Contra el viento
GABRIEL CELAYA, muerto ayer tras una larga enfermedad, ejemplifica en su vida y obra lo mejor del ser humano que opta por la creaci¨®n, por el conocimiento de la sensibilidad ajena y por todo aquello que coadyuva a que el hombre sea m¨¢s generoso, solidario y placentero.Con las ra¨ªces s¨®lidamente asentadas en la m¨ªtica Residencia de Estudiantes, Celaya, "f¨®rnido v rubicundo, expansivo, con una sonrisa imperial", como le definiera su amigo Garc¨ªa Hortelano, no dej¨® de provocar el deslumbramiento en quienes le trataron o leyeron. Sin duda, una de las caracter¨ªsticas de toda obra bien construida es la de imbricar constantemente autobiograf¨ªa y belleza en sus creaciones. As¨ª fue en Celaya, de quien se puede tener noticia de lo m¨¢s ¨ªntimo en sus miles de poemas, con el impudor que confiere el saberse honrado.
La poes¨ªa fue su radical obsesi¨®n. Cualquier poes¨ªa y no s¨®lo la social (de la que ciertamente jam¨¢s reneg¨®, aunque no est¨¦ justificada la permanente y casi exclusiva inclusi¨®n y referencia que a ella se hace de su obra). Sobre poes¨ªa escribi¨® varios ensayos espl¨¦ndidos: La exploraci¨®n de la poes¨ªa e Inquisici¨®n y poes¨ªa. En torno a ella gir¨® su vida entera, hasta el punto de abandonar su cualificado trabajo como ingeniero industrial, su familia, ciudad y amigos para trasladarse a Madrid y comenzar una nueva andadura de poeta, editor, traductor y contertulio.
S¨®lo los que tienen mucha fe en el g¨¦nero humano son capaces de romper las autosatisfechas ataduras del confort y vivir contra el viento. Gabriel Celaya fue uno de ellos: luch¨® con sus fr¨¢giles armas contra la dictadura, cultiv¨® la amistad y, con ello, el respeto de quienes le trataron -maduros o j¨®venes-, comparti¨® cuanto tuvo y nos dej¨® a todos un inestimable legado de bienhacer y dignidad.
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