La revolucion isl¨¢mica un recuerdo lejano
Tras una d¨¦cada de profunda religiosidad, los iran¨ªes vuelven lentamente a los principios individualistas y mercantilistas
Si el imam Jomeini despertase y viese que su sue?o eterno lo cobijan una grandiosa c¨²pula y dos alminares de 90 metros de altura recubiertos de oro, arremeter¨ªa contra este lujo oriental, pero su ira no tendr¨ªa fin si descubriera lo que queda en Ir¨¢n de revoluci¨®n isl¨¢mica. Tras una d¨¦cada de religiosidad in extremis, los iran¨ªes vuelven lentamente a los principios individualistas y mercantilistas por los que se han regido durante milenios.
"En tiempos de Jomeini, la Rep¨²blica Isl¨¢mica en pleno se habr¨ªa puesto al servicio de la revuelta shi¨ª en Irak. Ahora, el Ej¨¦rcito iraqu¨ª ha dado muerte a miles de shi¨ªes en las ciudades santas de Kerbala y Nayaf, e Ir¨¢n se ha limitado a criticar a Sadam Husein y a dar apoyo moral a sus sufridos vecinos", afirma un diplom¨¢tico europeo.Casi dos a?os despu¨¦s de la muerte del imam, centenares de miles de familias acudieron al mausoleo durante la fiesta del Ramad¨¢n (el mes del ayuno isl¨¢mico), celebrada entre el martes y el viernes pasado. Sin embargo, son menos los devotos que los que acuden a pasar el d¨ªa como en cualquier otro lugar de asueto.
La tumba de Jomeini est¨¢ situada al sur de la capital, cercana a los suburbios de los desheredados, que le aclamaron hasta convertirle en el m¨¢ximo l¨ªder del pa¨ªs. Una simple ojeada revela que la pr¨¢ctica totalidad de quienes hoy le recuerdan son esas mismas masas empobrecidas por nueve a?os de guerra.
Con la primavera es m¨¢s evidente la relajaci¨®n de la conducta isl¨¢mica. El largo de las faldas de las mujeres se ha reducido, y los negros chadores dan paso a pa?uelos de colores que dejan al descubierto un amplio mech¨®n de pelo, la ¨²ltima moda de Teher¨¢n. Las parejas entrelazan sus manos en los parques, y quienes mantienen relaciones sexuales no est¨¢n obligados a presentar a quien les increpe el certificado de matrimonio expedido por el mul¨¢ (religioso shi¨ª).
Estos cambios exteriores, sin embargo, son menos relevantes que los que est¨¢ sufriendo el sistema pol¨ªtico. De la mano del presidente Al¨ª Akbar Hachem¨ª Rafsanyani, la Rep¨²blica Isl¨¢mica se despoja de todo su internacionalismo revolucionario y se inclina hacia un pragmantismo cuyo principal m¨®vil es la reconstrucci¨®n de Ir¨¢n.
Entre las m¨¢s importantes reformas figura la inclusi¨®n de los pasdaran (guardianes de la revoluci¨®n) en el Ej¨¦rcito regular. Estos batallones populares, impregnados de fanat.ismo, est¨¢n siendo asimilados con grados y uniformes a las Fuerzas Armadas, aunque a¨²n parece lejano el d¨ªa en que se le ponga el cascabel al gato y pase a retiro el jefe de los pasdaran, Musen Rezal. Of icialmente, esta llama revolucionarla debe ya obediencia al jefe del Estado Mayor de la Fuerzas Armadas, almirante Al¨ª Shamjanid, pero e n realidad su ¨²nico comandante es Al¨ª Hamenei.
De acuerdo a la Constituci¨®n, el l¨ªder espiritual est¨¢ por encima del bien y del mal del pa¨ªs. Pero estos atributos requieren un carisma del que Hamenei carece. De ah¨ª que lentamente los hombres de Rafsanyam se est¨¦n haciendo con el Gobierno de Ir¨¢n, mientras que Hamenel es confinado a sus tareas religiosas entre los mul¨¢s y ayatol¨¢s. El l¨ªder espiritual sigue siendo el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, pero en manos de Hamenei este cargo parece papel mojado, y no ser¨ªa extra?o que pronto lo cediese a un militar. "El llamamiento de Hamenei a la guerra en apoyo de Irak contra Sat¨¢n [Estados Unidos] se qued¨® en un pu?ado de palabras corregidas horas despu¨¦s por el presidente Rafsanyani", destacan fuentes occidentales.
Otro importante cambio introducido en la vida cotidiana de los iran¨ªes es la desaparici¨®n de los comit¨¦s, esas organizaciones de barrio empe?adas en islamizar al pa¨ªs a base de represi¨®n y castigo. Los comit¨¦s, como las gendarmer¨ªas, han quedado integrados en el cuerpo de polic¨ªa urbana. Estos comit¨¦s fueron los que sembraron el terror revolucionario en las calles de Teher¨¢n. El celo de estos j¨®venes arremeti¨® especialmente contra las mujeres, que podr¨ªan ser azotadas o maltratadas por cualquier comit¨¦ que descubriesen c¨®mo unos pelos escapados de] chador incitaban al hombre al pecado.
"Estamos mucho mejor"
El comentario generalizado de la poblaci¨®n es: "Ahora estamos mucho mejor", aunque no faltan los nost¨¢lgicos del ya considerado antiguo r¨¦gimen. "Ah med Jomeini, hijo del imam, que luch¨® encarecidamente por hacerse con la herencia teocr¨¢tica de su padre, est¨¢ cada m¨¢s apartado del poder, aunque sus radicales sigan haciendo ruido en el Parlamento", se?alan fuentes diplom¨¢ticas europeas.Como el Gobierno ha comenzado a racionalizar los precios para adecuarlos a la realidad y ha desatado la batalla contra el mercado negro, al asimilar el cambio oficial del d¨®lar al de ¨¦se -su valor ha pasado de 70 reales a 1.350-, los teheran¨ªes, cuyos salarlos son tan insuficientes que les obligan a tener dos o tres empleos, han recurrido a otro mercado: despu¨¦s de una d¨¦cada de ley seca, las bebidas alcoh¨®licas empiezan a circular a precios astron¨®micos por la capital.
"Este pa¨ªs no lo reconocer¨¢ en un par de a?os que nos dejen vivir en paz", indica un joyero que busca salida a su mercanc¨ªa en el exterior. "Somos un pueblo acogedor y abierto. Que nos dejen ser como somos, y ver¨¢ c¨®mo Ir¨¢n se desarrolla y los mul¨¢s se vuelven a sus mezquitas", a?ade.
Los iran¨ªes est¨¢n convencidos de que ya se han ganado el cielo, y ahora quieren disfrutar de lo que les pueda dar la tierra. De momento, el cansancio del periodo revolucionario y el temor a una desestabilizaci¨®n del sistema que ponga en peligro las perspectivas de paz que se han abierto llevan a la poblaci¨®n a guardar, frente al exterior, los mandamientos del Estado teocr¨¢tico, y a salt¨¢rselos sin reparos en la privacidad de sus casas.
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