¨¢metros israel¨ªes y respetan los horarios". En los Territorios, la actividad econ¨®mica est¨¢ tan deteriorada por tres a?os de intifada que el ayuno no va a ser un factor de distorsi¨®n.
En el otro extremo se encuentran pa¨ªses como Yemen o Egipto, donde la fiesta de Ramad¨¢n acarrea consecuencias, si bien dif¨ªcilmente cuantificables, evidentes a cualquier observador. El incremento del consumo dispara los precios hasta un 30% por encima de lo normal y por la noche, las calles, horas antes amodorradas, se llenan de vida. Tanto el transporte p¨²blico como el comercio o la televisi¨®n permanecen abiertos hasta casi las dos de la ma?ana, con el consiguiente incremento del gasto de carburantes y electricidad.
Sin olvidar una curiosa observaci¨®n de la prensa egipcia: nueve meses despu¨¦s de Ramad¨¢n se incrementa considerablemente el n¨²mero de nacimientos respecto a cualquier otra ¨¦poca del a?o.
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