Coherencia

El ministro espa?ol de Asuntos Exteriores y el inevitable don Chencho Arias han expresado sus prop¨®sitos de colaborar en los cambios pol¨ªticos de Cuba, como prueba de coherencia democr¨¢tica. Hemos de esperar que esa coherencia democr¨¢tica sea total, sin necesidad siquiera de que nos pongamos de acuerdo sobre de qu¨¦ coherencia se habla y qu¨¦ democracia se pretende. La mejor democracia es la que siendo formal no deja de ser real.En nombre de la coherencia democr¨¢tica hay que esperar un compromiso del Gobierno espa?ol para que se supere el bloqueo que asfixia. a Cuba, consecuencia de la cuarentena sanitaria dictada por Estados Unidos desde hace 30 a?os y de los 100 a?os de soledad que se ciernen sobre Cuba tras el cambio de camisa de los pa¨ªses del Este. El cambio de camisa de los pa¨ªses del Este ha dejado a Cuba sin recambios y en viaje de retorno a la bicicleta y al arado romano. Una reforma pol¨ªtica forzada en estas condiciones situar¨ªa al pueblo cubano ante una tr¨¢gica elecci¨®n entre el bunkerismo o Miami.

Tambi¨¦n en nombre de la coherencia democr¨¢tica ser¨ªa oportuno que nuestra pol¨ªtica de asuntos exteriores empezara a Fijarse en la ligereza de gatillo de algunos aliados fraternos, as¨ª en lo p¨²blico como en lo privado. Me refiero al amigo venezolano Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, expeditivo dem¨®crata que ha convertido el ametrallamiento de multitudes en un poder no previsto, no ya por Montesquieu, sino ni siquiera por Alfonso Guerra. No vaya a ser que el imperio haya atribuido al todopoderoso gabinete de urgencia del Gobierno espa?ol, los cuatro mosqueteros del poder real, un nuevo papel en el famoso nuevo orden internacional. Empezaron de mozos de carga de los B-52 y ahora ser¨ªan mozos de estoque del Caribe. Evidentemente es un ascenso. Pero sin salir de la mediocre comparseria.