Una periodista italiana publica sus conversaciones ¨ªntimas con Moravia
Dina d'lsa cuenta pormenores de su relaci¨®n
El gran actor napolitano Edoardo di Filippo dec¨ªa que "para el hombre, los ex¨¢menes no acaban nunca, ni siquiera despu¨¦s de su muerte". As¨ª te pasa ahora al reci¨¦n desaparecido escritor Alberto Moravia, a quien, de repente, le ha salido un nuevo amor, una amistad profunda que ¨¦l llamaba "existencial" con la joven novelista y periodista italiana Dina d'lsa, que acaba de publicar en la editorial Newton Compton una obra titulada Moravia, di¨¢logos confidenciales.
El libro, que narra conversaciones ¨ªntimas con el autor de Los indiferentes, y que trata temas como la sexualidad, la seducci¨®n, el rmedo, el subconsciente, el erotisimo, los celos, el arte, la sublimaci¨®n, la fe, el sadomasoquismo, la prostituci¨®n, la pulsi¨®n de muerte, la mujer, etc¨¦tera, es el fruto de una intensa amistad y de largas charlas con Moravia, conversaciones que duraren, desde que se conocieron en 1987 cuando la joven escritora ten¨ªa s¨®lo 20 a?os, hasta, la tarde anterior a su muerte, el 20 de septiembre de 1990. Hasta los amigos m¨¢s ¨ªntimos de Moravia no salen de su asombro porque ha debido de tratarsede una amistad celosamente escondida ya que todos desconoc¨ªan esta amistad.La joven periodista, que conoci¨® a Moravia cuando fue a su casa a hacerle una entrevista para el peri¨®dico Il Tempo de Roma, ha querido pormenorizar la revelaci¨®n de su amistad con Moravia para que no quede duda de lo importante que fue. Todo empez¨® cuando, tras la primera entrevista en la casa del escritor en Roma -acababa, al parecer, de casarse con la espa?ola Carmen Llera, a la que nunca se nombra en el libro-, "Moravia", clice la periodista, "me puso sobre una rodilla una de sus manos seguras, fuertes y nudosas, de yemas ligeramente cuadradas como las de un viejo tallador de madera".
Desde entonces no dejar¨ªan nunca de verse. En todas partes: primero en la casa romana de Moravia; en el ver-ano, en la que el escritor ten¨ªa en Sabaudia, en el mar, donde le dejaba a ella su habitaci¨®n y ¨¦l se iba a dormir a su despacho, cuando no la despertaba al alba para hablar de la muerte.
Despu¨¦s de un cierto tiempo, Moravia, "probablemente por motivos personales", no quiso que se vieran m¨¢s en su casa romana y desde entonces continuaron vi¨¦ndose en la de la periodista, en la zona del Eur. Moravia iba hasta la Pir¨¢mide, a mitad de camino. All¨ª dejaba su coche y entraba en el de Dina d'lsa que lo conduc¨ªa hasta su casa, donde Moravia, "tumbado en la cama", respond¨ªa durante horas enteras a las preguntas m¨¢s ¨ªntimas de la escritora. Se ve¨ªan en los restaurantes, en los cines, en los parques y hasta en las discotecas. "Se divert¨ªa much¨ªsimo, incluso cuando, sentado, me ve¨ªa bailar sola", escribe Dina d'lsa, quien a?ade que lo que m¨¢s le gustaba a Moravia era "ver c¨®mo yo mov¨ªa al andar mis caderas".
?Fue m¨¢s que una amistad?, le ha preguntado EL PA?S a la autora de las revelaciones confidenciales con el autor de La noia, y ella ha respondido: "No, fue una amistad profund¨ªsima, existencial, nada m¨¢s". "Y, sin embargo, usted habla de c¨®mo el escritor jugaba con su cuerpo desnudo sobre la playa". "S¨ª, pero eran juegos de ni?os. A Moravia le gustaba seducirme en todos los modos posibles, pero no pod¨ªa haber m¨¢s porque, adem¨¢s, el escritor era ya muy anciano". "Pero, sin embargo, acababa de casarse con la bella joven espa?ola Carmen Llera". "Aquello era otra cosa, sobre lo que no quiero hablar".
El libro de Dina d'lsa estaba acabado antes de la muerte de Moravia quien tuvo tiempo de corregirlo.y de buscarle el t¨ªtulo. Con un cierto orgullo, Dina d'lsa escribe que a ella, para su libro, Moravia le hizo confidencias que aninguna otra per sona hab¨ªa hecho nunca". Y a?ade: "Discut¨ªamos muy pocas veces. Cuando eso ocurr¨ªa, se alteraba, frunc¨ªa el ce?o, gritaba, me miraba severamente, mientras yo enmudec¨ªa. Despu¨¦s yo sonre¨ªa t¨ªmidamente y ¨¦l dec¨ªa: 'Dame de beber, por favor'. Yo le abrazaba y todo acababa ah¨ª".
Babelia
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