El asesino del dentista vest¨ªa de negro
?ngel Onand¨ªa muri¨® acuchillado hace 13 a?os en un descampado de la Ciudad Universitaria de Madrid
El asesino iba vestido completamente de negro. ?sa es la ¨²nica pista que obtuvo la polic¨ªa acerca de los dos individuos que mataron a cuchilladas a ?ngel Onand¨ªa Duque, de 59 a?os, dentista de profesi¨®n. El crimen se produjo el 4 de noviembre de 1977 en un descampado de la Ciudad Universitaria Complutense de Madrid. Los agentes de la Brigada Judicial que se hicieron cargo del caso jam¨¢s llegaron a detener a ning¨²n sospechoso. Han pasado ya m¨¢s de 13 a?os y el homicidio sigue impune.
El decorador Jos¨¦ Vera paseaba sobre las cuatro de la tarde por las proximidades de la granja de biolog¨ªa animal de la Facultad de Veterinaria cuando encontr¨® a un hombre ca¨ªdo en la hierba, con las manos abiertas, en medio de un charco de sangre. Pens¨® que estaba inconsciente, pero le llam¨® y no contest¨®. No era preciso ser m¨¦dico para ver que aquella persona estaba muerta.El administrativo Antonio Ant¨®n tambi¨¦n estaba matando el tiempo en aquellos descampados cuando escuch¨® algunas voces que le llamaron la atenci¨®n. Al acudir al lugar de donde proced¨ªan, comprob¨® que una persona hab¨ªa sido agredida y sangraba abundantemente por las piernas. En ese momento pas¨® por all¨ª una patrulla de la Polic¨ªa Armada, cuyos integrantes se encargaron de avisar a la comisar¨ªa del distrito de Universidad.
La v¨ªctima hab¨ªa muerto como consecuencia de varias cuchilladas que su agresor le hab¨ªa asestado en las piernas. Una de las pu?aladas, de nueve cent¨ªmetros de profundidad, le seccion¨® uno de los ramales de la arteria femoral, a la altura de la pantorilla derecha: la vida se le escap¨® junto con el chorro de sangre que man¨® de esa tremenda herida.
La v¨ªctima fue identificada como ?ngel Onand¨ªa Duque, hijo de Le¨®n y Gertrudis, nacido el 17 de noviembre de 1918 en Vitoria (?lava), de estado civil soltero. Dentista de profesi¨®n, estaba domiciliado en el n¨²mero 89 de la calle de V¨ªctor Pradera (hoy de Juan ?lvarez Mendiz¨¢bal), seg¨²n constaba en su carn¨¦ de identidad. Sin embargo, las pesquisas posteriores determinaron que, en realidad, viv¨ªa en el n¨²mero 36 de la calle de Donoso Cort¨¦s, en el barrio de Arg¨¹elles.
La polic¨ªa localiz¨® junto al cad¨¢ver tres monedas de 25 pesetas, un llavero con cinco llaves, la funda de unas gafas graduadas, el documento nacional de identidad y un carn¨¦ de socio del Parque M¨®vil de Ministerios. La inspecci¨®n ocular practicada in situ por los agentes permiti¨® descubrir en la hierba numerosas pisadas y se?ales evidentes de que aquel paraje hab¨ªa sido escenario de una encarnizada pelea.
El caso pas¨® a manos de la I Brigada Regional de Investigaci¨®n, cuyos agentes localizaron tambi¨¦n un palo partido en dos, con extremos punzantes, que aparentemente hab¨ªa sido utilizado por Onand¨ªa Duque para defenderse del feroz ataque de los dos individuos que acabaron mand¨¢ndole al otro barrio.
?ngel Onand¨ªa era un solter¨®n empedernido que hab¨ªa sido funcionario del Cuerpo General de Polic¨ªa. Sin embargo, se jubil¨® anticipadamente. Desde entonces se hab¨ªa dedicado a ejercer como odont¨®logo, su otra profesi¨®n.
El dentista asesinado viv¨ªa acompa?ado de su fiel ama de llaves, la alcarre?a Gertrudis Ju¨¢rez Cuadrado, en el piso cuarto, letra A, de la calle de Donoso Cort¨¦s, donde tambi¨¦n pasaba consulta.
"LIevaba una vida muy normal", dijeron las personas a las que la polic¨ªa interrog¨®. Y a?adieron: "Por las ma?anas sol¨ªa salir de casa para dar un paseo, y regresaba a casa sobre las dos de la tarde. Por la noche, despu¨¦s de atender a sus pacientes durante toda la tarde, generalmente cenaba en su domicilio, aunque otras veces lo hacia fuera. Nunca volv¨ªa a dormir m¨¢s tarde de las 11.30 o las doce de la noche". Una existencia anodina y vulgar.
"V¨¢monos ya"
Los dos inspectores encargados de las pesquisas tomaron declaraci¨®n a Antonio Ant¨®n y a Jos¨¦, Vera, adem¨¢s de otros dos hombres a los que aqu¨¦llos pidieron en vano ayuda para poder socorrer a la v¨ªctima. Una de estas personas manifest¨® que vio junto a ?ngel Onand¨ªa a dos j¨®venes a los que escuch¨® decir: "Venga, venga... V¨¢monos ya". Despu¨¦s, ambos sujetos se alejaron a la carrera, y el testigo s¨®lo pudo ver que se trataba de dos tipos que aparentaban unos 25 a?os, de mediana estatura y uno de ellos totalmente vestido de negro.Los agentes estuvieron durante varios d¨ªas patrullando por la Dehesa de la Villa en busca de alg¨²n individuo cuya descripci¨®n coincidiese con la de los homicidas u otras pistas que condujeran a su identificaci¨®n.
Trece a?os despu¨¦s del crimen, nadie sabe qui¨¦n ni por qu¨¦ mat¨® a Onand¨ªa. ?Fue para robarle? "Nunca sol¨ªa llevar encima m¨¢s de mil pesetas", seg¨²n averigu¨® la Brigada Judicial. ?Le asesinaron dos de los drogadictos que habitualmente acud¨ªan a la Dehesa de la Villa para inyectarse? "Pudo ser", indican fuentes policiales, que tambi¨¦n recuerdan que algunas zonas de la Ciudad Universitaria eran entonces y son hoy escenario para la prostituci¨®n masculina.
La p¨¢tina del tiempo que ha amarilleado los folios del expediente policial que se conserva en la Brigada Provincial de Polic¨ªa Judicial demuestra que la justicia no ha logrado su objetivo.
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