El crimen de la enfermera del Gregorio Mara?¨®n
Isabel Leo fue hallada acuchillada el pasado martes, a los 10 d¨ªas de haber desaparecido
Isabel no aparec¨ªa por ning¨²n lado. Hab¨ªa acabado su trabajo en el hospital Gregorio Mara?¨®n a las siete de la ma?ana del domingo 2 de junio. Eso era lo ¨²ltimo que se sab¨ªa de ella. Despu¨¦s, nada. Como si se la hubiera tragado la tierra. Su familia busc¨® por todas partes, pero no hall¨® el menor rastro "porque Madrid es muy grande". Ni Francisco Manuel M¨¦ndez, el marido, ni nadie pod¨ªa imaginar que Isabel iba a aparecer 10 d¨ªas despu¨¦s cosida a cuchilladas por unas manos a¨²n no identificadas.
Isabel Leo Gonz¨¢lez, de 32 a?os, junto con su esposo y sus hijos -Cristina, de cuatro a?os, y Jorge, de 11 meses- se marcharon el 31 de mayo hasta el pueblo madrile?o de Becerril de la Sierra, donde la familia posee un chal¨¦. Al d¨ªa siguiente, s¨¢bado, Isabel y su marido estuvieron comprando alimentos en un hipermercado, y a continuaci¨®n ella regres¨® a Madrid debido a que ten¨ªa que entrar a trabajar en el turno de noche en el departamento de cirug¨ªa del hospital.La enfermera finaliz¨® su jornada laboral a las siete de la ma?ana del domingo d¨ªa 2. Sali¨® una hora antes que sus compa?eras, ya que disfrutaba de un permiso maternal. Nadie vio c¨®mo se marchaba.
Es posible que Isabel caminase hasta la calle de Ibiza, donde sol¨ªa dejar aparcado su autom¨®vil, un Seat Ibiza blanco, con matr¨ªcula M-8305-HS. Y posiblemente fue abordada por un individuo que la oblig¨® a poner rumbo hacia la calle de Nicol¨¢s Salmer¨®n, cerca del cementerio de la Almudena.
Las investigaciones que realiza el grupo V (de homicidios) de la Brigada Judicial no han podido aclarar qu¨¦ es lo que sucedi¨® dentro del coche de la v¨ªctima. Lo cierto es que el secuestrador de la enfermera le infiri¨® a ¨¦sta 14 cuchilladas en el costado izquierdo y en la nuca. El cad¨¢ver qued¨® tendido en el piso del autom¨®vil.
Mientras tanto, Francisco Manuel M¨¦ndez regres¨® a Madrid. Al llegar a su casa del n¨²mero 84 de la calle de Camarena, en el barrio de Aluche, se extra?¨® al ver que la puerta ten¨ªa echados todos los cerrojos. Francisco telefone¨® al hospital, donde le dijeron que su esposa hab¨ªa salido de trabajar. Llam¨® a familiares, amigos y vecinos, pero nadie hab¨ªa visto a Isabel.
Nervioso y desesperado, Francisco Manuel M¨¦ndez, t¨¦cnico en aparatos de rayos X, acudi¨® a la comisar¨ªa del distrito de Los C¨¢rmenes, donde present¨® la correspondiente denuncia por desaparici¨®n. El polic¨ªa de guardia tramit¨® rutinariamente la denuncia, y ¨¦sta fue difundida igual de rutinariamente a trav¨¦s del t¨¦lex interno entre todas las comisar¨ªas.
Con la angustia a flor de piel, la familia recurri¨® tambi¨¦n a los medios de comunicaci¨®n solicitando la difusi¨®n de la fotograf¨ªa y los datos personales de Isabel Leo para requerir la colaboraci¨®n ciudadana en busca de una pista. Unos peri¨®dicos accedieron al requerimiento y otros no.
Indignaci¨®n
"En esos momentos nadie te hace caso porque tu problema no es m¨¢s que una cifra en una estad¨ªstica. Para la prensa y la polic¨ªa no eres m¨¢s que uno de los m¨¢s de 5.000 casos de desaparici¨®n que se registran al a?o en Espa?a", dice un cu?ado de la enfermera, sin poder ocultar cierta indignaci¨®n.Sin embargo, la familia estaba convencida desde el primer momento de que a Isabel le hab¨ªa tenido que ocurrir un percance: "Era una mujer muy normal. Ten¨ªa dos hijos a los que quer¨ªa y un marido del que estaba enamorada desde que era una ni?a, cuando ambos viv¨ªan en el Alto de Extremadura. No ten¨ªa ning¨²n problema sentimental ni psiqui¨¢trico. ?Por qu¨¦ se iba a marchar de casa?".
El suegro de la enfermera, que es polic¨ªa municipal jubilado, recurri¨® a sus antiguos compa?eros para pedirles ayuda. Y ¨¦l mismo y todos los miembros de la familia decidieron convertirse en investigadores privados en busca de una pista que sirviera para contestar la inquietante y dram¨¢tica interrogante abierta sobre el paradero de esta mujer. Hasta contrataron los servici¨®s de una empresa especializada en la localizaci¨®n de veh¨ªculos robados. Pero todo result¨® desesperadamente est¨¦ril.
El hecho de que Isabel tuviera rotos los botones de la blusa roja que vest¨ªa, adem¨¢s de que en un bolsillo del pantal¨®n vaquero fueran halladas sus bragas rotas, induce a pensar que el crimen fue obra de un maniaco sexual. Sin embargo, el grupo de homicidios todav¨ªa no se atreve a afirmar si la enfermera fue violada o no. "Habr¨¢ que esperar a los resultados de los an¨¢lisis solicitados al Instituto de Toxicolog¨ªa", declar¨® un portavoz oficial.
La polic¨ªa ha investigado a una paciente con rasgos paranoides que en repetidas ocasiones hab¨ªa pedido a Isabel Leo que abandonase a su marido y se casara con un hijo suyo. Pero varios inspectores que est¨¢n dedicados al caso han comprobado que ni esa mujer ni su hijo est¨¢n implicados en el crimen.
Otro detalle inquietante es que el cad¨¢ver de la v¨ªctima no presentaba aparentemente heridas de defensa, lo que parece indicar que fue atacada de forma improvisada o bien que estaba tan aterrorizada que no fue capaz de reaccionar. La polic¨ªa no dispone hasta el momento de ninguna pista s¨®lida, por lo que "no se descarta ninguna hip¨®tesis", desde el vulgar atracador hasta el maniaco sexual, entre otras muchas.
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