Nada maniqueo
UNA VEZ m¨¢s, la publicaci¨®n del informe anual del Banco de Espa?a ofrece una valiosa y controvertida ocasi¨®n para tomar el pulso a la econom¨ªa espa?ola. Pese a las descalificaciones que sufre, desde hace a?os el rigor anal¨ªtico de su servicio de estudios constituye la m¨¢s importante credencial de esa instituci¨®n y la fuente principal de su influencia en las orientaciones esenciales de la pol¨ªtica econ¨®mica en nuestro pa¨ªs. Precisamente por su influencia, cada vez que se hace p¨²blico el informe anual genera u?a catarata de opiniones a favor y en contra. Pero ese debate no invalida sus conclusiones, sino que las hace m¨¢s significativas.El inter¨¦s prioritario en la lucha contra la inflaci¨®n y la orientaci¨®n de sus actuaciones de pol¨ªtica monetaria han granjeado al Banco de Espa?a un respeto homologable al de los bancos centrales m¨¢s independientes y, no casualmente, los que mejores resultados pueden exhibir. El protagonismo de las actuaciones de pol¨ªtica monetaria propias de esa instituci¨®n, y en todo caso su eficacia en la reducci¨®n de la inflaci¨®n, es, sin embargo, decreciente.
Es probable que la esencia del informe del Banco de Espa?a no sea otra que el reconocimiento de la p¨¦rdida de virtualidad de la pol¨ªtica monetaria y, en general, de las pol¨ªticas destinadas exclusivamente a contener el crecimiento de la demanda interna. El proceso de integraci¨®n en Europa exige afrontar ese horizonte en las mejores condiciones de estabilidad posibles, aquellas que garanticen el mantenimiento de un crecimiento sostenido.
La reducci¨®n de la inflaci¨®n hasta aproximarla a la de los principales pa¨ªses comunitarios (actualmente, la inflaci¨®n espa?ola es tres puntos superior a la de los pa¨ªses centrales de la CE) sigue siendo una exigencia indiscutible. S¨®lo sobre esa base ser¨¢ posible la supervivencia de las empresas espa?olas y, en definitiva, la necesaria creaci¨®n de empleo por las mismas. Conseguir una mayor reducci¨®n en los precios es, sin embargo, dif¨ªcil si no se instrumentan terapias alternativas a las monetarias. A ello hay que a?adir el que la pertenencia de la peseta al Sistema Monetario Europeo (SME) limita la capacidad de maniobra de esa pol¨ªtica y, m¨¢s concretamente, su autonom¨ªa respecto a las practicadas en el resto de los pa¨ªses del SME.
La beligerencia de la pol¨ªtica monetaria exhibida hasta ahora debe ser relevada por una serie de actuaciones encaminadas a incidir sobre la oferta y tambi¨¦n a tratar de eliminar las ineficiencias de los sectores m¨¢s protegidos de nuestra econom¨ªa. La exigencia de mayor competitividad para la econom¨ªa espa?ola en el mercado ¨²nico europeo no es un enunciado gen¨¦rico e indiscriminado. Como se pone de manifiesto en el informe de referencia, han sido las empresas exportadoras y las industriales orientadas al mercado interior las que se han visto obligadas a contener el ritmo de crecimiento de sus precios, aproxim¨¢ndolos a los vigentes en los mercados internacionales, en el primer caso, y al de los productos importados, en el segundo. Por el contrario, los sectores m¨¢s protegidos de la competencia exterior han podido mantener precios m¨¢s elevados, amparados con frecuencia en regulaciones administrativas espec¨ªficas.
Es en ese contexto en el que hay que contemplar las actuaciones destinadas a mejorar la productividad del factor trabajo. Ello exige, en efecto, un crecimiento de los salarlos nominales compatible con las tasas de inflaci¨®n convergentes con las europeas, pero tambi¨¦n el crecimiento de la inversi¨®n orientada a propiciar esas ganancias de productividad y, no menos importante, la mejora de la propia gesti¨®n empresarial. As¨ª pues, el informe no es nada maniqueo en sus conclusiones. Estas actuaciones son consecuencia de la necesidad de mantener la econom¨ªa espa?ola en la direcci¨®n que el n¨²cleo central de Europa ha definido.
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