El ruedo
Se nos ha echado encima otra vez ese estofado patri¨®tico que se llama la fiesta nacional y con ella vuelven los matarifes de calzas rosas junto con la sangre de toro encebollada a alimentar nuestra cultura. Ha comenzado el arte de la carnicer¨ªa a ocupar de nuevo las plazas de este pa¨ªs como un vestigio teol¨®gico-arriero y la matanza de reses bravas en medio del jolgorio no cesar¨¢ hasta que vuelvan los tordos al sur, los cuales all¨¢ por octubre tambi¨¦n recibir¨¢n su merecido, acompa?ando en su suerte a las perdices y los conejos. Todo lo que se mueva por el campo en oto?o, incluidas las golondrinas rezagadas, ser¨¢ abatido con escopetas o a garrotazos, pero ahora est¨¢n naciendo las amapolas y es primavera, un tiempo en que la agon¨ªa de los toros se apodera de todo el aire. Es la hora de los espa?olazos, de esos seres que vomitan cuando toman t¨¦ con pastas.- Bajo una luz de t¨¢bano aqu¨ª el arist¨®crata come chorizo con el codo en la maroma de barrera, el ministro lame la vitola del puro en el burladero, el banquero escupe por el colmillo cacahuetes de mono, el intelectual de sol y sombra empina la bota que comparte con el tendero de ultramarinos, el poeta l¨ªrico se entusiasma con el trabajo de los cabestros, el picador profundiza en la materia como un fil¨®sofo hasta que la verdad llega a empapar las pezu?as, el bailar¨ªn de espadas realiza su danza evadiendo las bo?igas de los caballos, el toro muge antes de ser degollado y todo eso junto forma la unidad de Plat¨®n. La sangre cuajada de 50.000 toros sacrificados en p¨²blico cada a?o sirve de base a nuestro inconsciente colectivo, el cual por dentro est¨¢ atravesado por un largo mugido y por fuera no es sino un profundo bostezo que s¨®lo lo interrumpe la ira. La ¨²nica emoci¨®n de la corrida consiste en sorprender dentro de uno mismo el deseo inconfesable de que suceda la tragedia en el ruedo para poder contarla. ?Abandonar¨ªa usted la plaza si supiera que iba a morir un torero o un pe¨®n? En la corrida todo lo que no es muerte es tedio. ?Abandonar¨ªa usted la plaza?
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