"Y no somos racistas"
Los vecinos de Mancha Real intentan justificar el saqueo de las viviendas de las familias
Un vecino que no quiere dar su nombre asegura: "Todos somos racistas, porque alguien de los que est¨¢bamos en desacuerdo con lo que ocurri¨® pod¨ªa haber dado la cara y decir que esto no es justo. Yo mismo dije que iba a ir a la manifestaci¨®n, pero sabiendo lo que iba a ocurrir, me qued¨¦ en casa". Este hombre recuerda bien al primer gitano que lleg¨® a Mancha Real hace 18 a?os y al que llamaron Antonio el Gitano. Era tratante, primero de ganado, luego de pisos y otras cosas. "Los m¨¢s fan¨¢ticos ya dijeron que se iba a traer a gente de la suya y que acabar¨ªan quit¨¢ndonos trabajo. Seguramente porque ellos trataban en lo mismo y ten¨ªan celos". Pero la mayor¨ªa de los vecinos que el domingo, en n¨²mero de 7.000 -para una poblaci¨®n de menos de 9.000 habitantes-, formaron una hist¨¦rica manifestaci¨®n que acab¨® en org¨ªa destructiva, arrasando las viviendas de todos los gitanos -unos 30- del pueblo, insisten: "Y no somos racistas, aunque desde ahora lo seremos".
Todo empez¨® en la madrugada del s¨¢bado, cuando Angel Arroyo, arrendatario del bar Los Cabreros, en la calle Tosquillas -donde viv¨ªan los represaliados-, muri¨® de cinco pu?aladas durante lo que fue, seg¨²n fuentes cercanas al juzgado, una pelea entre payos y gitanos. Con ?ngel estaban tres de sus hermanos. El presunto homicida, Julio Romero, a quien acompa?aban su padre y otras dos personas, entr¨® a matarle despu¨¦s de que su propio progenitor le animase: "Defi¨¦ndete, maric¨®n". Sigue la misma fuente: "Si se ten¨ªa que defender es que le estaban arreando"."Angel", dice un vecino, "era muy buen tipo, y no se achantaba. Desde siempre dej¨® entrar a los gitanos en su bar porque le gustaba el cante, pero ¨²ltimamente le tra¨ªan problemas".
En la ma?ana que sigui¨® a los hechos, 5.000 personas se manifestaron en demanda de seguridad ciudadana; al d¨ªa siguiente ya eran 7.000, ante los cuales la Guardia Civil se vio impotente. "Hab¨ªa, adem¨¢s, unos cinco o seis guardias de paisano que estaban all¨ª", asegura el gobernador civil de Ja¨¦n., Joaqu¨ªn I?iguez Molina, "y uno de ellos fue abucheado por la multitud cuando intent¨® impedir que actuaran, y se sali¨® diciendo que era periodista", a pesar de que los medios de comunicaci¨®n tambi¨¦n han recibido lo suyo en Mancha Real.
Porque esta. peque?a, pr¨®spera y civilizada villa se despert¨® el lunes con el calificativo de racista, adjudicado por toda la prensa, radio y televisiones. "Ni siquiera los informativos de Antena 3, que suelen ser los m¨¢s objetivos, nos han tratado bien", se que" la un joven en el Ayuntamiento.
Arenga desde el balc¨®n
La actitud de rechazo se ha manifestado en una especie de coro griego que iba soltando ep¨ªtetos como "embusteros, hijos de puta" y exhortaciones a "decir las cosas como han pasado". Una malencarada secretaria lleg¨® a llamar a gritos a un corresponsal dici¨¦ndole que la concejala Pilar Garc¨ªa Torres, del PP, quer¨ªa verle inmediatamente en su despacho. A lo que el i?nteresado, naturalmente, se neg¨®.
