Alimentos 'made in USA' para los refugiados kurdos
Helic¨®pteros con v¨ªveres cruzan diariamente la frontera turco-iraqu¨ª
ENVIADO ESPECIALEl siempre presente fot¨®grafo japon¨¦s, acodado en una paca de v¨ªveres como un francotirador, dispara entusiasmado su c¨¢mara mientras un Superstallion de gran tonelaje despega desde la base que Estados Unidos levanta aceleradamente en la localidad turca de Slopi. El helic¨®ptero, con artiller¨ªa en la proa y toneladas de comida, agua y leche en sus bodegas, se pierde en los cielos de la frontera con Irak, en cuyas ca?adas y macizos monta?osos penan o mueren miles de kurdos.
El comandante Ron Gahagan que ha facilitado el acceso del fot¨®grafo a la pista central de estas nuevas instalaciones militares, comenta complacido la eficacia de los ingenieros: "Este lunes, todo esto que ven ustedes eran prados donde pastaban ovejas. Ahora empieza a parecerse a una ciudad".Un total de 980 soldados estadounidenses, brit¨¢nicos y franceses, muchos de ellos trasladados de otras bases, habitan en esta ciudad de despensas atiborradas y medios ilimitados. Cada d¨ªa despegan desde sus dos pistas 71 helic¨®pteros con alimentos para los kurdos. "Hace dos d¨ªas repartimos 108 toneladas, y el jueves, m¨¢s de 70. Depende de las condiciones climatol¨®gicas. El 50% del cargamento son comidas o platos preparados; el 25%, agua, y el resto, leche en polvo maternizada", dice Gahagan.
Acostumbrados a levantar campamentos en los desiertos de Arabia Saud¨ª y Kuwait, los t¨¦cnicos militares norteamericanos han cimentado con rapidez unas instalaciones, con 180 tiendas verde oliva que pronto albergar¨¢n a varios miles de soldados de la coalici¨®n que derrot¨® al Ej¨¦rcito de Sadam Husein. Un total de 408 toneladas de equipos y material de transmisi¨®n se amontonan en los laterales de esta ciudad almac¨¦n, enclavada en una campi?a entre monta?as, desde la que se distribuyen v¨ªveres para cerca de 20 campos de refugiados kurdos. El sol quema al mediod¨ªa y algunos de los marines que conducen las excavadoras presentan un bronceado similar al que distingui¨® a los curtidos y legendarios camioneros de Agrom¨¢n durante sus heroicas campa?as de est¨ªo: hasta la mitad de los b¨ªceps y un poco m¨¢s abajo de la nuez. El comandante Gahagan dice que las condiciones de reparto entre los refugiados mejora, y en algunos lugares, los helic¨®pteros aterrizan y las raciones son distribuidas con m¨¢s orden. "Sin embargo, les kurdos se mueven constantemente y no es f¨¢cil acceder a todos ellos". Pr¨®digas caravanas de camiones llegan regularmente a Slopi y descargan todo tipo de elementos, desde maderos y lonas para construir letrinas o se?alar las pistas de aterrizaje hasta contenedores con material electr¨®nico o cables. La actividad es constante y un parque m¨®vil variado se encarga de distribuir las bombonas con ox¨ªgeno para soldar las camas, las mesas y el material sanitario de un hospital de campa?a.
Hacendosos, unos construyen una nave, apilan botellas de agua o cercan con alambradas el espacio ganado a la llanura. Otros conducen los veh¨ªculos pesados como si del Par¨ªs-Dakar se tratase.
El nuevo acuartelamiento multinacional en Turqu¨ªa ha sido dividido en tres secciones: una de intendencia, con una pista cimentada de aterrizaje en la que se almacenan y clasifican las mercanc¨ªas; una pradera que agrupa a los helic¨®pteros fuera de servicio o dispuestos a despegar, y la destinada a viviendas. El comandante Ron Gahagan esquiva una respuesta concreta cuando se le pregunta por qu¨¦ van a ser ideados cinco nuevos campamentos de refugiados en Irak en lugar de facilitar el regreso de los kurdos a sus ciudades con protecci¨®n militar. "No lo s¨¦; pregunten al Departamento de Estado".
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