Comienza en Pau el juicio contra el primer mercenario que delat¨® a Jos¨¦ Amedo

Un d¨ªa despu¨¦s de iniciarse en Madrid el juicio contra Jos¨¦ Amedo, Jose Paulo Figueiredo se sentar¨¢ en el banquillo de los acusados en Pau (Francia). Se trata del miembro de los GAL cuyo testimonio permiti¨® a los jueces llegar hasta el polic¨ªa. Figueiredo es un portug¨¦s de 42 a?os, detenido el 13 de febrero de 1986 tras el atentado contra el bar La Consolation, de San Juan de Luz, que abri¨® a la polic¨ªa francesa el camino para desentra?ar la trama portuguesa y conocer a su presunto organizador.

Figueiredo ha reconocido a Amedo durante la instrucci¨®n de su proceso, en fotograf¨ªas y sin ninguna duda, como la persona que tras captar un grupo de mercenarios en Lisboa les traslad¨® en su autom¨®vil al Pa¨ªs Vasco. En Bilbao, Amedo le proporcion¨® un DNI falsificado a nombre de Manuel Sousa Quintela. El procesado ha reconocido tambi¨¦n al inspector Michel Dom¨ªnguez como el colaborador de Amedo en la organizaci¨®n.El mercenario portugu¨¦s est¨¢ acusado de tentativa m¨²ltiple de asesinato, asociaci¨®n de delincuentes con finalidad terrorista y posesi¨®n ilegal de armas. Las acusaciones se refieren a los atentados contra los bares Batzoki, de Bayona, y La Consolation, de San Juan de Luz, ambos frecuentados por exiliados vasco espa?oles. En ambos casos, los mercenarios abrieron fuego indiscriminadamente.

En el primero de los atentados, el 8 de febrero de 1986, resultaron heridas seis personas, inclu¨ªdos dos ni?os. Uno de los clientes alcanzados por los disparos era el franc¨¦s Frederic Haranburu, detenido cuatro a?os m¨¢s tarde como presunto colaborador del comando itinerante de ETA. En el segundo atentado, el 13 de febrero siguiente, sufrieron heridas dos personas. El exiliado Ram¨®n Bas¨¢?ez, v¨ªctima de un atentado de los GAL anterior, perdi¨® un ojo.

Fue pocos minutos despu¨¦s del ametrallamiento de La Consolati¨®n cuando Figueiredo cay¨® en manos de la polic¨ªa francesa. Se dirig¨ªa hacia la estaci¨®n de ferrocarril para regresar tranquilamente a Espa?a, pero infundi¨® sospechas. En un d¨ªa fr¨ªo y desapacible iba en mangas de camisa y llevaba una cazadora de invierno plegada bajo el brazo. Envuelta en la prenda de abrigo, seg¨²n comprobaron los gendarmes, llevaba una pistola autom¨¢tica.

Figueiredo nunca ha negado su participaci¨®n en los dos atentados, junto a sus compatriotas Mario Correia, Roger¨ªo Carvalho y Antonio Cisneiros, condenados y encarcelados en Portugal. Al contrario, se consider¨® traicionado desde el momento de su captura y explic¨® a la polic¨ªa francesa las interioridades del grupo y el papel de Amedo, desde su formaci¨®n

En la capital portuguesa, Figueiredo trabajaba en una empresa de seguridad encargada de la protecci¨®n de la embajada de los Estados Unidos.