Todos llevan mocasines negros

El ¨²nico ex ministro que ha sido testigo en este juicio habl¨® sin acritud, intentando incluso el sentido del humor. Como todos los testigos que trabajan o han trabajado en Interior, Barrionuevo llevaba mocasines negros muy lustrosos. Como Amedo, contest¨® a Salas con el cuerpo girado. para poder mirarle de frente. Igual que sus subordinados, este testigo no ha contestado a las preguntas relacionadas con los fondos reservados, de cuyos gastos, dijo, no se guarda ninguna constancia."?Considera que los GAL es un grupo terrorista de extrema derecha, un grupo terrorista?" La pregunta es de Salas, y Barrionuevo no la contesta de inmediato. Luego de vacilar unos momentos, dice que, sujet¨¢ndose a los, hechos comprobados, se trata de grupos inconexos que funcionaron en Francia. Cuando insiste: Salas sobre la valoraci¨®n que le merecen los GAL, el exministro del Interior y de Transportes elude de nuevo y dice: "Cometieron hechos delictivos, que no califico". ?Por coherencia? Durante su mandato al frente del Ministerio del Interior, aparecieron los GAL, en 1983.

Luego se le pregunt¨® sobre las conersaciones entre el Gobierno de Francia y el del Espa?a sobre los GAL, si hab¨ªan existido. "Se habl¨® de colaboraci¨®n en la lucha antiterrorista, pero siempre en t¨¦rminos generales, no espec¨ªficamente sobre los GAL". Un poco m¨¢s tarde, Barrionuevo, y tambi¨¦n en el bloque de preguntas sobre la colaboraci¨®n antiterrorista, quise) saber si el abogado consideraba beneficioso que a los terroristas de ETA se les creen dificultades. Salas dijo que s¨ª, que a los de ETA y a todos los dem¨¢s terroristas.

Barrionuevo sab¨ªa que no hay motivo para temer los interrogatorios. Despu¨¦s de todo, el presidente no le obligar¨ªa a contestar preguntas sobre los fondos reservados y la financiaci¨®n de los GAL; sobre todo eso que podr¨ªa ser una respuesta a la X de Garz¨®n. En efecto, el presidente intervino nuevamente para proteger el deseo de no responder del testigo. Y Barrionuevo, crecido, hasta hizo una generosa oferta, dejando fatal al presidente. Porque se ofreci¨® a responder a las preguntas que antes, con desprecio del Juicio oral, s¨®lo quer¨ªa que se leyeran porque ya las hab¨ªa respondido en el sumario. Pero nadie recordaba el n¨²mero del folio donde estaban, y el ex ministro, generoso, se brind¨®. "Puedo responder ahora, si el presidente piensa que puede servir para un mejor funcionamiento de la sala".

En una trastada jugada por el subconsciente, Barrionuevo llam¨® se?or¨ªa a Salas. "Perdone, se?or letrado, espero que no le moleste", dijo riendo. Salas dijo que no y todos rieron. Menos los acusadores, que ven transcurrir el tiempo sin lograr nada. Ya se habl¨® de su desesperanza, pero tambi¨¦n hay que citar la lentitud con que hacen transcurrir los interrogatorios. Tanto, que hay que dar la raz¨®n al presidente cuando dijo: "Se?or letrado, pregunte usted; y no nos cuente una historia antes de hacerlo otra en medio y otra despu¨¦s".