El alcalde, el socialista Alfonso Mart¨ªnez de la Hoz, se hab¨ªa puesto el s¨¢bado y domingo al frente de las manifestaciones, y no s¨®lo eso: desde el balc¨®n alent¨® a la multitud a hacer algo contra la inseguridad ciudadana y hasta dio nombres y apellidos de los chorizos del lugar, gitanos y payos, postura dudosamente oportuna en v¨ªsperas de elecciones, aunque personalmente le haya ido muy bien. "A ¨¦ste lo jubilamos aqu¨ª como alcalde", comentaba un grupo de vecinos. "Gracias a que tenemos un alcalde con un par de pelotas".
No parece, sin embargo, que Mancha Real refleje en las estad¨ªsticas esa peligrosidad social en que ahora se amparan los manifestantes. Seg¨²n el Gobierno Civil, durante 1990 s¨®lo se denunciaron 29 delitos; en lo que va de 1991 ha habido 22 denuncias, y ninguna en mayo. "Se quejan de que a los delincuentes la ley les deja en seguida en la calle, pero no se puede meter por dos a?os en la c¨¢rcel a quien roba un casete", comenta el gobernador civil.
"Y no somos racistas". El murmullo, y a veces el grito de protesta, se hace m¨¢s y m¨¢s insistente. Los vecinos rodean a esta periodista, muy cerca del bar a cuya puerta se produjo el homicidio, y dan su versi¨®n: "Estas son las huellas de la porra", dice una anciana se?alando la fachada. "?stas son las huellas de los disparos", asegura un hombre de mediana edad se?alando los mismos orificios, que, a decir verdad, parecen m¨¢s lo primero que lo segundo. En el interior de la vivienda del muerto hay perdigonadas en la pared. "A su mujer la tuvimos que refugiar en nuestra casa", afirma la vecina de enfrente, pero a?ade que no vio nada.
Saberlo todo
Nadie vio nada, pero todos lo saben todo. "La madre del asesino lo remat¨® con unas tijeras". "El hermano del asesino lo remat¨® con una porra". "Uno de ellos lo quiso rematar con un rifle de repetici¨®n". Recorro la calle Tasquilla, en direcci¨®n al cuartel de la Guardia Civil, para que me ense?en el arsenal, y en cada porter¨ªa, a la puerta de cada tienda, los grupos de vecinos sueltan su propia versi¨®n acerca de las armas y todo lo que se encontr¨® dentro de las casas destrozadas por los manifestantes, casas que pertenec¨ªan a todos los gitanos, no s¨®lo al presunto homicida.
Ten¨ªan dos bombas. que hasta la Guardia Civil dijo que ellos no consiguen armamento as¨ª". "No eran dos, que eran cuatro". "Y un caj¨®n lleno de balas". "Y una escopeta recortada". "Adem¨¢s, 1,5 millones de pesetas en drogas". En el cuartel, un miembro de la Guardia Civil, visiblemente cansado, se?ala lo que hay en el suelo: dos carcasas de granada de la guerra civil, compradas a un chatarrero y sin carga, dos bolsas con postas, una cartuchera. "Todo esto pertenece a una escopeta con licencia de armas. Hay tambi¨¦n una bolsa llena de cuchillos de cocina. Y un llavero rematado por una bola de plomo. Es todo". El Gobierno Civil confirma que no se encontraron m¨¢s armas que las dichas.
El alcalde ha declarado que su actitud no estaba en absoluto influenciada por la proximidad de las elecciones. De todas formas en un acta aprobada ayer por el pleno municipal se reprueba la "entrada violenta en las propiedades privadas ocurrida el d¨ªa 19 del corriente, y los da?os causados en el mobiliario de las viviendas afectadas".
Algo es algo, aunque muy poco, para resta?ar la herida abierta en Mancha Real, para impedir que la espiral irracional siga girando. Algunos miembros del colectivo gitano expulsado han manifestado ya su prop¨®sito de volver, "pese a quien pese".
Pero aqu¨ª siguen en sus trece. "Somops una mayor¨ªa con la Constituci¨®n en la mano, que dice que tenemos raz¨®n, y una minor¨ªa que hace lo que quiere. Y la ira del pueblo no hay quien la pare".
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