Una nueva 'pax consortium'
El articulista considera que en los preparativos para el futuro orden mundial, habr¨¢ que crear una nueva f¨®rmula de reparto de responsabilidades entre los principales pa¨ªses industrializados de Occidente, basada en las experiencias de la crisis del Golfo, con el objeto de compartir y aliviar el peso que soporta EE UU.
La aparente impotencia y la frustraci¨®n frente a los acontecimientos mundiales en que se encontraban sumidos los norteamericanos desde la guerra de Vietnam por fin han pasado. La unidad nacional ha vuelto a Estados Unidos, mientras que las manifestaciones de la Administraci¨®n Bush relativas a la moralidad y al imperio de la ley se han ido ganando el apoyo mundial. Afortunadamente, la desgraciada posibilidad de que Estados Unidos pudiera retirarse a un neoaislamiento tras la guerra fr¨ªa ha disminuido. De hecho, en muchos pa¨ªses ha surgido la inquietud contraria: la restauraci¨®n de la pax americana.
Mientras el mundo libre comparte alegre la restauraci¨®n del orden mundial, crece la preocupaci¨®n de que EE UU, intoxicado por una decisiva victoria en el golfo P¨¦rsico bajo su liderazgo, pudiera mostrarse inclinado a actuar unilateralmente en los asuntos mundiales y a incrementar la presi¨®n sobre otros Gobiernos en lo que a los principales temas econ¨®micos y comerciales se refiere.
En Jap¨®n existe la creencia de que la perfecci¨®n es imperfecta. Es decir, mientras que el ¨¦xito parcial sirve de base para futuros ¨¦xitos porque fomenta la prudencia, el ¨¦xito total podr¨ªa llevar al fracaso futuro porque crea espacio para la autosatisfacci¨®n. Estados Unidos debe tener cuidado ahora, especialmente con sus amenazadores problemas internos -los enormes d¨¦ficit comerciales y fiscales, la crisis de ahorro-pr¨¦stamo, el desempleo, las deficiencias educacionales y de asistencia social y las drogas- a fin de evitar la autosatisfacci¨®n y la sobreextensi¨®n de su poder mientras disfruta en la exuberante celebraci¨®n de una justa victoria.
Jap¨®n y Alemania, principales compa?eros mundiales de Estados Unidos en el plano econ¨®mico, pueden ayudar a evitar el error de la imperfecci¨®n de la perfecci¨®n en el nuevo orden internacional, aprendiendo una importante lecci¨®n de su menos que satisfactoria participaci¨®n en la guerra del Golfo.
Por el momento, Jap¨®n y Alemania quiz¨¢ sean requeridos para desempe?ar un papel esencialmente econ¨®mico. No obstante, adem¨¢s de una simple contribuci¨®n financiera, ambos deber¨ªan atravesar el l¨ªmite de los imperativos legales existentes y prepararse para participar, de un modo m¨¢s comprometido, en futuros esfuerzos internacionales para el mantenimiento de la paz.
Como objetivo inmediato, Jap¨®n tiene que empezar a allanar el terreno para la participaci¨®n de las Fuerzas de Autodefensa en las operaciones de mantenimiento de la paz y a prestar apoyo log¨ªstico para los esfuerzos de restauraci¨®n de la misma, autorizados por las Naciones Unidas. La cooperaci¨®n de Jap¨®n deber¨ªa incluir el abastecimiento y el transporte de materiales, las comunicaciones, los servicios m¨¦dicos y la construcci¨®n de instalaciones por parte de las Fuerzas de Autodefensa.
Jap¨®n tiene que enmendar su ley relativa a las Fuerzas de Autodefensa o, por el contrario, decretar una legislaci¨®n similar a la Carta de Cooperaci¨®n para la Paz de las Naciones Unidas, que no fue aprobada en la ¨²ltima sesi¨®n de la Dieta. La Constituci¨®n no precisa ser enmendada, dado que el env¨ªo al extranjero de tropas no combatientes de las Fuerzas de Autodefensa no es anticonstitucional. Aun as¨ª, incluso estas medidas requerir¨¢n un enorme esfuerzo pol¨ªtico en Jap¨®n si se quiere cambiar la conciencia p¨²blica todav¨ªa vinculada a un anticuado concepto de pacifismo de una naci¨®n.
Jap¨®n y Alemania tienen que demostrar que son unos aliados de Estados Unidos con los que se puede contar para trabajar juntos, bajo la Carta de las Naciones Unidas, en crisis que amenazan a la seguridad de Occidente.
En la guerra del Golfo, las acciones iraqu¨ªes constituyeron una descarada violaci¨®n de las leyes internacionales. La naturaleza de la cuesti¨®n fue f¨¢cilmente entendida, como tambi¨¦n fue sencillo reunir el apoyo de la opini¨®n mundial. En los preparativos para el futuro habr¨¢ que crear una nueva f¨®rmula de reparto de responsabilidades entre los principales pa¨ªses industrializados de Occidente, basada en las experiencias de la crisis del Golfo, con el objeto de compartir y aliviar el peso que soporta Estados Unidos. Esta cooperaci¨®n debe combinar tres elementos:
El primero, un marco pol¨ªtico de seguridad y estabilidad, como la enormemente exitosa Conferencia de Seguridad y Cooperaci¨®n Europea, para cada una de las regiones o subregiones del mundo, tanto grandes como peque?as.
El segundo, un mecanismo internacional bajo los auspicios de las Naciones Unidas que regule y controle, o prohiba, la exportaci¨®n de armas a un pa¨ªs que posee, o pretende poseer, una incomparablemente enorme capacidad militar en la regi¨®n. Bajo este mecanismo, habr¨ªa que prohibir por completo las denominadas armas ABQ -at¨®micas, biol¨®gicas y qu¨ªmicas-, as¨ª como la amplia gama de misiles.
Compatibilidad militar
El tercero, una planificada compatibilidad militar (de equipos, direcci¨®n y control, etc¨¦tera) para el r¨¢pido despliegue de las fuerzas aliadas, basada en el ¨¦xito de las Fuerzas de Despliegue Inmediato establecidas por los norteamericanos en la era Carter-Reagan.
En el transcurso de la crisis del Golfo se ha confirmado el indispensable papel de Estados Unidos como ¨²nica superpotencia; asimismo, se ha establecido un magn¨ªfico precedente para un acuerdo, basado en las Naciones Unidas, sobre conflictos armados. Ahora ha llegado el momento de que otras potencias occidentales asuman sus responsabilidades y alimenten la apropiada estructura del nuevo orden mundial.
No cabe duda de que Estados Unidos, con su sentido de la misi¨®n y su capacidad militar, es la pieza clave para el mantenimiento de este orden mundial. Pero, en mi opini¨®n, el mundo espera que Norteam¨¦rica sea, en esta nueva era, una humilde superpotencia que coordine los asuntos con Jap¨®n y otras superpotenclas mundiales y los consulte con China y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, con el fin de construir una nueva pax consortium y llenar el vac¨ªo que sigui¨® a la guerra fr¨ªa en cuanto a la seguridad.
fue primer ministro del Jap¨®n
Coppyright Los ?ngeles Times Internalional.
Traducci¨®n: Carmen Viamonte
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.