Los partidarios
Finito de C¨®rdoba trajo a La Maestranza a numerosos cordobeses, no s¨®lo a animarle, sino a poner de relieve que su pasi¨®n por el torero lleva aparejada la m¨¢s absoluta parcialidad. As¨ª, los partidarios de Finito, silbaron el arrastre del bravo primer novillo, que no ten¨ªa m¨¢s defecto que un poquillo de genio. Tambi¨¦n se enfadaron con Chamaco, porque en uso de su leg¨ªtimo derecho, intent¨® hacer un quite en el segundo novillo de Finito.Jalearon, sin embargo, con entusiasmo, los doblones innecesarlos de su ¨ªdolo a un novillo que hab¨ªa demostrado su debilidad, o los naturales, un tanto atropellados, que instrument¨® a su primero. Al paroxismo lleg¨® el entusiasmo de los partidarios de Finito cuando templaba a su segundo en unos muletazos con la derecha poco ajustados, o toreaba al natural con el pico de la muleta, sin conjugar ese verbo reflexivo, tan torero, como es del de embraguetarse. En la ¨²ltima serie con la izquierda se cruz¨® con el novillo, pero el diapas¨®n del entusiasmo ya hab¨ªa antes alcanzado su cota m¨¢xima. Finito, en las puertas de la alternativa, debe volver por los fueros del toreo puro, que ejecutaba en su primer a?o de novillero.
Domecq / Finito, Chamaco, S¨¢nchez Mej¨ªas
Novillos de Juan Pedro Domecq, de aceptable presentaci¨®n, c¨®modos de cabeza, blandos y nobles, excepto 2? y 5?, mansos. Finito de C¨®rdoba: media atravesada (silencio); media y descabello (ovaci¨®n). Chamaco: pinchazo y media estocada ca¨ªda (palmas); pinchazo y estocada (silencio). Marcos S¨¢nchez Mej¨ªas, de Barcelona, nuevo en esta plaza: pinchazo, estocada atravesada que asoma y dos descabellos (ovaci¨®n); pinchazo y estocada atravesada que asoma; aviso (vuelta). Plaza de La Maestranza, 28 de abril. Lleno.
Igual recomendaci¨®n cabe hacerle al debutante S¨¢nchez Mej¨ªas, aunque est¨¦ todav¨ªa en sus primeros pasos de novillero. No basta con tener buen gusto, que lo tiene; hay que pasarse los toros m¨¢s cerca, cargar la suerte, torerar con la panza de la muleta y hecho eso, la est¨¦tica, en armoniosa combinaci¨®n con el riesgo, adquiere singular realce y aflora la emoci¨®n del arte de torear. Pero S¨¢nchez Mej¨ªas, generalmente, no hizo eso. Tore¨® hacia fuera, citando con la muleta oblicua, y as¨ª no se torea. Lo hizo sin embargo, con autenticidad y plasticidad admirables a la ver¨®nica en su primer novillo.
Chamaco tuvo el lote menos aprovechable, y sin embargo fue el m¨¢s valiente. Tiene Chamaco una pasmosa tranquilidad para aguantar las tarascadas de sus enemigos, y los que le tocaron, adem¨¢s de mansos, eran ¨¢speros. Su primero no quer¨ªa sino marcharse a las tablas, pese a lo cual lo sujet¨® en una serie de redondos, de buen corte. A su segundo, que no paraba de dar cabezazos, intent¨® torearlo al natural. En ning¨²n momento perdi¨® la calma, pese a lo cual los cordobeses le mostraron su desagrado.
Como Chamaco todav¨ªa no arrastra los partidarios que Finito no hubo r¨¦plica. Si llegan a estar all¨ª los de Huelva hubiera acabado la novillada como el rosario de la aurora.
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