El ojo salvaje de la moda
Una amplia visi¨®n de Man Ray, a trav¨¦s de su relaci¨®n con el mundo del dise?o
Man Ray supo captar desde el primer momento lo que faltaba a la fotograf¨ªa de moda en el momento en que el dise?ador Paul Poiret le ofreci¨® en Par¨ªs hacer fotograf¨ªas para ¨¦l. Lo que faltaba era misterio y, sobre todo, sex appeal. El fot¨®grafo, entregado a lo que se llamaba vida bohemia en los locos a?os veinte, sab¨ªa c¨®mo expresarla.Despu¨¦s del gran recibimiento que le hab¨ªan hecho los artistas dada¨ªstas a su llegada de Nueva York -donde ya se hab¨ªa hecho conocido por su trabajos con Duchamp- y el fracaso econ¨®mico de su primera exposici¨®n ese mismo a?o, Man Ray decidi¨® ganarse la vida con la fotograf¨ªa. En una habitaci¨®n del H¨®tel des Ecoles, en Montparnasse, Man Ray se dedicaba a finales de 1921 a hacer retratos fotogr¨¢ficos a sus modelos durante el d¨ªa y a revelar por la noche.
Retratos
A esa habitaci¨®n acudi¨® James Joyce para que le hicieran las fotos de promoci¨®n para la publicaci¨®n del Ulises, y a ¨¦l siguieron otros artistas y escritores, como Matisse, Picasso y Sinclair Lewis. Gertrude Stein coment¨® despu¨¦s de su sesi¨®n: "Jam¨¢s he visto un espacio ordenado de una forma tan admirable. Hab¨ªa una cama, tres c¨¢maras, un biombo para la ventana y un peque?o armario donde hac¨ªa todas las tareas del revelado".Mientras muchos de sus amigos pasaban dificultades econ¨®micas, Man Ray no s¨®lo se manten¨ªa, sino que iba amasando una peque?a fortuna. Asoci¨® el pragmatismo yanqui con la creatividad, y la vida de los caf¨¦s, con la de las fiestas en las grandes mansiones. Su temperamento amable y su efervescencia creativa lo mantuvieron siempre cercano a los c¨ªrculos art¨ªsticos, pero tambi¨¦n a los de la alta sociedad. Sin embargo, en todo momento colabor¨® con otros artistas en proyectos renovadores de las formas, sobre todo con los surrealistas y los dada¨ªstas.
En el primer n¨²mero de La Revoluci¨®n Surrealista, en diciembre de 1924, J. A. Boiffard declaraba que "la moda debe ser tratada como la gravitaci¨®n de unas letras blancas sobre la carne nocturna". Moda y surrealismo estaban destinados a la concupiscencia. Y esa relaci¨®n deb¨ªa darse adem¨¢s a la luz de las masas -como sol¨ªa decirse-. La aventura desemboc¨® en el acercamiento del gran p¨²blico a los secretos del que quiz¨¢ sea el ¨²nico movimiento art¨ªstico moderno que ha hallado lugar en el vocabulario com¨²n de los profanos. El arte se convert¨ªa en objeto de consumo, y eso se correspond¨ªa perfectamente con la actitud desacralizadora e ir¨®nica de los surrealistas.
Despu¨¦s de la I Guerra Mundial, Man Ray publicaba sus trabajos en revistas a ambos lados del Atl¨¢ntico, como Vu, Paris Magazine, Variet¨¦s, Jazz y L'Art Vivant. Pero fue a finales de los a?os treinta cuando el surrealismo se encontraba ya asimilado y masificado a trav¨¦s de las revistas de moda. No hubo un solo nombre detr¨¢s de este proceso por parte de los editores, pero fueron tal vez las revistas Vogue y Harper's Bazaar, as¨ª como Vanity Fair, las que persistieron en sus apuestas por nombres como Jean Michel Franck, Jean Cocteau, Leonor Fini, Cecil Beaton, George Hoyningen-Huene y Man Ray, que revolucionaron el estilismo. Con esas revistas naci¨® el concepto moderno de estrella y la profesi¨®n de modelo.
Man Ray equilibr¨® en sus fotograf¨ªas de moda el refinamiento y la audacia, tambi¨¦n el suspense y la transgresi¨®n. Sus modelos aparec¨ªan atadas con cuerdas, decapitadas, sin brazos, distorsionadas, desnudas, con rostros inexpresivos e inquietantes sobre fondos planos o al lado de una obra de arte. La mujer estaba expuesta, la Venus oculta escond¨ªa el enigma. Las innovaciones t¨¦cnicas de sus im¨¢genes crearon un estilo. Sus rayograf¨ªas y solarizaciones hicieron escuela. Man Ray gan¨® mucho dinero despu¨¦s de la depresi¨®n del 29, vest¨ªa con trajes a la medida, conduc¨ªa un coche lujoso y ten¨ªa una casa de campo.
No hab¨ªa cesado de hacer pel¨ªculas experimentales, carpetas como La fotograf¨ªa no es un arte, que realiz¨® con Andr¨¦ Breton y en la que incluy¨® algunas de sus fotos junto a textos del surrealista, o el portafolio Facile, que hizo con poemas de ?luard (ambas se incluyen en la exposici¨®n de Madrid). Pero su faceta de artista hab¨ªa sido olvidada por el p¨²blico, y su ¨¦xito comercial hace que le encarguen trabajos m¨¢s por su firma que por el contenido. Man Ray volvi¨® a Estados Unidos en 1940 y abandon¨® la fotograf¨ªa de moda para dedicarse a pintar y experimentar. Desde entonces y hasta su muerte, en Par¨ªs, se dedic¨® a ello.
Panorama
La muestra del C¨ªrculo de Bellas Artes permite seguir visualmente aquellos a?os de la vida de Man Ray y la evoluci¨®n de sus propuestas a trav¨¦s de 175 obras que provienen de los fondos del International Center of Photography de Nueva York y de la colecci¨®n de Lucien Treillard, asistente de Man Ray en sus ¨²ltimos a?os.
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