Tribuna del rock y del pop
Con la programaci¨®n del Madrid 92 regresan los conciertos matinales. Este peculiar horario, muy popular durante la d¨¦cada de los sesenta gracias a las sesiones celebradas en la carpa del circo Price, aparece recuperado en un ambicioso proyecto que pretende convertir Madrid en la capital espanola del pop y el rock durante el a?o 92.Seg¨²n los organizadores, ser¨¢n 40 Jornadas que, con periodicidad semanal y repartidas a lo largo de 12 meses, presentar¨¢n en directo lo m¨¢s destacado de la joven m¨²sica nacional. Una muestra seria, amplia y heterog¨¦nea, dividida en bloques perfectarnente definidos, atendiendo a los estilos que practican el largo centenar de grupos y solistas seleccionados.
El calendario, sujeto, seg¨²n fuentes de la organizaci¨®n, a posibles variaciones, incluye a grupos punteros del mundo del pop (Mecano, Radio Futura, La Uni¨®n, Miguel Bos¨¦, V¨ªctor y Ana, Gabinete Caligari, Ol¨¦ Ol¨¦ y Hombres G) y del rock (Los Ronaldos, Rosendo, Burning, Mermelada, Los Secretos, Enemigos, Bar¨®n Rojo o La Frontera), junto a promesas en plena proyecci¨®n (Boulevard, Potros, La Red Mad¨², Dr. Petaco, Muro o La Coartada).
Eclecticismo
Los sonidos alternativos (DNI, Sindicato del Crimen o Corcobado), las ra¨ªces (Malevaje, Ketama, Chunguitos y Aurora) y los cantautores de corte cl¨¢sico (Fernando de Diego, Alberto P¨¦rez, Javier Krahe y Luis Pastor) tambi¨¦n tienen su espacio dentro de un festival ambicioso que se caracteriza por un programa que se presenta tan racional como ecl¨¦ctico.
Los organizadores de esta serie de conciertos insisten en el car¨¢cter provisional del programa anunciado. Algunos nombres caer¨¢n y otros, de moda en una buena forma especial en esas fechas, pasar¨¢n a formar parte de la ampl¨ªsima selecci¨®n de bandas y solistas.
Se trata de un intento arriesgado por lo poco habitual del horario y la nula costumbre del p¨²blico madrile?o por recuperar ambientes ya olvidados.
Los problemas de la m¨²sica madrile?a siguen siendo los mismos que hace una d¨¦cada, y su puesta en escena no escapa a esta falta de evoluci¨®n. La carencia de recintos es notoria: no existen locales de gran capacidad adecuados, siendo necesario aprovechar pabellones de deportes con una ac¨²stica generalmente inadecuada.
Por otra parte, las salas peque?as, siempre en forma de iniciativas privadas, sufren el acoso de organismos oficiales y asociaciones de vecinos. Con el 92 encima, la falta de la m¨¢s elemental infraestructura sigue siendo el principal lastre de un pop-rock que busca la estabilidad definitiva.
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