Dune
22.05 / La 2Dune, 1984 (130 minutos). Director: David Lynch. Int¨¦rpretes: Kyle MacLachlan, Silvana Mangano, Sting, Jos¨¦ Ferrer, Francesca Annis. Fant¨¢stica.Dune es un filme fallido, lo que no quiere decir un filme exento de inter¨¦s. Si naufraga es por el dif¨ªcil equilibrio que se evidencia entre un productor como Dino de Laurentiis y un director de la catadura de David Lynch.
Y es que adaptar el primer volumen de la novela de Frank Herbert a la pantalla ped¨ªa dos opciones: o la gran superproducci¨®n de De Laurentiis, supermillonaria, elefanti¨¢sica y gal¨¢ctica, encargando su puesta en escena a un Irving Kershner s¨®lido pero sometido, con resultados seguros y Jedis populares, o, por el contrario, se tomaba a un autor personal -el mismo Lynch, o Jodorovsky, o Ridley Scott, que hab¨ªan acariciado el proyecto-, le daban cualquier presupuesto y libertad absoluta para leer en ini¨¢gertes el texto, interpretarlo, reinterpretarlo, so?arlo a su gusto, sin trabas ni imposiciones, en blanco y negro si as¨ª lo quiere, sin estrellas del rock si no le placen.
Dos opciones v¨¢lidas: una para hacer la colecci¨®n de cromos; la otra, para subtitular, estrenar en arte y ensayo y convertirse en objeto de adoraci¨®n para ap¨®stoles de Bu?uel. Se escogieron las dos opciones a la vez. De Laurentiis y su fara¨®nico prisma, y Lynch y su perspectiva singular, hoy, tras sus sucesivos trabajos, plenamente aplaudida por el p¨²blico, De Lynch quedan los mejores momentos del filme, un filme milim¨¦tricamente calculado para la galaxia Lucas sin tener en cuenta que el consumidor de Dune es de la galaxia Guttenberg.
Con todo, ah¨ª est¨¢ el poder fascinador de Lynch, esos suenos superrealistas, serisaciones expresionistas, patol¨®gicas, ese cine geol¨®gico del autor de Eraser head, todo ello presente en la textura imaginaria de Arrakis, el planeta Dune, o en esas im¨¢genes espectrales -una obra maestra de la imaginaci¨®n visual- de los gigantescos gusanos emergiendo de las dunas en ejemplares escenas que en la peque?a pantalla perder¨¢n toda su espectacularidad.
Pese al fracaso econ¨®mico de Dune, aplaudamos la decisi¨®n de De Laurentiis de seguir confiando en David Lynch: despu¨¦s de esa pel¨ªcula le producir¨ªa -con presupuesto ya mucho menor- la inquietante Terciopelo azul. Y no se arrepentir¨ªa.
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