Esc¨¢ndalos contra el arte
Aunque el robo de obras de arte universalmente c¨¦lebres y, todav¨ªa mas, conservadas en museos es una iniciativa, desde el punto de vista de hacer rentable el bot¨ªn, condenada al fracaso por la imposibilidad de vender luego el producto, el robo y posterior recuperaci¨®n de 20 cuadros de Van Gogh, perpetrado ayer en el museo situado en pleno centro de Amsterdam monogr¨¢ficamente dedicado al pintor, vuelve a enturbiar por el esc¨¢ndalo el hasta hace poco tranquilo mundo del arte.No hay duda de que dicho esc¨¢ndalo est¨¢ directamente relacionado con el previo de la especulaci¨®n comercial e informativa, que durante los ¨²ltimos a?os no parece hallar otro incentivo en su aproximaci¨®n al arte, y, por tanto, para su valoraci¨®n social, que el puramente econ¨®mico.
La sucesi¨®n de marcas de precios batidas en una desenfrenada carrera alcista, anunciadas a bombo y platillo por todos los medios masivos de comunicaci¨®n, se ha convertido de esta manera en una forma de publicidad garantizada., con lo que no es extra?o que determinadas firmas econ¨®micas busquen intencionadamente romper el techo de los precios como una inversi¨®n, sobre todo, en imgen.
A Van Gogh le hab¨ªa tocado ¨²ltimamente convertirse en pasto de estos desaprensivos y, tras haber superado con dos de sus cuadros, vendidos en respectivas subastas, las cifras de 50 millones y 80 millones de d¨®lares, lo que fue aireado como si de un acontecimiento fundamental para la humanidad se tratase, la sombra de una amenaza inminente se cern¨ªa sobre su Obra.
En este sentido, da igual que haya sido el robo simple, el secuestro temporal con vistas a obtener un rescate bajo la amenaza de destrucci¨®n modalidad ¨¦sta m¨¢s eficaz y peligrosa entre las que se usan por parte de los delincuentes mejor informados o, lo que resulta finalmente irreversible, la destrucci¨®n de los cuadros, que es lo que hacen los mit¨®manos y dem¨¢s psic¨®patas, a los que les da igual agredir a un personaje p¨²blico que a una obra maestra c¨¦lebre, pues en ambos casos tienen asegurado el esc¨¢ndalo publicitario y la m¨¢gica relaci¨®n con lo socialmente considerado como grande que les redime de su agobiante sensaci¨®n de peque?ez aunque sea de una forma tan destructiva.
Peligro
Seguramente nos hallamos ante una de las indeseables consecuencias de una, por lo dem¨¢s positiva, difusi¨®n social masiva de los hasta hace poco vencidos canales de aprecio del arte, pero si en el futuro seguimos demostrando que lo ¨²nico que interesa del arte es su capacidad de revalorizaci¨®n econ¨®mica, su posibilidad de convertirse en un espect¨¢culo de masas y su potencia publicitaria, no nos podremos quejar de que peligre su conservaci¨®n f¨ªsica y cultural, pues nadie hip¨®critamente podr¨¢ negar que el arte en la actualidad es cosa de especuladores, rateros y dise?adores de imagen. A Van Gogh y a los verdaderos amantes del arte les importa ¨¦ste s¨®lo como expresi¨®n de vida y. por tanto, algo que ayuda a vivir feliz incluso con el bolsillo vac¨ªo.
Al final, con este esc¨¢ndalo, se vuelve a cumplir esa tr¨¢gica sentencia que escribi¨® el propio Van Gogh: "La pintura deber¨ªa ejecutarse a costa de la sociedad, en lugar de que el artista tuviera que soportar todo su peso". Seguramente lo que no pod¨ªa sospechar Van Gogh es que ese peso gravitar¨ªa sobre sus espaldas cien a?os despu¨¦s de haber muerto.
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