Gregorio S¨¢nchez ri?¨® a Mart¨ªn por no dejarse pegar una voltereta
El matador de toros retirado Gregorio S¨¢nchez, que apodera a Miguel Mart¨ªn, ech¨® una fuerte bronca a ¨¦ste por fallar con la espada en su primer novillo: "Ten¨ªa la oreja en la mano si hubiese matado bien, pero se asust¨®, y por no dejarse pegar una voltereta se ech¨® fuera y fall¨®. Es imperdonable".Del resto de la actuaci¨®n de su pupilo, del que ya fue profesor en la escuela taurina de Madrid, s¨ª estaba satisfecho por la decisi¨®n y las ganas que demostr¨®. Ya en el hotel, S¨¢nchez volv¨ªa a la carga: "Tenemos que hablar ma?ana muy seriamente, porque la fiesta atraviesa un momento muy dif¨ªcil para los novilleros sin medios econ¨®micos, como Miguel, pues hoy s¨®lo torean los que cortan orejas en Las Ventas y los que pagan, y ni ¨¦l ni yo tenemos un duro".
S¨¢nchez pon¨ªa el ejemplo de su ¨¦poca y a?ad¨ªa que entonces los novilleros se dejaban pegar volteretas y matar, si era necesario, para triunfar: "Yo he toreado much¨ªsimas veces con los pantalones del monosabio, porque el novillo me hab¨ªa destrozado la taleguilla, mientras que hoy parecen figuras cargadas de millones".
Tras admitir que la novillada no sali¨® buena, conclu¨ªa con unas palabras de alabanza para Mart¨ªn: "En cualquier caso, he de reconocer que ¨¦ste es de los que m¨¢s se entregan, pero no es suficiente, tiene que dejarse matar".
El propio Mart¨ªn lamentaba su desacierto con el acero y promet¨ªa que no iba a ocurrir m¨¢s, aunque matizaba: "No s¨¦ si ha sido por falta de entrega o porque no le vi la muerte al novillo, pero es verdad que los triunfos en Madrid no se pueden desperdiciar as¨ª".
No ayudaron los novillos
Contento con lo que hab¨ªa realizado con capote, muleta y banderillas, culpaba a los novillos porque no dieron ninguna facilidad: "Yo intento siempre ofrecer espect¨¢culo y creo que lo he conseguido a lo largo de la tarde, aunque los novillos, a excepci¨®n de mi primero, eran descastados y no ayudaban".
Esa misma justificaci¨®n esgrim¨ªan ?ngel Mart¨ªnez y Ni?o de Legan¨¦s, aunque ¨¦ste se mostraba m¨¢s enfadado consigo mismo: "Deb¨ª estar mejor, a pesar de que mis enemigos, con tanta fama que tra¨ªan, no ayudaron nada". El de Legan¨¦s calificaba el festejo en general de aciago y admit¨ªa que hasta su cuadrilla lidi¨® de forma poco afortunada.
Para Mart¨ªnez esa fama de la divisa enga?¨® al p¨²blico: "Los aficionados se deslumbraron por la excelente presentaci¨®n de los animales, pero luego no vieron el peligro sordo que llevaban dentro y que no te permit¨ªa ni colocarte, ni extraerle un muletazo decente".
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