Hablando de toros
A m¨ª, esto de los toros, como del cerdo, me gusta todo. Hasta el rabo. No s¨®lo esa ver¨®nica so?ada, el pase¨ªllo de Curro, un buen par de Montoli¨² o las se?oras guapas vecinas de tendido (como a todo el mundo). Me gusta hasta el golf¨¦r¨ªo de la reventa, las broncas del 7 (?va por ustedes!), un petardazo de Paula, los claveles de los yuppies y (en bota) el valdepe?as.Pero nada tanto como hablar de toros. Hace unos d¨ªas, comiendo con buenos aficionados en el Casino de Madrid, Amor¨®s nos contaba que cierto intelectual (?Unamuno?) se dol¨ªa del despilfarro de tiempo de los espa?oles hablando de toros. ?l, yo y otros muchos pensamos todo lo contrario. No hay otra materia de discusi¨®n, entre espa?oles, tan rica en contenidos y matices, ni indiscutiblemente tan afin. Lo tiene todo: pasi¨®n, dogma, partidismo, cultura, doctrina, hedonismo, tragedia, picaresca y se?or¨ªo, sentimiento..., valor y arte. Hablar, o¨ªr hablar, discutir. Y leer, claro est¨¢.
A pesar del v¨ªdeo, la afici¨®n se crea y se recrea en los; comentarios individuales de unos y otros. Hace dos a?os, un s¨¢bado en Sevilla, camino de la plaza de la Maestranza para ver la novillada matinal (?a¨²n sue?o la faena de Aparicio!), me pregunt¨® el taxista si hab¨ªa visto yo la faena de Curro Romero la tarde anterior. ?l no.
Por discutir, m¨¢s que nada, le dije que a Curro s¨ª; la faena, por ning¨²n lado. E intent¨¦, explicarle el porqu¨¦. Enfadado, tirando de peri¨®dico, me dio a leer la cr¨®nica del d¨ªa se?al¨¢ndome la glosa de aquel milagro: "Se le durmi¨® el toro en mitad del muletazo".
Paramos junto a un bar. Me qued¨¦ ojeando los peri¨®dicos de un quiosco y escuch¨¦ el encuentro de mi taxista con un amigo:
-?Usted lo vio?
-Yo s¨ª -contesta el taxista.
-Y ?c¨®mo fue? ?Cu¨¦nteme!
-?Inmenso! ?Qu¨¦ arte! "Se le dorm¨ªa el toro en la muleta".
Con los ojos como platos, el ai-nigo de mi taxista escuchaba embobado. Al rato, tornando un caf¨¦ en el bar, entra el amigo de mi taxista y le cuenta al mozo del bar:
-Compadre, lo que te perdisite. ?Qu¨¦ arte! ?Mi Curro! Yo lo vi: "Se le dorm¨ªa el toro en la muleta".
Y el verbo se hizo carne, que dir¨ªa el papa Clemente en su Palmar. Mito, deidad, Sevilla, Curro..., la palabra.
Mis amigos de la pe?a El Foro conocen mis arrebatos y mis argumentaciones espurias tratando de imponer mi opini¨®n sobre las casta de tal ganader¨ªa la pureza de tal chicuelina o el gusto de una faena. Nada ecl¨¦ctico. Con toda la raz¨®n del mundo.
Lo malo de la Feria de San Isidro es que uno no da abasto para beneficiarse de la profusi¨®n de tertulias, reencuentros con abonados vecinos, pe?as, c¨¢tedras del toreo, faenas de sal¨®n sin avisos, comuni¨®n con la afici¨®n. Por lo dem¨¢s, me parece corta.
Y ahora me voy a comer a Ciriaco, a seguir hablando de toros.
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