Fiesta de consumo
Alguien dijo que si quitamos un c¨¦ntimo de 1.000 libras esterlinas ya no existen las 1.000 libras. Y m¨¢s de un c¨¦ntimo, muchos m¨¢s, se le han quitado a la bravura y a la raza del toro en favor de conseguir un animal que sirva, dicen los taurinos, y que no vale para el aficionado. Con planteamientos as¨ª la fiesta se rompe en mil pedazos como rotos sal¨ªan los toros de Aldeanueva, cuando deb¨ªan ser los principales protagonistas, en los que reca¨ªan las esperanzas del aficionado. Sin embargo, por imperativo del taurinismo vigente ha de soportar a veces la pantomima de una fiesta sin ellos, porque los profesionales desean una fiesta distinta, porque buscan el toro colaborador.
Y toreo de consumo, de grandes almacenes, que no de boutique hubieron de desparramar Ni?o de la Capea, Espartaco y Joselito. As¨ª como equilibrios debi¨® realizar el Ni?o de la Capea ante su primero, vaci¨¢ndolo por arriba y buscar largura en muletazos que se desvanec¨ªan en humillantes claudicaciones del animal, en trabajada y trabajosa faena, calcada a la de su segundo, con menos resoluci¨®n y brevedad de la deseada, y con la impresi¨®n de que en el torero a¨²n perdura la sombra de su percance de Sevilla.
Aldeanueva / Ni?o de la Capea, Espartaco, Joselito
Cinco toros de Aldeanueva, bien presentados, flojos y con poca clase; 5? sobrero de Manuel Alvarez, terciado, flojo y bravuc¨®n. Ni?o de la Capea: dos pinchazos y descabello (ovaci¨®n); estocada (ovaci¨®n). Espartaco: estocada (oreja); estocada ca¨ªda (oreja). Joselito: estocada (ovaci¨®n); estocada delantera (silencio).Plaza de Viasta Alegre, 9 de junio. Corrida de la Prensa.
Con Espartaco perdura en Bilbao el aire generoso de un p¨²blico condescendiente con su toreo en serie, tambi¨¦n de consumo, y despegado muchas veces, con la suma del efectismo en el rodillazo o el pase del desprecio ante toros, como su segundo, terciado e impresentable.
La tarde transcurr¨ªa con pertinaz sirimiri, que moj¨® la fuerza y la casta de los toros, as¨ª como los buenos deseos de un Joselito desesperado ante tanto desarme, que soport¨® el inc¨® modo cabeceo y la destemplanza de sus toros, a los que raramente pudo atemperar en la embestida.
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