Una digna interpretaci¨®n

La interpretaci¨®n ¨ªntegra de La Walkiria puso de manifiesto adem¨¢s del m¨¦rito de las voces el esfuerzo de la Orquesta de Valencia, una formaci¨®n no especializada en Wagner, que fue capaz de remontar imitaciones y ofrecer un soporte eficaz y digno a este ambicios empe?o art¨ªsticoJames King electriz¨® con su soberbia encarnaci¨®n musical del personaje de Siegmund. Cant¨® con bravura y sorpremente energ¨ªa los pasajes m¨¢s dramaticos, como ese Walsel! (el segundo) sobrehumano, mantenido sobre el sol en alarde de fiato que para s¨ª quisieran muchos tenores jovenes. Si en alg¨²n momento, como la Frase Schwester! Geliebte!, el instrumento vocal de King pudo quebrarse en otros, como el Winterst¨¹rne,denotar la fatiga propia de la edad (66 a?os), el nivel global fue muy alto, porque el tenor no s¨®lo cuid¨® las notas, sino que sobre todo frase¨® y articul¨® con aut¨¦ntico magisterio wagneriano.

James Morris di¨® m¨¢s la talla l¨ªrica que la dram¨¢tica del papel de Wotan. Aunque menos depurado en la l¨ªnea de canto, convenci¨® por la calidad general de su frasco ( conmovedor en instantes concretos, como Nim Mein Eid), acariciadora media voz, por ejemplo en la escena de los adioses o su desafiante interpetaci¨®n final. Por su parte Joy McYntire fue una Br¨¹nnhilde no ilimitada en los registros grave y agudo de su voz pero con un centro de incuestionable belleza timbrica, con el problema de una afinaci¨®n no siempre impecable. A Mechthild Gessendorf cupo el honoroso cometido de sustituir a ¨²ltima hora a la m¨ªtica soprano asutr¨ªaca Leonie Rysanek. Lo hizo con absoluta solvencia musical, si bien falt¨® cuidado en su dicci¨®n y redondez timbrica en la franja grave de su voz.

El bajo Mihail Mihaylov exhibi¨® potencia y bell¨ªsmo color vocal en un Hunding no inatacable en la afinaci¨®n. Helga ¨¹ller Molinarli tuvo que forzar su instrumento en ocasiones m¨¢s de lo deseable en un papel, el de Fricka, quien no le era familiar. El grupo de Walkyrias, varias de ellas pertenecientes al coro de Valencia, aport¨® buena voluntad al comprometido episodio de la Cabalgada.

Randall Behr puso su innegable oficio como director al servicio de una lectura equilibrada en el tempo aunque lineal en su penetracion po¨¦tica y psicologica del drama. En los profesores de la Orquesta de Valencia encontr¨¦ el maestro los colaboradores esforzados generalmente receptivos a sus indicaciones.La cuerda grave estuvo m¨¢s empastada y flexible que el restode la secci¨®n de arcos. En las maderas fueron m¨¢s cuidadas las intervenciones de solistas que de conjunto. Mayores problemas hubo en los metales y la percusi¨®n, tanto por ajuste sonoro como por flexibilidad din¨¢mica..

Todos estos detalles no impidieron que el inter¨¦s y la pertinencia de esta iniciativa de ofrecer una opera de Richard Wagner en, versi¨®n de concierto, acompa?ando la audici¨®n con un libreto completo en tres idiomas, recibiera el aplauso entusiasta y absolutamente justificado del p¨²blico.