"?Que salga el toro!"

Los empresarios de Las Ventas est¨¢n muy satisfechos de los carteles que han montado para la Feria de San Isidro, cuya corrida inaugural tendr¨¢ lugar hoy a las siete de la tarde (Manili, El Soro y Rafi de la Vi?a, con toros de Pe?ajara), pero el p¨²blico en general, y los aficionados en particular, no piensan lo mismo. Sencillamente, faltan toreros. Est¨¢n los que encabezan el escalaf¨®n por el n¨²mero de corridas que torean, es cierto, mas hay otros sin tantos contratos que, a lo mejor, tienen mayor inter¨¦s en Madrid, y no han sido incluidos en la feria.

Las opiniones sobre los carteles de la feria son encontradas y, desde que se anunciaron oficialmente, se han o¨ªdo muchas cr¨ªticas por parte de los aficionados. De todas maneras, dados los gustos y las exigencias de la clientela habitual de Las Ventas, esta discrepancia puede quedar en segundo plano e incluso llegar a ser irrelevante si se compensa con la presencia del toro en toda su integridad. El p¨²blico madrile?o quiere que salga el toro, y lo dem¨¢s se dar¨¢ por a?adidura.El gran fracaso de las principales ferias que se han celebrado en lo que va de temporada ha sido, precisamente, el toro. Los toreros, a salvo escasas excepciones, dieron unos preocupantes niveles de mediocridad, pero lo que verdaderamente frustr¨® a los p¨²blicos fue la invalidez generafizada del ganado. Nadie pod¨ªa entender que la mayor¨ªa de los toros, corrida tras corrida, se mostraran incapaces de corretear apenas cinco minutos por el ruedo sin desplomarse, y que pr¨¢cticamente ninguno soportara los lances de una lidia normal.

Los taurinos profesionales pretender atribuir la debilidad del toro a los equivocados criterios de selecci¨®n que los ganaderos siguen en las tientas, y esta es una teor¨ªa muy manida, que no se sostiene en absoluto. La l¨®gica dice que de ser esa la causa, dar¨ªa como resultado un toro manso, si se quiere un toro descastado, pero no necesariamente un toro inv¨¢lido. Y luego est¨¢n, naturalmente, los reveladores t¨¦rminos comparativos. Muy reciente queda la corrida concurso organizada por la Comunidad de Madrid, en la que se lidiaron toros de seis ganader¨ªas distintas, con otros tantos tipos, encastes, lugares de origen, modalidades de crianza y criterios de selecci¨®n, y no se cay¨® ninguno, a pesar de que hubo ejemplar que recibi¨® cuatro y hasta cinco puyazos en regla; varios se arrancaban de largo al caballo; un par de ellos derribaron; todos embistieron independientemente de sus diferentes grados de bravura (que inclu¨ªan la mansedumbre) y algunos hasta se recrec¨ªan en el segundo tercio.

Ese es, precisamente, el toro que quiere la afici¨®n: el toro de trap¨ªo; el que tiene casta; irrumpe en la lidia en toda su integridad f¨ªsica. Si ese toro sale a partir de hoy en Las Ventas, la larga Feria de San Isidro podr¨¢ resultar m¨¢s o menos triunfal, en dependencia de lo que sepan hacer los toreros, pero nunca ser¨¢ un fracaso; nunca esa caricatura burda, insufrible, intolerable, indigna, que han ofrecido las primeras ferias de la temporada. Antes bien, el gran espect¨¢culo del toro y su emoci¨®n estar¨¢n garantizados, y el p¨²blico torista de Madrid, que espera con ilusi¨®n precisamente la ¨²ltima corrida del serial porque anuncia miuras, se sentir¨¢ compensado de un abono cuyo contenido dista mucho de ser glorioso y no ha suscitado, precisamente, su entusiasmo.