Todo un intelectual
Jes¨²s Gal¨ªndez: representaba al Gobierno vasco (el de la Rep¨²blica, el de la guerra civil) en Nueva York, despu¨¦s de haber trabajado con el tirano Trujillo en la Rep¨²blica Dominicana; huy¨®, public¨® un libro en el que revelaba la crueldad de la tiran¨ªa; fue secuestrado en Nueva York y no apareci¨® nunca m¨¢s. Destino seguro: los tiburones del Caribe despu¨¦s de las torturas. Hab¨ªa muchas m¨¢s cosas mezcladas: la CIA, por ejemplo.La historia no fue conoc¨ªda en Espana en su momento, por razones obvias: ni el libro de Gal¨ªndez, ni los escritos sobre su asesinato. V¨¢zquez Montalb¨¢n escribi¨® una novela documental: investig¨®, habl¨® con testigos, imagin¨® con evidencia y con lucidez lo que faltaba y puso su propio pulso de periodista y novelista en un libro tan extraordinario que ha merecido con Justicia este premio. Las escenas narradas se viven, se sienten.
Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n honra el t¨ªtulo de intelectual. Como el udadano, es militante de un partido de la antigua izquierda: como escritor act¨²a con su conciencia y sus creencias. Cuando, a veces, se duda expl¨ªcitamente de la necesidad de compromiso del intelectual, me caben pocas dudas de que la creencia contraria sea algo m¨¢s que un subterfugio: el que escribe, el que se pronuncia p¨²blicamente, tiene que tener un compromiso con sus propias creencias, sean cuales sean, porque la vida nunca es inocente.
No hay que acudir a una novela como ¨¦sta, tan inevitablemente pol¨ªtica, sino a un simple relato de amor -si es que, pienso ahora, fuera simple el amor- o a las mismas novelas polic¨ªacas de V¨¢zquez Montalb¨¢n para ver c¨®mo, inevitablemente, la implicaci¨®n en la vida cotidiana entra?a una opini¨®n, y ella un compromiso.
Sin necesidad de pensar como ¨¦l o como su partido, siempre se puede pensar en Manuel V¨¢zque z Montalb¨¢n para seguir su ejemplo. Y sin faltar para nada a la literatura, sino sirvi¨¦ndola con un trabajo alto.
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