"Antes ten¨ªamos muchas necesidades, pero est¨¢bamos m¨¢s unidos"
El reconocimiento de la dignidad y bondad de la vida y obra del padre Llanos no es un¨¢nime. El ¨²nico que discrepa es ¨¦l mismo, este jesuita y militante del PCE con carn¨¦ n¨²mero 2.189 que hoy cumple 85 a?os. Jos¨¦ Mar¨ªa de Llanos dice tener mala conciencia "no de estar entre el pueblo, sino de no haber sabido seguir entre ellos como uno m¨¢s". Hoy se le rinde homenaje en El Pozo del T¨ªo Raimundo, el barrio suburbial madrile?o al que se traslad¨® en 1955, dando un giro radical a su vida, "para vivir entre el pueblo". "El Pozo, mi patria definitiva", escribi¨® en Mundo Obrero, la revista del PCE, en 1.986.
Dice sentirse euf¨®rico -"ser¨¢ por la medicaci¨®n que tomo y por la fe"- y se duele de que el bienestar en su barrio, en el Pozo, haya supuesto una p¨¦rdida de comunidad. "Antes ten¨ªamos muchas necesidades, pero est¨¢bamos muy unidos, hab¨ªa una intensidad enorme, porque la pobreza une, en cambio, no digo la riqueza, pero el desahogo, el bienestar, eso desune. Hemos ganado materialmente y hasta socialmente, pero hemos perdido comunidad".Sentado el martes en un sill¨®n con una manta sobre las piernas, el cuerpo cansado, pero enormemente l¨²cido, insiste en restarse m¨¦ritos: "Me hice de notar cuando deb¨ªa ser uno m¨¢s".
Tras sufrir una reca¨ªda en su salud el pasado agosto, comenz¨® a preparar lo que ¨¦l mismo llama su "testimonio y testamento final", a trav¨¦s de m¨²ltiples conversaciones con su amigo Juan Abarca. "Anteayer he terminado", precisa.
Dios y los hombres, la Compa?¨ªa de Jes¨²s y el Pozo, polarizan ese testimonio. "Quiero a los hombres como hijos de Dios, a los cuales creo que he tratado un poco desde arriba. Habiendo escogido hace 36 a?os vivir entre el pueblo, cuando vine al Pozo, despu¨¦s de hecho viv¨ª sobre el pueblo, cuando hicimos aqu¨ª una pequena teocracia. Sin quererlo yo, pero en vez de ser un vecino m¨¢s, fui un vecino cualificado".
Ese compromiso con los hombres determin¨®, a trav¨¦s de los sindicalistas hist¨®ricos de Comisiones Obreras, su ingreso en el PCE, de cuyo comit¨¦ central es miembro de honor. Su primer carn¨¦ se lo dio Santiago Carrillo en los tiempos de la peluca, y en su casa, mientras la polic¨ªa del franquismo vigilaba fuera, Marcelino Camacho, Juli¨¢n Ariza y otros organizaban un sindicato. "Cuando quise ser entre ellos uno m¨¢s", manifiesta, "pues en v¨ªa de encarnaci¨®n, de estar entre ellos siendo uno m¨¢s de ellos, pues me afili¨¦ al partido comunista, m¨¢s que por ideolog¨ªa por ser de ellos y ellos todos eran del partido comunista".
Da profundidad y energ¨ªa a su voz para decir que "Dios es Dios, ha sido en mi vida todo y me encuentro ahora tan cerquita de su misterio que le agradezco que me haya dado la fe en estos tiempos no f¨¢ciles".
"En eso de la f¨¦", recalca en otro momento, "soy cada vez, no intransigente, pero cada vez concibo m¨¢s la fe como un don de Dios que nos cae a unos cuantos, no se por qu¨¦, pero que tiene una proyecci¨®n universal. Todos hacemos familia y en ese sentido cada vez me siento m¨¢s identificado, m¨¢s compenetrado con los kurdos, con los guineanos, con los ecuatorianos, con todos".
Dos de sus mejores amigos, el padre Arrupe, general de los jesuitas, y Dolores Ib¨¢rruri, presidenta del PCE, -fotograf¨ªas de ambos resaltan en la habitaci¨®n- han fallecido recientemente. Llanos dice que ahora piensa m¨¢s en la muerte, "porque me encuentro m¨¢s cerca. Pero ya no es ver la muerte como una tragedia, es como un paso desde el portal a mi casa, que es la casa de Dios, que es un mis erio. La muerte se llega a ver como una alegr¨ªa, un encuentro con Dios misterioso, pero realmente extraordinario. Estamos de paso aqu¨ª y prefiero estar en un sitio fijo".
Hace 10 d¨ªas, "cuando estaba todo preparado", le informaron del homenaje que hoy se le tributa. "A mi edad se toma con respeto y con gratitud, pero no ya con esa euforia de los homenajes. A mis 85 a?os ya ha pasado eso". Y se queja de que a la entrega de la medalla de oro de la Comunidad de Madrid, que se le impondr¨¢ el 2 de mayo, s¨®lo le hayan dejado invitar a 10 personas.
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