"Un reguero de bombas nos oblig¨® a huir de Suleimani¨¢"
Los kurdos tienen sed y se llevan la mano, en forma de cuenco, a la boca nada mas verte
ENVIADA ESPECIAL, "Hemos pasado de la gloria al infierno, pero Suleimani¨¢ recordar¨¢ siempre que fue libre 27 d¨ªas del mes de marzo de 1991", dice a este peri¨®dico Saman Kader, despu¨¦s de nueve d¨ªas de viaje a trav¨¦s de las monta?as kurdas para refugiarse en Ir¨¢n de las tras de Sadam Husein. Kader, de 31 a?os, asegura que la "pr¨¢ctica totalidad de la poblaci¨®n de Suleimani¨¢", la tercera ciudad del Kurd¨ªst¨¢n iraqu¨ª, abandon¨® sus casas el 4 de abril, despu¨¦s de que los aviones del Gobierno de Bagdad "barrieran la ciudad a bombazos". "No es que no pudi¨¦ramos defender Suleimani¨¢, es que ten¨ªamos miedo, un miedo atroz a la matanza que desencadenar¨ªa la resistencia".
Kader, subvencionado por el Gobierno iraqu¨ª, estudi¨® arquitectura en Mil¨¢n y se vio obligado a volver a Irak en julio de 1989 porque el r¨¦gimen amenaz¨® con la c¨¢rcel a su familia si no lo hac¨ªa. Sus ojos negros chispean al recordar la llegada de los peshmergas (guerrilleros kurdos) a Suleimani¨¢ el pasado 6 de mar zo: "Llegaron por la noche y penetraron en la ciudad sin problemas. A la ma?ana siguiente atacaron el cuartel general del Ej¨¦rcito y los puestos de polic¨ªa y del Gobierno. En cuesti¨®n de horas todos se rindieron. Soldados y polic¨ªas kurdos se unieron a la revuelta, los ¨¢rabes se fueron y los heridos se los llev¨® la Media Luna Roja. En la ma?ana del d¨ªa 8 se produjo la liberaci¨®n. Suleimani¨¢ era un enclave kurdo gobernado por kurdos".Las palabras le salen atropelladas y el entusiasmo va dejando paso al dolor: "La alegr¨ªa empez¨® a empaparse con la duda. Al d¨ªa siguiente de la liberaci¨®n comenzamos a temer que volver¨ªa, que suceder¨ªa lo que sucedi¨®. Aquel reguero de bombas nos oblig¨® a irnos porque no ten¨ªamos armas con que hacerle frente".
Ahora Kader deambula por las calles de Paveh, un pueblo de la provincia iran¨ª de Bahtaran, cuyos habitantes, unos 10.000, est¨¢n absolutamente desbordados por el ¨¦xodo iraqu¨ª. Paveh se encuentra a 50 kil¨®metros de la frontera irano-iraqu¨ª, pero incluso una veintena de kil¨®metros an es de llegar al pueblo ya se anuncia el horror a que ha llegado la pol¨ªtica de Bagdad, que tan s¨®lo en esta zona ha provocado la entrada, seg¨²n el registro de la guardia fronteriza, de 400.000 refugiados.
El tormento de la sed
Cualquier arroyo que produce el deshielo de las nieves es aprovechado por decenas de iraqu¨ªes para saciar su sed. No importa que sea haciendo equilibrios en la carretera, en la bajada de la monta?a o en el m¨¢s m¨ªnimo rellano. El agua, cuya escasez ha sido el mayor tormento de la huida, es buscada con desespero por estas gentes, agotadas de centenares de kil¨®metros de colas para entrar en Ir¨¢n. "Se llega m¨¢s r¨¢pido a pie que en coche", dice Kader, que ha tardado nueve d¨ªas en hacer el trayecto en autom¨®vil, mientras que su hermano ha llegado en ocho andando.El Gobierno iran¨ª tiene instalados unos 200.00 refugiados en el campamento de Shelhan, a 22 kil¨®metros de la frontera. Por all¨ª corre el r¨ªo S¨ªrwari, pero sus aguas est¨¢n contaminadas y est¨¢n causando graves problemas de gastroenteritis. La gente se queja de sed y se lleva la mano, en forma de cuenco, a la boca nada m¨¢s verte. Camiones cisterna iran¨ªes distribuyen agua potable una vez al d¨ªa, pero la cantidad es m¨¢s que insuficiente.
"La amnist¨ªa que Sadam nos ha ofrecido para que volvamos es otra de sus mentiras. ?l s¨®lo quiere matar kurdos, y, al mundo no le importa porque el petr¨®leo de Kirkuk es oficialmente iraqu¨ª y no de los kurdos", afirma Osman Al¨ª Latif, de 48 a?os. Latif ha llegado a Sheihan despu¨¦s de 10 d¨ªas de marcha desde el importante centro petrol¨ªfero de Kirkuk, la segunda ciudad del Kurdist¨¢n iraqu¨ª, que tambi¨¦n lleg¨® a ser libre casi una semana.
Ahmed Mohamed Halaya se guarda la pistola en el faj¨ªn con que se sujeta sus pantalones bombachos. Halaya, de 34 a?os, es peshmerga desde hace siete. Vino a Ir¨¢n a traer a su mujer y a sus cuatro hijos, pero ¨¦l se vuelve a Irak para continuar la lucha. Halaya pertenece al Movimiento Isl¨¢mico del Kurdist¨¢n, un peque?o partido que lidera Osman Abdul Aziz, y ha participado en la liberaci¨®n de Suleimani¨¢ y Kirkuk. "Seguir¨¦ luchando no s¨®lo hasta la ca¨ªda de Sadam Huse¨ªn, sino hasta el fin del r¨¦gimen baazista", dice el peshmerga.
Seg¨²n Halaya, al menos 200 muyahidin (opositores al r¨¦gimen iran¨ª refugiados en Irak) participaron en el ataque del Ej¨¦rcito iraqu¨ª para retomar Klrkuk.
"D¨ªgale a su pa¨ªs que necesitamos ayuda, que no nos dejen morir, que nosotros, como los kuwalt¨ªes, tambi¨¦n somos seres humanos", pide con desespero Mustaf¨¢ Hamas, de 28 a?os, a¨²n impactado al enterarse: de que ha muerto esta ma?ana un ni?o de cinco meses en la tienda vecina a la suya. Se calcula que al menos 1.000 iraqu¨ªes mueren diariamente en su huida hacia Ir¨¢n y a consecuencia de la falta de condiciones m¨ªnimas que ofrecen los campamentos.
Entre las muchas calamidades que se viven entre estos refugiados est¨¢n varios ni?os con el cuerpec¨ªto abrasado por las bombas de f¨®sforo. El Gobierno iran¨ª est¨¢ haciendo un esfuerzo incalculable por ayudar a estos desamparados, pero el haber intentado hacerlo s¨®lo ha retrasado la cooperaci¨®n y el env¨ªo de ayuda de otros pa¨ªses que se revela ahora elemental.
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