Rinc¨®n dedica el triunfo a las v¨ªctimas de la violencia en su pa¨ªs
"La alegr¨ªa desbordante que me embarga no puede hacerme olvidar a las miles de v¨ªctimas inocentes de la violencia, tanto del terrorismo como del narcotr¨¢fico, que padece mi pa¨ªs. A ellas dedico este triunfo", decia un C¨¦sar Rinc¨®n menos emocionado que el martes en circunstanc¨ªas similares. M¨¢s sereno al celebrar su segunda salida a hombros consecutiva en Madrid, bromeaba: "Debe ser la costumbre, hermano".El colombiano a?ad¨ªa que ya empezaba a creerse el sue?o del sus dos triunfos seguidos, que tambi¨¦n deb¨ªa en parte al p¨²blico, por la manera en que le ayud¨® y jale¨®: "Me obligaban a torear bien y casi arreglaron a dos toros, a los que en principio no v¨ª claro hacerles faena, por eso no los brind¨¦". Agregaba que su primero iba muy corto por el pit¨®n izquierdo, raz¨®n por la que no pudo ligar los naturales y se dedic¨® al unipase, intentando que ¨¦ste saliera art¨ªstico.
Del sexto explicaba que cambi¨® a mejor despu¨¦s de darle unos capotazos de prueba y de las banderillas: "De todas maneras, hasta que no lo tante¨¦ por bajo al principio, no me fiaba. Despu¨¦s me convenc¨ª de que tambi¨¦n era de puerta grande". A la pregunta de si hab¨ªa dado una lecci¨®n a Espartaco, repond¨ªa primero con humildad: "Bueno, tal vez tuve m¨¢s suerte con mi lote y con el tratamiento de la afici¨®n, que estuvo dura con ¨¦l". Despu¨¦s se quitaba parte de su modestia: "La verdad es que hoy le gan¨¦ la partida, adem¨¢s de por la suerte, porque le ech¨¦ m¨¢s decisi¨®n y torer¨ªa, pero ¨¦l es la m¨¢xima figura todav¨ªa, el n¨²mero uno".
Un puesto al que dice no aspirar a¨²n, conform¨¢ndose con serlo en cuanto a los toreros sudai,nericanos, que estima son poco valorados en Espa?a: "All¨¢ hay muchos toreros dignos, pero necesitan continuidad y adaptarse al toro espa?ol, c¨®mo me pas¨® a m¨ª. Con ser el n¨²mero uno de los sudamericanos es suficiente, por el momento. Y vuelve de nuevo a la broma, como despedida. "Pero que no se descuiden los espa?oles, ?eh?".
El enfado de Ruiz Miguel
Un Ruiz Miguel enfadado con el p¨²blico era la cruz de la moneda, como expresaba en el hotel al Finalizar un festejo que quer¨ªa olvidar: "Me han tratado injustamente, como nunca, algo incre¨ªble conmigo, pues me he jugado la vida en mis dos enemigos, los he toreado despacio y gust¨¢ndome, para nada, porque un amplio sector de la plaza no se ha enterado o no ha querido enterarse". El diestro, que felicitaba con sinceridad a Rinc¨®n, cre¨ªa haber pagado culpas ajenas por actuarjunto a Espartaco, "con el que tambi¨¦n fueron muy duros", conclu¨ªa.
Los intentos de hablar con el de Espartinas fueron vanos, ya que la telefonista del hotel, tras preguntar siempre qui¨¦n era el medio que le llamaba y esperar unos segundos, respond¨ªa que el diestro hab¨ªa dado ¨®rden de que no se le molestase.
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