Cenicientas unidas
La unificaci¨®n alemana reduce el papel social de la mujer en la antigua RDA
La antigua Alemania occidental est¨¢ remodelando la sociedad de la desaparecida Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana a su imagen y semejanza. En este proceso, doloroso y desconcertante, las mujeres se est¨¢n convirtiendo en las grandes perdedoras de la unificaci¨®n. El desplome del viejo r¨¦gimen est¨¢ acabando con su independencia laboral y reduciendo su papel en la sociedad al mismo que ostentan las mujeres occidentales; uno de segunda fila.
Hildegard Hills, una mujer de 42 a?os, casada y madre de dos hijos de 18 y 13 a?os, es profesora de una escuela de formaci¨®n profesional para mujeres del barrio de Hohenschnhausen de Berl¨ªn Oriental. Es especialista en inform¨¢tica y se muestra relativamente optimista respecto al futuro, pero no cree que la situaci¨®n en la ex RDA haya a¨²n tocado fondo. El punto de inflexi¨®n lo sit¨²a "a finales de a?o".Hildegard, que ayuda ahora a un colectivo de mujeres a comprender los entresijos del sistema capitalista, considera que las mujeres son las grandes perdedoras de la unificaci¨®n, que en Occidente est¨¢n condenadas a quedarse en casa, mientras que en la antigua RDA desempe?aban un papel muy, importante y todas trabajaban.
Guarder¨ªas
En Alemania Occidental, por contra, funciona un curioso y complejo sistema de ingenier¨ªa social destinado a apartar a las mujeres del mercado laboral que ahora est¨¢ colonizando la otra orilla del Elba. Por supuesto, no est¨¢ en la Constituci¨®n, pero si, por ejemplo, en las m¨²ltiples ordenanzas y prioridades que regulan la. adjudicaci¨®n de plazas para ni?os en las guarder¨ªas infantiles. El n¨²mero de plazas es deliberadamente menor que el de la poblaci¨®n infantil menor de seis a?os, que es la edad en que empieza la educaci¨®n b¨¢sica, y cuando se intenta tener acceso a una de ellas una de las consideraciones que m¨¢s se tiene en cuenta es que el marido no gane el suficiente dinero para mantener a la familia. S¨®lo en este caso, el Estado entiende que la mujer no tenga m¨¢s remedio que trabajar.
Fuera del mercado laboral
La madre que trabaja es generalmente considerada como "una mala madre", que no se cuida de sus hijos y consiguientemente se la estigmatiza sociamente. Pese al preocupante descenso de la natalidad, que convertir¨¢ a Alemania en un pa¨ªs de ancianos a principios del pr¨®ximo milenio, las actuales ayudas y beneficios con los que se premia el tercer hijo siguen manteniendo el principlo de que la madre no tiene que trabajar.
En la ex RDA ocurr¨ªa todo lo contrario. El derecho a un puesto de trabajo, establecido en la Constituci¨®n, incorpor¨® a la pr¨¢ctica totalidad de las mujeres al mercado laboral. Todos los Kombinats -las monstruosas superempresas que acarrearon la ruina econ¨®mica del sistema contaban con su propio parvulario. Las familias sal¨ªan al trabajo por la ma?ana, y dejaban a los hijos en la escuela o en el jard¨ªn de infancia durante toda ajornada y los recog¨ªan a la vuelta. El ocio estaba organizado y toda la sociedad se mov¨ªa en torno al concepto de la solidaridad colectiva. Nadie a?ora al desaparecido estado policial, pero muchos echan de menos numerosos trazos de aquella sociedad.
Todo esto se ha acabado. El padre, la madre y los hijos mayores est¨¢n en el paro o en una entelequia que se conoce como "jornada corta" que viene a ser lo mismo. Y el problema es que no saben qu¨¦ hacer. "La gente est¨¢ en estado de choque, especialmente desde que se han dado cuenta de lo in¨²tiles que son; antes el estado lo decid¨ªa todo por ellos, ahora, por un lado sucede lo mismo, y por otro carecen de iniciativa para organizar su tiempo", explica Ulrike Krause, una psiquiatra del hospital de la Charite de Berl¨ªn Oriental.
El n¨²mero de suicidios ha aumentado espectacularmente. Los casos de divorcios, separaciones, malos tratos y alcoholismo tambi¨¦n. Las familias pasan el d¨ªa en casa viendo la televisi¨®n sin saber que hacer. "Ser¨¢ muy dif¨ªcil que se adapten a esta situaci¨®n", piensa Hildegart, que cree que el n¨²cleo familiar, que era important¨ªsimo en la antigua RDA puede estar desmoron¨¢ndose.
Para colmo, ahora el Gobierno dernocristiano-liberal de Bonn intenta aplicar a todo el territorio la legislaci¨®n sobre el aborto, extremadamente restrictiva en la antigua Alemania Occidental, mientras que era libre durante los tres primeros meses de la gestaci¨®n en la ex RDA.
Sin embargo, queda esperanza. Las mujeres alemanas est¨¢n siendo las m¨¢s activas en el nuevo proceso de reflexi¨®n y relanzamiento de un pa¨ªs que ahora est¨¢ empezando a despuntar.
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